Japón celebrará los próximos Juegos Olímpicos de verano, los que tocan allá por el 2020, y parece que se han tomado en serio eso de llevar su cultura gamer y manga/anime al resto del mundo. Si no, preguntadle al primer ministro japonés, que ha decidido hacer una curiosa entrada en los Juegos Olímpicos de Río para recoger el testigo y llevárselo de vuelta a su país.
Fue ayer, durante la ceremonia de clausura del cuestionado evento, donde un más que interesante vídeo de presentación para promocionar a los organizadores de los próximos. En él pudimos ver a figuras del deporta japonés, y no solamente de carne y hueso, sino también de bits y anime, además de un sinfín de referencias a la cultura japonesa. Al menos la bonita, vaya.
Japanese Prime Minister Shinzo Abe at #ClosingCeremony as Super Mario to let you know that #Tokyo2020 will be lit. pic.twitter.com/gtXg0BtiI0
— Hardys Closet® (@HardysCloset) 22 de agosto de 2016
Y es que parece que eso de que Mario y Sonic protagonicen uno de los juegos más «emblemáticos» de los Juegos Olímpicos cada vez que se celebran, tiene algún tipo de repercusión, y, aunque no hemos visto rastro alguno del erizo azul de SEGA, sí que hemos podido ver a otros personajes del mundo de los videojuegos como si de un Rompe Ralph, versión olimpiadas, se tratase.
Pac-man, Hello Kitty, Doraemon o Captain Tsubasa (Oliver Atom y Campeones en España) son algunos de los protagonistas del vídeo y, cómo no, Mario también, aunque en una forma a la que no estamos acostumbrados a ver.
Se trata de una caracterización del primer ministro japonés, Shinzo Abe que viendo que no le da tiempo a llegar a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Río, decide atravesar la tierra usando las tuberías de Mario. Para ello, se disfraza de él y le pide a Doraemon que se saque una de ellas de su bolsillo mágico y, segundos después, aparece en Brasil.
No digo que no sea friki, porque lo es, pero no dejo de intentar imaginarme qué habría hecho Mariano Rajoy (o el presidente que tocase, pero con él hace más gracia), si las olimpiadas hubiesen sido en Madrid. ¿Se habría disfrazado de Superlópez o de Mortadelo? Siempre nos quedará esa duda, culpables… siempre.