Si el capítulo de la semana pasada de Juego de Tronos nos dejó bastante tocados, el de esta nos resarce un poco y nos trae mucho contenido, mucha trama y, sobre todo, muchas sorpresas gratas. De hecho, creo que es de los pocos capítulos de la serie en la que no muere nadie. Y mira que hay papeletas para que esto ocurra.
Y es que todos los personajes que salen en este episodio, el 6×06, por fin hacen algo interesante y nos demuestran que saben hacer las cosas bien… o al menos hacerlas de forma que a todos nos contentan.
Lo hace Arya, que por fin le da un sentido a su vida y «descubre» que se ha equivocado de camino con el Dios Sin Rostro. Al principio parecían muy majos ellos, pero al final, la pequeña de los Stark ha tenido que ver que solamente matan cuando cobran y, al fin y al cabo, eso no es precisamente algo loable ni que siga a ningún dios.
Por eso sabe lo que le espera después de esta «traición» y saca de nuevo a Aguja. Ahora tendremos que ver el enfrentamiento entre ella y la «japuta» de la chica que le entrenaba a la que seguro que no me equivoco si digo que todos le tenemos una manía impresionante.
Lo que me es extraño es por qué ahora y, sobre todo, por qué con Cersei de protagonista. Es decir, parece que, durante la obra, no está viendo a la actriz solamente, sino que ve también lo que la muerte puede hacerle a sus enemigos, por muy enemigos que sean. ¿Se ha vuelto blanda nuestra Arya? Y lo más importante ¿a dónde va a ir tras esto? Le quedan dos opciones, o cruza el mar de nuevo o se va a ver a Daenerys…
Pero ella no es la única que ha hace algo loable y digno de mención. Sam, al que también creíamos perdido, se encuentra con su padre que, por cierto, se parece a todos los señores «malos» de Juego de Tronos (Lord Bolton, Walder Frey, Balon Greyjoy…). Y la guerra familiar estalla. Eso sí, bravo por Elí, por sus ovarios y por cómo defiende a Sam, delante y detrás de su padre. Si es que es un encanto de chica.
No es que le tenga simpatía al hombre después de lo que he visto pero la reacción de Sam ha sido un poco de «niño chico». Entiendo la parte de que se vaya de casa con Elí y con el pequeño Sam pero… ¿llevarse también la espada de su padre? ¿A dónde? ¿A Antigua? Si allí no admiten mujeres.
No sé la reacción que espera el muchacho de su padre pero desde luego bonita no va a ser. Igual le da por volver al norte más que a Antigua. Después de todo, no queda mucho tiempo para que llegue el invierno y los Caminantes Blancos vuelvan a andar.
Y hablando de los reyes de Roma, por fin se desvela otro de los grandes misterios de Juego de Tronos: el paradero de Benjen Stark. Lo que pasa es que ha sido menos épico que una carrera de caracoles. Sí es cierto que ya todos nos lo esperábamos pero… no me ha terminado de convencer.
Además, llega con respuestas a preguntas que no sabemos de dónde salen. El Cuervo de Tres ojos es ahora Bran, vale pero, ¿cómo lo sabe? Y tras su explicación acerca de cómo consiguió no convertirse en Caminante Blanco tampoco queda claro si está muerto o no. ¿Es Manosfrías entonces? Un poco lioso todo esto.
Eso sí, no todo ha sido bonito porque la ida de olla con Desembarco del Rey ha sido sublime. No sabemos si Margaery está fingiendo para meterles la leche a los sectarios estos o realmente le han lavado el cerebro pero lo que sí que queda claro es que el Gorrión Supremo es casi tan listo como Meñique, que no es poco.
La jugada maestra que le ha salido al conseguir traer al rey a su lado despeja todas las dudas acerca de quién es y lo que busca: el poder. La derrota de Olena, los Tyrell y Jaime ha sido simplemente majestuosa pero mejor aún es lo que pasa con nuestro príncipe azul que ahora va camino de encontrarse con Brienne en Aguasdulces, donde tiene que estar según los libros. Y esto abre un mar de posibilidades. Lady Corazón de Piedra, encuentros amorosos, conversiones… en fin, un montón de cosas que esperamos ver en la serie… aunque le queda muy poco tiempo para mostrarlo.
Por último, y como siempre, dejan a la mejor de todos, Daenerys, la que nos pone los pelos de punta que, sin venir a cuento, sin haber entrenado y sin saber cómo narices lo hace, la muchacha da el discurso de su vida y le da nombre al capítulo nombrando jinetes de sangre a todo su khalasar y dispuesta a ir ya a Poniente cuando tenga los mil barcos que necesita. ¿Y quién le va a dar los mil barcos? Claro que sí, los chicos guapos de las Islas del Hierro.
La cosa se pone muy interesante, sí señor, pero me da a mi que va todo demasiado deprisa. Le quedan cuatro capítulos para que termine la saga y ya sabemos que, seguramente, el enfrentamiento final va a ser el de Jon contra Ramsay por Invernalia, pero los frentes siguen abiertos.
¿Le dará tiempo a Euron a llegar a Poniente? Esto es un poco irreal porque la flota la llevan haciendo desde el tercer libro pero en la serie acaban de empezarla. Es muy acelerado montar la flota en tan poco tiempo y sacarla al mar, pero bueno, cosas del directo… o como quieran decirlo.
El otro frente es Daenerys que tiene que reconquistar la Bahía de los Esclavos y ahora que le obedece Drogon (o eso parece) y tiene todos los khalasar bajo su mando pues… como que puede hacerlo de una vez por todas antes de irse a Poniente.
Y por supuesto la parte de Jaime y Aguasdulces. Allí va a luchar contra los norteños (o sus afines, los Tully), pero Brienne está de camino para apoyarles y pedirles ayuda. ¿De parte de quién se pondrá Jaime? ¿Ayudará a Brienne o le dará por saco? Aunque igual cuando llegue Jaime allí no hay nadie porque Brienne se los ha llevado a Invernalia.
Muchas preguntas, muchas incógnitas y muchas cosas que hacen que nos olvidemos de los libros por un rato y disfrutemos de la serie que, por fin, ha tenido un buen punto con todos… menos con Jaime, que sigue liándose con Cersei, y eso no mola.