Todos sabemos que las series terminan y esas cosas, sin embargo, como con las bolsas de lacasitos, cuando empezamos a ver el final, nos recorre un escalofrío bastante chungo por el cuerpo. Y si en vez de lacasitos hablamos de Juego de Tronos, la cosa aún se pone más chunga.
Pero así es como tiene que ser, o al menos es lo que afirma Casey Bloys, el presidente de la HBO, que en un evento con periodistas en Beverly Hills ayer mismo dio el «bombazo», afirmando que, si por él fuese la serie sería eterna. Qué listo.
Sin embargo, y pese a lo que los grandes magnates y gente de pasta quieran hacer, a la serie le quedan solamente 13 episodios, es decir, menos de una temporada y media de las actuales.
Ya sabemos que la séptima, que llegará en esta ocasión más hacia verano que hacia primavera, tendrá solamente siete de esos capítulos, por lo que deducimos pues que la octava, que será la última, también será corta y que contará únicamente con seis episodios más.
De esta forma, parece que los guionistas tienen un plan bastante cerrado acerca de cómo van a cerrar todas las tramas que hemos visto en la serie, de las cuales algunas distan mucho a las de los libros. Y me da a mi que van a volver a hacer uso del teletransporte que «usó» Varis en el capítulo diez de la sexta temporada para ir de isla en isla y acabo en un barco porque me toca.
Sinceramente, me parecen pocas horas para acabar todo lo que hay por ver aún, ya que a las tramas actuales hay que sumarle el avance de los no muertos, que son como el coco, son los malos y casi nadie les ha visto.
Veremos a ver cómo acaba todo esto. Mientras, solo nos queda esperar.