Por fin ha llegado el momento. Hemos tenido que esperar más de un año, pero por fin tenemos entre nosotros Juego de Tronos 7×01. Ha sido un episodio cargado de información y con varios elementos «nuevos» en la serie. Aún así, y quitando los primeros compases, vamos a tener el mismo ritmo de las anteriores temporadas.
Así pues, coge asiento, tu libreta con todo lo que recuerdes de la temporada pasada, y prepárate, que la cosa empieza fuerte.
Este primer episodio de la séptima temporada de Juego de Tronos ha tocado un poco de todo. No se ha dejado a nadie por el camino, aunque sí ha sabido centrarse en algunos de los que necesitamos saber más. Bran o Cersei, por ejemplo, pasan más de puntillas y solo están para decirnos algo así como «¡hey! estoy aquí y pronto sabréis de mi». Sin embargo, Jon y Sansa, por un lado, o Sam, por otro, han sido los que más carga argumental nos han dejado hoy.
Quizás por eso hemos sufrido un poco de exceso de información en estos primeros compases. Ya cuesta recordar los nombres de muchos de los personajes, por no hablar de su subtrama en la serie. Así que imaginaos lo que significa meter un poco de cada protagonista en un solo capítulo. Locura padre y parte de madre.
Aún así, hay que reconocer que han sabido balancear bastante bien los tiempos. Este Juego de Tronos 7×01 nos ha dejado momentos cargados de charlas en las que cualquier gesto o palabra tiene un significado. Pero también ha sabido jugar un poco con los silencios y con algo que descubrieron al final de la sexta temporada. La banda sonora. Parece que ahora los momentos épicos son más bien mudos.
Si hay una cosa que ha quedado clara en este episodio, es que los Caminantes Blancos son el verdadero enemigo a batir. Es algo que ya sabíamos, sí. Pero por mucho que esto sea así, aún se ve como una amenaza lejana. Y cuanto más al sur de Poniente nos vayamos, más da esta sensación.
Mientras el Norte se prepara para defender el muro (incluyendo al palitroque de Bran) el centro y sur está aún centrado en sus reyertas reales.
Caso excepcional es el papel de Cersei, donde una Lena Headey nos vuelve a mostrar al personaje más carismático de todo Juego de Tronos. La reina de Poniente sigue envuelta en su cada vez más pronunciada locura y ve enemigos por todas partes.
Espectacular el cambio que hemos ido viendo durante todas las temporadas en este personaje. Ha ido de metedura de pata en metedura de pata. Sin embargo, ha sabido aguantar hasta ahora aún a costa de todo lo que quería. Y esto incluye su propia capital.
Es curioso ver cómo el espíritu del rey loco está más presente en ella que en ninguno de los Targaryen que han aparecido por la serie. Y mira que hemos visto algunos muy cafres.
Atrás quedaron esos episodios de la pasada temporada donde llegamos a pillarle algo de simpatía mientras el Gorrión Supremo la vapuleaba con saña. Admitidlo, culpables. El shame os dio más gusto cuando ella se lo hizo a la hermana que al revés.
Este comienzo de temporada nos deja a una Cersei con poder… pero rota por dentro. Lo vemos cuando Jaime le intenta hablar de su último hijo. Es casi su único punto débil (más allá de sus propios tropiezos). Sin embargo, parece que con Euron Greyjoy tiene las cosas más claras.
¿Veremos ahora en ella lo que siempre vimos en Tywin Lannister? Estoy deseándolo.
Otra de las cosas que queda clara en este episodio es que más pronto que tarde Jon Nieve, Sansa y Daenerys tendrán que entenderse si quieren sobrevivir. El Rey en el Norte (y su legítima señora) y la reina dragón ocupan tronos que se necesitan el uno al otro.
Para empezar, un Jon Nieve con la misma parálisis facial de siempre (ya no hay quien lo cambie) demuestra porqué su padre y su hermano no siguen vivos. En serio, que tenga que venir Sansa, un personaje que no ha gustado a casi nadie en la serie (y los libros) a decírselo clama al cielo. Creo que pocas veces en mi vida he pensado que la frase más sensata de todo el episodio lo ha dicho la hija de los Stark.
Pero es que la muchacha ha evolucionado en el sentido opuesto al de Cersei. Si bien la reina ha pasado de ser una madre a una loca-mata-todo-lo-que-se-mueva-contra-ella, Sansa ha madurado. Ha pasado de ser la niña de papá que creía en cuentos de hadas a ver la necesidad de ser dura e implacable.
Y lo admito. Yo también le habría metido el mismo corte a Jon si hubiese estado en su lugar. Es que no aprende, culpables. Le mataron en el Muro por «fiarse» más de los enemigos que de los amigos. Y a su padre. Y a su hermano. Esta vez la jugada le habrá salido bien. Pero ¿aguantará cuando llegue el rey de la noche?
No queda mucho para ello, y los preparativos requieren vidriagón. Vidriagón que, por cierto, Sam ha descubierto que pueden encontrar en Rocadragón. Lugar que, curiosamente, ha sido ocupado por Daenerys en una gloriosa escena en la que tres palabras han sido capaces de ponernos los pelos de punta. Shall we begin?
Si el encuentro entre Tyrion y Daenerys fue de lo más esperado, el de Jon y la reina dragón rompe los moldes. Todo parece hecho para que se encuentren. Y en algún momento de la temporada tendrá que ser así.
Jon necesita vidriagón, y Daenerys ocupa la isla donde pueden encontrarlo en abundancia. La pregunta ahora es ¿quién será el que se encargue de presentarlos? Podría ser Tyrion, o quizás Sansa. Pero eso nos da igual. Queremos a Dany y Jon juntos de una vez por todas.
Recordad que los libros no se llaman «Juego de Tronos». Ese es solo el primer título. La saga en sí se llama la Canción del Fuego y del Hielo. Y una de las teorías apuntan a estos dos como la encarnación de estos elementos. Jon en el frio Norte, y Dany con los dragones.
Sea lo que sea que nos tengan preparados, llevamos siete años (si ves solo la serie) esperando que se encuentren. Como no ocurra en esta temporada, se la pueden meter por donde dijimos.
Hemos visto un episodio de Juego de Tronos 7×01 bastante completo. Mucha información, buen ritmo y casi ausencia de momentos que sobran. Quizás un par de los que se recrean con Clegane y Arya, pero seguro que en el futuro entenderemos algo más de ellos.
Por lo demás, hemos disfrutado de nuevos y espectaculares escenarios. Y entre ellos predominan los luminosos momentos de Daenerys en Rocadragón. La muchacha siempre se las apaña para salir en las escenas con más luz.
Hemos visto un poco del Norte, de los Greyjoy, de Rocadragón y de Desembarco del Rey. Ahora nos falta por ver qué hace el resto de Poniente. Y es que, aunque solo los hayan mencionado, tendremos que estar pendientes de las venganzas de Ollena, por parte de los Tyrell, y de las serpientes de Arena, por parte de Dorne.
Ahora, solo nos queda esperar. Y rezar porque Arya nos brinde momentos como los primeros compases del capítulo más a menudo.
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