KLAUS ha llegado para quedarse. Empezó como un juego para móviles allá en 2012, y al ganar el premio de «Square Enix Latin America Contest 2012», el estudio de La Cosa Entertainment decidió ampliar fronteras y ofrecer el juego en plataformas como Playstation Network. Y la verdad que el salto no le ha sentado nada mal.
KLAUS es un juego plataformas en dos dimensiones que, la verdad, resulta muy entretenido. El personaje se mueve por una serie de escenarios diferentes (sótanos, tuberías, un mundo virtual etc.) todos ellos representados de un color y de una manera muy original. Cada nivel consta de unos cinco episodios más o menos, y contando que hay seis niveles, estaríamos hablando de completar alrededor de 30 episodios. Todo ello englobaría una duración de unas 10-12 horas, aproximadamente.
En la aventura encarnamos a un personaje (cuando esta empieza pone KLAUS en su brazo, aunque no sabemos si se llama así realmente) que no habla: únicamente balbucea, pero se puede leer lo que quiere decir mediante diálogos que se plasman en la pantalla. El sonido que encarna el personaje se escucha a través del micrófono del mando de PS4, lo que resulta algo muy novedoso y atractivo. Además, las escenas de diálogo son de lo más graciosas: las líneas de diálogo tienen mucha chispa e incluso se comunican con el jugador, rompiendo (aunque no de manera muy exagerada) la cuarta pared con frases como «¡Eh, jugador!» o «Tú que estás manejándome».
Y es aquí precisamente donde radica la magia de KLAUS: en su innovación. Aparte de por el apartado sonoro, el juego hace un buen uso del TouchPad, ese elemento del mando de PS4 que parecía estar condenado al olvido sin ni siquiera haberse podido utilizar previamente. En este título, el Pad será utilizado para mover plataformas donde deberemos de saltar. También nos permitirá abrir puertas, empujar llaves, etc. y no se usará de manera testimonial: estará presente en todos los niveles.
Otro de los elementos innovadores es la incursión de un segundo personaje, llamado K1, a partir del segundo nivel. Un personaje parecido a nosotros pero más alto, brutote y que habla como si de un Neanderthal se tratase al cual se le acaba cogiendo un cariño especial. Parece una perogrullada, pero el tener que alternar entre ambos personajes para «sacarse las castañas del fuego» el uno al otro es una experiencia más que llamativa. Las habilidades de uno no las tendrá el otro y viceversa: algunas veces, deberán combinar ambas para llegar a su destino sanos y salvos. También puede llegar a ser un problema, ya que si muere uno hay que avanzar con él desde el último punto de control, por lo que también es un plus de dificultad.
También el diseño de niveles hace delicias en este juego. A pesar de ser un género muy explotado y con grandes referentes cada nivel ofrece algo nuevo que el anterior no tenía y que obligará al jugador a utilizar su ingenio. Desde nuevas formas de caer eliminados como cuchillas, juegos gravitatorios etc, pasando por la pantalla que se desplaza y que si «te coge», pierdes, o la aparición de clones del protagonista que tratarán de eliminarle.
Sin embargo, en esta virtud también reside uno de sus defectos. Por desgracia, las plataformas están más que explotadas y, aunque cada nivel ofrezca algo nuevo respecto al anterior, no deja de ser algo ya visto. Innova en términos de jugabilidad, pero no en contenido. Que la pantalla se mueva constantemente es algo que se ha podido ver ya, al igual que los clones que simulan a los Goomba del fontanero más famoso de los videojuegos.
Otra cosa que tampoco ha explotado el juego ha sido la historia. Sin entrar en posibles spoilers, el protagonista se levanta en un sitio que desconoce con una palabra en el brazo: KLAUS. Tratará de escapar de ese sitio y dar una explicación al por qué se encuentra ahí. Sin embargo, al no haber diálogo, interacción o secuencias de vídeo apenas demostramos interés por la narrativa del juego. Es por ello que el título llega a hacerse en ciertos momentos largo (que no monótono) y el jugador desea que llegue el siguiente nivel para averiguar si pasa algo que se salga de la normalidad.
Sí que es verdad que es posible cierto «plus» de narratividad, y es encontrando una serie de círculos rojos y azules que nos sumergirán en unos «mini» niveles, y que al lograr superar los seis de cada episodio, nos evocará a un momento anterior al inicio del juego para explicar la historia por la que pasa nuestro personaje. Estos círculos se llaman memorias y son fáciles de encontrar, puesto que la ruta principal está muy bien definida.
Es por ello remarcable que las memorias son uno de los pocos elementos que el juego ofrece aparte de la linealidad de la aventura. No hay coleccionables, no hay rutas alternativas, nada. Únicamente dichos recuerdos son la vía de escape del sistema lineal del juego. Y es que, aparte, el título no cuenta con una gran rejugabilidad: únicamente se desbloquea un Modo Arcade al acabar el juego para batir al reloj o conseguir las piezas de memoria no conseguidas en algún nivel. Pero ya está. Este modo es el único aliciente para jugar otra vez.
KLAUS es un buen juego de puzzles que mama directamente de grandes títulos como Mario o Braid. Su originalidad, su inclusión de algo nuevo a nivel jugable y su diseño lo hacen un gran atractivo para los amantes del género, pero su carencia narrativa seguramente pasará factura a los que no sean tan asiduos a dichos juegos.