LA Cops se presenta como un tactical shooter de vista isométrica en el que controlaremos a dos policías para luchar contra todas las bandas de maleantes de la ciudad. El primer vistazo al concepto audiovisual es más que bueno, con unos gráficos minimalistas y sententeros y una música rockera muy bien elegida. Pero justo ahí es donde te clavan el primer navajazo en el mismo centro de la espalda. Si habéis visto el juego en Steam os podrá parecer exagerado lo que os digo, pero no perdáis detalle de lo que os voy a contar sobre el juego, porque vais a flipar.
Palabra.
Aprovecho esta expresión tan policíaca porque te viene a la cabeza más de una vez durante los primeros minutos reales del juego. Y sí, he dicho reales, que una cosa es lo bonito que te lo pintan en el breve tutorial y otra muy diferente lo que te encuentras al empezar la primera misión.
Aquí no hay modos de juego ni demasiadas opciones a la vista, sólo puedes jugar al primer nivel y rapidito, que no tenemos todo el día. Una vez elegida la misión que vamos a jugar, pasamos a la pantalla de elección de personajes. Que tú la ves y te alegras, dices: «Hombre, seis policías diferentes, cada uno con sus propias características, pues me lo puedo pasar bien probando diferentes parejas».
Pues no. Da igual a quien elijas. La «historia», entre dos comillas del tamaño del Empire State Building, va a ser siempre la misma. Si a esos gags de apenas un minuto se les puede llamar historia, porque son chistecillos como los míos, justos de gracia.
Y lo que vas a sufrir a partir de ahora tampoco tiene nada que ver con elegir a la chica, al chino o al calvo, porque con cualquiera de ellos te vas a llevar un saco de balas en el pecho. Pero eso es porque lo has probado en el nivel más alto de dificultad, seguro que si juego en normal será más divertido.
Pues tampoco. Los malos te van a ver sí o sí y te van a fulminar en décimas de segundo. Cuestión de paciencia hombre, al terminar una misión recibirás puntos de experiencia para mejorar a tus queridos agentes del orden.
Lo malo es que vas a necesitar pasarte entre 30 y 40 misiones para poner a tope a uno de los policías, el doble para hacerlo con los dos, evidentemente. No perdáis el tiempo en hacerlo con ningún otro, porque al final todos hacen lo mismo: morir como pececillos fuera del agua.
Por mucho que mejoren los personajes, los malos son supervillanos con una puntería perfecta y un sexto sentido que les dice exactamente en que punto exacto de la pantalla estás. Son capaces de llegar corriendo a ciegas hasta la habitación en la que te escondes y ponerte una bala entre las cejas al primer disparo. Y tú te mueres antes de saber si tienes el ratón en la mano o no.
No voy a decir que no sean originales y que el look setentero le siente de maravilla al concepto del juego, pero una cosa es el minimalismo y otra la ley del mínimo esfuerzo. Más que nada porque da igual que te enfrentes a la mafia italiana que a una banda hawaiana, todos visten igual y tienen la misma forma.
Y pasa exactamente lo mismo que con la música. La primera vez que la oyes mueves la cabeza asintiendo al ritmo de un buen tema rockero, pero mientras estés intentando superar una misión seguirás oyendo sin descanso la misma canción. Y te vas a cansar. Y luego la vas a quitar. Pero con los gráficos no puedes hacerlo y no te queda más remedio que ver a los mismos tres tíos una y otra vez.
Al menos el juego va fluido y no tiene ningún bug importante que no te deje jugar, aunque quizás sería mejor que lo tuviera y pudieras dejarlo a un lado, suplicando a todos los dioses que nadie saque un parche para solucionarlo. Pero pensándolo bien, todo el desarrollo del juego es un fallo en si mismo, empezando por una jugabilidad repetitiva hasta la saciedad y acabando por un sistema de control defectuoso e incómodo.
Porque lo de ser un juego táctico es como para tirarle calcetines sudados a quien lo diga. A no ser que por táctica entendamos sacar la puntita de la pistola desde detrás de una puerta y esperar a que el malo de turno pase por delante y le matemos, rezando para que los otros no se enteren. O quizás a mandar a nuestro compañero a una habitación con tres tíos armados con escopetas que lo van a liquidar antes de que nosotros podamos entrar por la otra puerta.
A mí la única técnica que me ha funcionado ha sido mover el ratón por la pantalla hasta ver que el cursor cambia de color y entonces disparar, pero no porque puedas ver que en esa dirección hay un enemigo. Que eso es algo para discutir a parte, cómo vas a hacer una aproximación táctica o plantear la más mínima estrategia si no puedes ver lo que pasa a diez pasos de tu personaje.
Sólo puedes saber a cuantos malos te enfrentas a base de ir avanzando a lo loco e ir muriendo. Pero no penséis que por tener localizados a los pistoleros os vais a librar de sus reflejos y su puntería, porque además se mueven de forma aleatoria y a veces van a oír como se abren las puertas y a veces no. Una auténtica locura de juego, pero en la más despectiva de las interpretaciones.
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