¿Ha perdido Kanye West la cordura? ¿Se puede perder algo que nunca se ha tenido? ¿Tan barata está la hierba en Estados Unidos? Esas son las grandes preguntas –lamentablemente, sin respuesta- que causa la presentación de su “gran” obra: Only One: the Game.
Para el que no sepa quién es Kanye West, os ponemos al día: se trata de un rapero, marido de Kim Kardashian y famoso por las numerosas controversias que provoca allí por donde pasa, como su interrupción en el discurso de un Grammy para gritar que se lo merecía Beyoncé, la “aparición” de Jesucristo en sus conciertos (debía ser el rapero más malote de los guetos de Jerusalén) y su autoproclamación como mejor cantante de rock del mundo, poniendo como prueba esta “maravillosa” interpretación de Bohemian Rhapsody. Bravo.
Ahora que estáis puestos en situación, volvamos al videojuego en sí. Y es que no tiene desperdicio, pues en los 43 segundos que dura el teaser, este te hace soñar con un mundo idílico de ilusiones y esperanzas a la vez que te hace reflexionar sobre la decadencia de la sociedad postmoderna. Vale, no.
La verdad es que en el tráiler sale la madre del rapero volando sobre un pegaso hasta el cielo, donde obtiene sus propias alas y echa a volar hacia una gran luz, cual polilla silvestre. ¿Qué cojones…?
Aunque resulte sorprendente, existen antecedentes de “intromisión” de raperos en el mundillo del videojuego. Y no, no hablamos de la aparición de Eminem y Snoop Dogg en el anuncio de juegos y expansiones de Call Of Duty, sino del fantástico e incomprendido Shaq Fu, protagonizado por Shaquille O’Neal. Vale, Shaquille O’Neal es famoso en su faceta como jugador de baloncesto, pero sacó un disco de rap, así que técnicamente es un rapero. Más o menos…