Cuando uno empieza a ver Juego de Tronos 7×03 lo hace con mucho interés. Por fin Jon y Daenerys se cruzan y se ven las caras. Sin embargo, conforme pasan los minutos el ritmo decae. Las conversaciones poco interesantes y escenas lejanas nos dejan un tramo bastante flojo.
Por suerte, el capítulo sabe resarcirse de sus cenizas y nos brinda uno de los mejores finales de todas las temporadas. Cambios de ritmo, batallas en segundo planto y, por fin, una Olenna que merece la pena escuchar de principio a fin.
Si lo que queda de serie es así, vamos a sufrir hasta el final.
Juego de Tronos 7×03 sabe por dónde empezar. Como dijimos la semana pasada, los acontecimientos han cambiado de escala. Hemos pasado del momento a momento de los primeros pasos a centrarnos en aquellos puntos claves de la historia mientras dejamos de lado los viajes.
Sabiendo esto y sabiendo lo que pide la gente, el capítulo nos ofrece desde el principio la esperada reunión entre los dos monarcas. Y la verdad es que va tal y como uno habría podido pensar en su momento.
Los reyes son reyes por algo. No van a inclinarse el uno frente al otro fácilmente. Y este juego de orgullos y de creencias es lo que hace que todo sea siempre tan difícil. Con esto en mente era muy difícil pensar que los dos personajes podrían llegar a un acuerdo pronto. Evidentemente, no ha sido así. Pero sí que es cierto que el camino que se ha empezado a crear con ellos es interesante.
Lo que hemos visto entre Daenerys y Jon no ha sido un trámite. Ha sido interesante de ver. Podríamos decir que hasta excitante. Las conversaciones entre los dos reyes, los consejeros y los asistentes ha sido uno de los mejores momentos de la temporada. Hacía tiempo que no veíamos frases tan afiladas como las de hoy. Justo de eso hablábamos la semana pasada.
Así que, más allá del resultado de este encuentro, tengo que admitir que ha sido una gozada disfrutar de él. Ahora a ver cómo se desenvuelven en esta salsa estos dos chicos. Porque, dad por sentado que aquí no ha acabado la cosa.
Como era también de esperar, Melissandre no ha estado presente en la reunión. Su relación con Jon, y sobre todo con Davos, no es precisamente la mejor. Pero, como ella misma dice, ya ha cumplido su misión. Y aquí es donde quiero hacer hincapié. Según sus propias palabras, ella ha conseguido reunir el hielo y el fuego. Literalmente esos dos elementos.
Quizás en la serie pase un poco por alto. Pero si eres seguidor de los libros o te has interesado por ellos en algún momento, sabrás que la saga no se llama Juego de Tronos. La saga se llama Canción de Hielo y Fuego. Y ya ha salido referenciada en un par de ocasiones en ellos.
Muchas son las especulaciones que hay al respecto este punto. Desde luego, una de ellas es que Jon representa el hielo del norte y Daenerys el fuego de los dragones. Sin embargo hay muchas más. Y no sería la primera vez que Melissandre se equivoca
Una de las más fuertes es que el único que encarna ambos elementos es Jon Nieve. O Jon Targaryen. Su origen es más que evidente a estas alturas de la vida. Ya lo vimos con Bran… o al menos casi lo vimos. Lo más seguro es que sea hijo de una Stark, Lianna, y un Targaryen, Rhaegar. Si esto es así, él mismo es mitad fuego de dragón y mital hielo del norte. Por todo ello ¿qué representa Daenerys en todo esto?
Esta parte de las teorías se cruza frontalmente con otra. La que dice que el dragón tiene tres cabezas. Esta referencia a los tres dragones de Daenerys, también da la sensación de que va un poco más allá.
Si nos centramos en ella, es evidente que Daenerys es la primera de esas cabezas. Si el origen de Jon Nieve es el que creemos, debería de ser la segunda. Pero ¿y la tercera? Podría ser cualquiera. Pero si debe de ser un Targaryen las cosas son un poco más difíciles.
En los libros hay un tercer Targaryen que ya descartamos completamente aquí. Esto puede significa que tienen rumbos distintos o que no es tan importante como parece. En el caso que nos ocupa, la serie, muchos quieren o sueñan con que Tyrion sea el tercer miembro de esta familia. Y hay muchos elementos que van a su favor.
En primer lugar, Tywin, su padre, siempre reniega de él. Lo odia, supuestamente por haber matado a su madre. Pero puede que su origen sea similar al de Jon. Es más, en su lecho de muerte, podría haberle hecho prometer a Tywin que lo cuidase como un hijo. Y él hizo lo que pudo.
También se suma el hecho de que los dragones no le atacan cuando van a verle. En la serie se medio camufla con el hecho de que saben que no va a hacerles daño. Pero ¿y si es porque reconocen la sangra de Daenerys en él? ¿Y si, al igual que creemos, es hermano de Jon y de Dany?
En este caso tendríamos las tres cabezas del dragón por un lado, y al hielo y el fuego reunidos bajo una misma bandera. La pregunta ahora es simple. ¿Es realmente así? Y en caso de serlo ¿será suficiente para enfrentarse a Cersei y al Rey de la Noche?
Uno de los elementos que caracterizan a la serie es lo que su propio nombre indica: el juego de tronos. Desde el principio de la serie hemos visto conspiraciones para acceder al poder. Y fruto de ello hemos visto muchos reyes en el Trono de Hierro. Robert Baratheon. Jeoffrey Baratheon. Tommen Baratheon. Y, por supuesto, Cersei Lannister. La reina.
También hemos visto muchos reyes. Sin ir más lejos, la segunda temporada iba sobre la batalla de los cinco autoproclamados. Rob Stark, el rey en el norte, Stannis Baratheon, en Rocadragón, Renly Baratheon, en Bastión de Tormentas, Jeoffrey Baratheon, supuestamente el legítimo rey, y Balon Greyjoy, en las islas del hierro.
Curiosamente, el juego de tronos acabó con todos ellos y ahora mismo los aspirantes al mismo son tres que no aparecieron en esa lista. Jon Nieve, Daenerys Targaryen y Cersei Lannister. De hecho, casi que podríamos quitar a Jon de la ecuación porque no busca hacerse con Poniente.
Pero para llegar a esto, hemos pasado por una sequía de estrategias enorme. La trama del gorrión supremo y la parte de la lucha entre Cersei y Margaery decayó muchísimo. Sus cruces no fueron, ni de lejos, lo que cabrían esperar. Y los últimos episodios nos brindaron unos movimientos demasiado simples y aburridos.
Sin embargo, Juego de Tronos 7×03 ha conseguido remontar esto. Nos ha dejado con la boca abierta con las estrategias, tanto de un bando como de otro. Todos han mejorado. Todos han aprendido. Pero no puede haber dos ganadores. Y por el momento, Cersei toma la delantera.
Daenerys está viendo cómo sus esperanzadora llegada a Poniente ha ido perdiendo fuerza poco a poco. Primero Ellaria Arena. Gracias a Euron Greyjoy la reina ha conseguido vengarse de aquella que mató a su hija. Y lo ha hecho de una forma cruel y despiadada. Lo que sorprende no es eso, sino la frialdad con la que es capaz de actuar tras ese momento. Si alguien pensaba todavía que no estaba loca, ya puede ir quitándoselo de la cabeza.
Sin embargo, la que ha hecho que me quite el sombrero hoy ha sido Olenna. La reina de espinas. La señora de Altojardín y matriarca de los Tyrell. En un movimiento bastante sorprenderte por parte de Jaime, los Lannister han conseguido quitarse de en medio al segundo de sus oponentes. Quizás los más fuertes y los que más recursos tenían. Pero es que ni aún así Olenna ha perdido la compostura.
La reina de espinas ha aprovechado hasta el último momento del capítulo para dejarnos anclados a la silla. No podíamos quitarle los ojos de encima. ¿Revelaría lo que hasta ahora era un simple susurro? ¿Tendría un as bajo la manga?
Y lo que ha hecho es, simplemente, brillante. Ha sido capaz de convertir la victoria más aplastante en una derrota brutal. Y lo ha hecho sin perder la compostura y sabiendo que, a pesar de haber sido derrotada, ya ganó hace tiempo. Hace mucho tiempo.
Y por si eso fuera poco, ahora encima mete un sentimiento más de tormento en el pobre corazón de Jaime. ¿Hasta cuándo aguantará el hermano de Cersei? Me da a mi que no le queda mucho para terminar de romperse. Él no es ella. No es tan impasible. Y, por suerte, no está tan loco.
No sé cómo acabará la cosa. Lo que sí que sé es que, cada vez más, la serie nos diferencia entre los buenos y los malos.
Al principio era fácil empatizar con los Stark y odiar a los Lannister. Pero entonces llegaron Tyrion y Jaime. Llegamos hasta a comprender a Tywin y a reconocerlo. Jeoffrey se llevaba todo nuestro odio, pero el resto era un montón de gente peleando por su propio bando.
Tyrion peleó del lado de su sobrino durante mucho tiempo, y ahora lo tenemos en el bando contrario. Jon desapareció de escena y hoy se reúne con Daenerys. Ellaria fue odiada por matar a Myrcella y hoy nos ha dolido lo que le han hecho.
Las cosas cambian. Pero en esta ocasión vemos claramente los bandos. Daenerys, Jon y Tyrion son los buenos. Y Cersei y Jaime, por mucho que nos pese, los malos.
Esto no es ni bueno ni malo, valga la redundancia. Pero sí que es un símbolo más de que se acerca el final. Lo que todo el mundo se olvida es que hay alguien más «malo» que todos estos. Alguien que no lucha por poder o por familia.
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