La última cita de Hugh Jackman con Lobezno se convierte en una pieza única dentro del género de superhéroes. Es cruda, sangrienta y visceral. Es el homenaje que necesitaba tanto Jackman en su despedida como el propio mutante tras sus decepcionantes películas en solitario.
Hugh Jackman se enfrenta al fin de su Lobezno. Lo hace con una película dura y decadente, pero a su vez la cinta que necesitaba el personaje para salir de su encasillamiento edulcorado, popular y, sobre todo, comercial. Logan es salvaje y cruda. Es el punto y final perfecto para el mutante de adamantium en la piel del actor australiano.
James Mangold construye una aventura seca en la que mezcla diferentes géneros en la que puede ser una de las mejores cintas de superhéroes de la historia. Es cierto que Jackman ha resultado ser un magnífico Lobezno, pero no hay que olvidar que Bryan Singer, director casado prácticamente con los mutantes, fue muy criticado por la elección del australiano. El mutante en los cómics es un ser pequeño y encorvado, algo que de ninguna manera corresponde al imponente físico del actor (que ha ido ganando músculo película tras película).
En cualquier caso, Jackman se ha hecho con el personaje y será muy difícil adaptarse a otro actor si finalmente vuelve a aparecer en la gran pantalla. No se puede decir lo mismo de las adaptaciones en solitario de Lobezno. Después de presenciar Logan es muy complicado intentar averiguar por qué tuvieron que existir X-Men Orígenes y Lobezno inmortal. Un consejo: lo mejor es olvidar que existen.
En Logan, Lobezno es un mutante enfermo y alcohólico que pasa su vida haciendo de chófer de limusina, alejado del mundanal ruido de cuando los X-Men estaban en su cima. De hecho, el futuro, año 2029, está ausente de mutantes, los pocos que quedan viven escondidos, como nuestros protagonistas. Logan tiene a su cuidado a un nonagenario Charles Xavier (brutal Patrick Stewart), también muy distinto a lo que hemos visto en las anteriores películas. Apenas queda nada del Profesor X en su mente atormentada y enferma.
El retiro de ambos finaliza cuando en sus vidas aparece Laura, una joven mutante con poderes muy similares a los del propio Lobezno. La niña pone patas arriba, más aún, la vida oculta y destructiva de Logan y Xavier y forzará a ambos a volver a una última aventura más personal que nunca y mucho más complicada.
Mitad road movie, mitad western caduco, Logan se mueve en un territorio inexplorado en las anteriores cintas, sangriento, bestia…, reflejando el carácter desatado del propio mutante de adamantium, un metal tan sumamente poderoso que se ha convertido en los años en parte esencial de su historia.
En definitiva, Logan se convierte en pura atracción. La película es una obra de arte, no solo para los amantes de los cómics o del universo X-Men, sino que la trama se aleja de la dulzura infantil del género y desgarra el alma del espectador. Incluso sobrevive por sí sola a la falta de fuerza en los villanos y contiene referencias y sorpresas que los fans agradecerán sin duda. No perdáis hilo de todo lo que sucede en el hotel del casino. Imprescindible.