Little King’s Story – Análisis PC

Escribir el análisis de Little King’s Story ha sido un dolor de cabeza y no por culpa de su contenido en sí mismo. El problema es que, si bien lo que ofrece (y ofrecía hace ya siete años) es bueno, lo cierto es que la adaptación a PC está sencillamente rota.

Para el que no sepa de qué va la cosa, Little King’s Story es un juego de estrategia que salió por el 2009 en la Wii con un estilo de diseño simpático y acorde a los estandartes que presentaba esa consola. El juego fue bastante bien recibido tanto por críticos como por usuarios y con razón. De hecho, si dispones de esa versión o está a tu alcance te recomiendo encarecidamente que la juegues -o rejuegues- en vez de adquirir la versión para ordenadores de mesa.

[divider]Estrategia, humor, reino…[/divider]

En Little King’s Story eres un niño que, por azares del destino, acaba siendo rey de un pequeño poblado. A partir de ahí es tu labor llevar por buen camino la administración de la economía y el trabajo de tus ciudadanos, con la ayuda de tus ministros, claro. Estos son tres consejeros a los que podrás acudir y que llevan a cabo distintas funciones como el guardar la partida o adquirir nuevos edificios.

Lo cierto es que, aunque sea un juego de estrategia, no está planteado de forma que requiera comerse mucho la cabeza. A diferencia de otras obras del género, esta no está orientada como un complejo desafío sino más bien destinado a ofrecer diversión. Así, los objetivos son más un medio con el que entretener al jugador.

La principal gracia está en que aquí no eres un sujeto pasivo, sino que es tu deber ocuparte de conseguir recolectar recursos para seguir aumentando tu reino. Así, en un sistema que resulta similar en apariencia al Pikmin, el rey se acerca a los ciudadanos y los invita (tampoco es que tengan otra opción) a unirse a su equipo, tras lo cual puede cambiarlos a algunas de las profesiones ya desbloqueadas.

Estos realizan distintas funciones (los granjeros cavan hoyos muy rápidos, los soldados no pueden cavar pero son muy buenos luchando…) por lo que tendrás que saber qué quieres hacer para elegir que clase de acompañantes requerirás.

Así, la mecánica del juego es ir con tu grupo recorriendo el pequeño pueblo que regentas cavando hoyos allá donde se te indiques que puedas para obtener tesoros o enfrentándote a enemigos con forma de rábano que aparecen casualmente mientras recoletas rábanos. Todo ello para obtener las suficientes monedas como para obtener mejoras de todo tipo, tanto edificios como las destinadas al «Plan del Reino«.

Todo ello aderezado con altas cuotas de humor -si habéis visto las imágenes que acompañan al análisis, ya lo habréis intuido- que, la verdad, me hacen preguntarme cómo serían los diálogos en el inglés original y hasta que punto fue libre la adaptación al español. Pero lo cierto es que, por locura o genialidad, la versión en nuestro idioma llega a sorprender por la gran cantidad de bromas y referencias humorísticas que posee y que resultan muy divertidas.

Me gustaría seguir alabando el juego, porque tiene muchas cosas buenas que mencionar, pero no va a poder ser.

[divider]… nada de eso importa si el juego está roto[/divider]

Lo cierto es que todo eso está muy bien y en su conjunto crean un juego notable… o al menos seguramente lo harían en su plataforma original, la Wii. Ojalá fuese así también en la versión para ordenadores, sin embargo nada más lejos de la realidad.

La cosa no pintaba muy bien desde el momento en el que, al iniciar el juego, se te ofrece personalizar los gráficos y se te deja elegir entre 30fps y 60fps… advirtiéndote de que esto último no es recomendable. Lo probé en primera instancia y efectivamente no es recomendable, porque los 60fps se convierten en seis con una facilidad pasmosa. No es para tanto, dirán algunos no sin razón, hay muchos juegos que funcionan a 30fps y no llega a ser un problema. Y es cierto, pero es que los 60fps fallidos son el menor de sus problemas.

Si decides hacer caso al amigable consejo que se te ofrece y elijes jugarlo a 30fps, tampoco vas a encontrarte con un portento de la estabilidad. Jugándolo con un PC más que decente (mucho más desde luego de lo que podría requerir un juego tan antiguo) los frames por segundo bailaban constantemente entre los 18 y los 30, una diferencia que resultaba considerable para mis pobres ojos. Claro que solo bailaban así cuando el juego funcionaba, que esa es otra.

No fue raro a lo largo de mi partida que en varias ocasiones, sin motivo aparente, el juego se trabase y no me quedase otra que cerrarlo y volverlo a abrir, con la correspondiente pérdida del avance desde el último guardado. La guinda del pastel fueron los momentos en los que el personaje pasó a caminar a la mitad de la velocidad normal, lo que en un juego como este resultaba una frustración capaz de sacarte del mismo.

El detalle final para poder catalogar esta adaptación como indudablemente pésima es la horrible implementación de los controles al ratón y teclado. Desde el primer momento queda claro que no ha sido muy brillante, más que nada porque en el momento en el que has de escribir tu nombre el juego te obliga a realizar algo tan absurdo como ir pulsando manualmente con el ratón cada una de las teclas en la pantalla teniendo un teclado delante.

Esto se acentúa en algunas mecánicas del juego que se realizarían perfectamente con el mando de Wii pero que resultan totalmente ortopédicas con ratón y teclado, resultando una incomodidad más con la que lidiar en un juego que debería ser accesible y sencillo.

Por todos estos motivos, se hace absurdo enumerar las virtudes que posee el juego, porque quedan todas aplastadas por una de esas adaptaciones tan pésimas que son capaces de echar por tierra todo lo que hacía el original. Dicho de forma clara: me es imposible recomendar este juego en su versión para PC.