Si os pregunto nombres de parodias de las películas típicas de espías y agentes secretos, seguro que se os ocurren unas cuantas: Austin Powers, Top Secret, las míticas de Leslie Nielsen…¿Parece algo muy visto en el cine, verdad? Partiendo de esa premisa, puede que Kingsman: Servicio Secreto no os llame la atención y os de pereza ir a ver una parodia más del género, pero dejadme deciros que os llevaréis una sorpresa. La película dirigida por Matthew Vaughn es un soplo de aire fresco que os divertirá desde el principio hasta el final. Vamos, que cumple el objetivo que deberían cumplir todas las películas: acción y diversión durante las dos horas de duración, junto a unos personajes muy carismáticos.
El director ya es conocido por su trabajo en X-Men: Días del futuro pasado y sobre todo en Kick-Ass, la película que más se parece en esencia a Kingsman de toda su filmografía. Y es que las dos están basadas en un cómic y tienen ese toque gamberro, mezclando acción, alguna situación dramática y sobre todo humor, junto a unos personajes bastante normales en apariencia con los que podemos incluso identificarnos. He de decir que no he leído el cómic, así que no puedo criticar el nivel de fidelidad de la película.
No quiero desvelar mucho sobre la trama, pero Kingsman parte de la necesidad de Harry Hart, un agente secreto perteneciente a los Kingsman e interpretado magistralmente por Colin Firth, de buscar un joven candidato que tendrá que pasar una serie de pruebas para unirse a sus filas. Así se topará con Eggsy, un chaval de los bajos fondos de Londres que vive con su madre y su padrastro maltratador, sin trabajo y sin estudios. Vaya, un nini de toda la vida, aunque al pobre la suerte no le haya acompañado nunca. Este personaje está interpetado por Taron Egerton en su primer papel como protagonista de una película de esta magnitud, cosa que no representa ningún handicap, ya que se desenvuelve tan bien como cualquier estrella hollywoodiense lo haría. A pesar de su juventud, su carisma y su desparpajo hacen que se ponga al nivel de veteranos como Colin Firth.
Y hablando de este, a muchos les sorprenderá su actuación, ya que somos unos cuantos los que no le veíamos protagonizando una película de este tipo después de verle como el típico caballero inglés del que se enamoran todas las protagonistas de comedias románticas. Ojo, que en esta película también es todo un gentleman, pero reparte hostias como panes. Y encima el propio actor grabó la gran mayoría de escenas de acción, así que no es ninguna tontería. Sin duda, una gran sorpresa la de estos dos actores, uno por destacar siendo tan desconocido y otro por atreverse a realizar un papel tan diferente y que el resultado haya sido tan bueno.
¿Y qué decir del villano? Tal vez sea un papel un poco más flojo, ya que este sí que es un poco típico, pero ver actuar a Samuel L. Jackson, y encima ceceando, merece totalmente la pena. Su plan no es lo más original del mundo, pero ver como todo se desenvuelve es bastante entretenido. El resto de actores secundarios, como Michael Caine o Mark Strong, tampoco tienen ninguna pega, todos hacen su aportación a la historia y ninguno sobra como personaje ni lo hace mal como actor, incluidos los jóvenes, más desconocidos. Y hay que hacer una mención especial al mini papel de Mark Hamill, el mítico Luke Skywalker.
El apartado técnico también es destacable. La forma en la que las peleas están rodadas y el uso de las cámaras y los distintos planos es bastante original, distanciándose de los típicos combates de películas de acción en los que no sabes qué leches está pasando. Esto sumado a las distintas armas que poseen los protagonistas, bastante originales también, hacen que durante estas escenas disfrutemos como críos. Hay que decir que la película es bastante violenta, así que aquellos que lo pasen mal viendo sangre y golpes que se abstengan de verla, porque en alguna escena lo pasarán un poco mal. Vamos, no es gore ni nada exagerado, pero digamos que está en la línea de lo que podría hacer Tarantino en películas como Kill Bill.
Kingsman no es una película para llorar de la risa, pero no aburre ni un solo minuto. La acción está muy bien llevada, con momentos más serios, otros más tensos y otros bastante graciosos. No digo nada, pero la escena de la iglesia es una de las mayores genialidades que se han rodado en los últimos años, acordaos de lo que os digo cuando la veáis. Los más cinéfilos se lo pasarán bien fijándose en las distintas referencias y homenajes que se realizan a otras películas, como a las sagas de James Bond y Bourne e incluso a Pulp Fiction y El Resplandor. Y los que simplemente quieran disfrutar con una buena película, que las dos horas se les pasen volando y sentir que ha valido la pena pagar la entrada, esta es su película. Por cierto, mejora totalmente en versión original, por si dudáis entre verla así o doblada al castellano.