Las malas impresiones se han hecho realidad. Legión ha terminado sucumbiendo a sus pretenciosas motivaciones y está componiendo un final de temporada alejado de la calidad de sus cuatro primeros capítulos.
Llamar a Legión obra maestra por su inicio quizá era exagerar algo más de lo debido. La serie caminaba con buen ritmo. Iba directa hacia algo similar a la excelencia. Magnífico, diremos. Todo marchaba tan a pedir de boca que la emisión del quinto supuso un duro golpe. Legión 1×06, el sexto episodio, no ha hecho más que refrendar que estamos ante la serie que se puede convertir en la mayor decepción del año.
Legión nos ha acostumbrado a que en cada capítulo la trama avanzara. Lo hacía de forma peculiar dado el carácter de su protagonista, pero en todos ellos se conocían detalles nuevos. En cambio, en el sexto episodio el argumento acaba enganchándose en un filo hilo que termina por romperse.
La situación quedaba más que difusa al finalizar el episodio anterior. Los protagonistas, sobre todo David y Syd, se encontraban en un momento delicado del que el hijo de Charles Xavier intentó abstraerse como buenamente pudo. Es cierto que a base de dejar al espectador con una creciente sensación de tomadura de pelo.
Legión 1×06 comienza tal y nos dejó el quinto. Los protagonistas parecen estar en una especie de sueño o realidad alternativa de la que no saben o quieren salir. David crea una ilusión para protegerse del delicado momento que atraviesa en la realidad y se lleva consigo a todos sus amigos. Pero también arrastra sin poder evitarlo a sus enemigos.
Aubrey Plaza, lo único que sobresale de Legión 1×06
Dentro de la mente del mutante se desencadenan momentos delirantes. Todos los personajes parecen inmersos en sus recuerdos y se niegan a ver más allá. Incluso David, dominado, se encuentra cómodo en su papel de ignorancia y supuesta felicidad. La única que se da cuenta de la extraña situación es Syd, pero David intenta convencerla de que allí no ocurre nada.
Afortunadamente, Legión continúa regalándonos planos prodigiosos y escenas asombrosas. No es la primera vez que sucede en la serie, pero el capítulo seis nos brinda un magnífico número musical. Aubrey Plaza recorre los recuerdos más traumáticos de David en un coreografía espectacular que rememora las míticas cabeceras de películas como las de James Bond.
En realidad, el capítulo al completo es un festival de Plaza. Gobierna y muestra todo lo que desea durante el metraje del mismo. La actriz sale de su registro habitual para regalarnos momentos impactantes en Legión. Aunque tristemente no es suficiente para levantar el capítulo. Es puro fuego de artificio para tapar lo que en realidad ocurre durante el episodio: nada.
Salvo Lenny, el personaje de Plaza, el resto no tiene ningún valor dentro del capítulo. Aparecen retazos del pasado de cada uno de manera circunstancial, pero no ocurre nada que otorgue un valor trascendental a la historia. Lo medianamente provechoso del episodio ya se había adelantado en el anterior. Legión ha terminado por estrellarse ante sus grandilocuentes pretensiones. Habrá que mantener la ilusión por los dos episodios que faltan por emitirse.