Juego de Tronos 6×01 La mujer roja – Crítica

Por fin ha llegado el día de Juego de Tronos, Game of Thrones, o como quiera que os guste más llamarlo. Ese día odiado por muchos, temido por otros y esperado con ansias por los que quedan. Y la verdad es que, a diferencia del inicio de la quinta temporada, este primer capítulo ha dado, y mucho, de sí.

No os esperéis mucha acción, ya que no la habrá. Estamos ante un festín de cuervos tras los acontecimientos con los que terminó la quinta temporada. Y como la mayoría de nosotros tenemos menos memoria que Dori, posiblemente no nos acordemos de la mitad de lo que pasó. Pues no os preocupéis, que nos van a poner en situación muy rápidamente.

Casi todos los personajes protagonistas tienen su ratito de gloria. Como de costumbre, vamos a ver un poco de todo, y por dónde mejor que empezar que por Desembarco del Rey, que se encuentra en una situación bastante alejada de la que hemos podido leer en los libros. Allí nos encontraremos de nuevo con Cersei, que recibirá a un abatido Jaime con el cuerpo inerte de Myrcela.

Sí, posiblemente la conversación entre los dos hermanos nos haga sentir un poquito mal y veamos la parte más humana de la reina consorte, sin embargo, todavía me pregunto por qué narices Martin ha permitido que perviertan tanto a Jaime. En los libros él prácticamente huye de Cersei y, de hecho, se encuentra en paradero desconocido y muy lejos de ella. Aquí le volvemos a ver unido a su hermana, más por la muerte de su hija que por otra cosa. Pero desde su viajecito turísitico por Dorne, no he terminado de encontrar al verdadero personaje de la serie. Una pena.

Y hablando de Dorne, éste es uno de los escenarios donde nos vamos a encontrar una de las sorpresas más gordas de todas, con un momento traición que, personalmente, me ha dejado ojiplático perdido, pero que me sigue pareciendo algo forzado. Doran Martell está muy reducido en la serie. Bueno, Doran y la propia Dorne ya que parece que aquí todo se reduce a lo mismo.

No hay ni rastro de las grandes conspiraciones, de los susurros entre el polvo, de las Serpientes de Arena… aquí todo es simplemente más visceral y también más incomprensible. Me ha pillado por sorpresa esta rebelión pero, sinceramente, me sigue pareciendo fuera de lugar, como lo que ocurre en Desembarco del Rey.

Otro de los escenarios que vamos a pisar es, por supuesto Meereen. Allí un Tyrion que parece que haya salido del culo de una estrella vuelve a estar entre algodones. Sí, de acuerdo, no es que sea una situación muy halagüeña, pero qué queréis que os diga, en los libros, enfermo, cargando con una enana loca y siendo un esclavo tampoco es que se estuviese demasiado bien.

Sin embargo, su conversación con Varis, que debería de estar en otro sitio también, pasa muy desapercibida porque lo que todos queremos es ver a Dany. Y la vamos a ver. Vaya si la vamos a ver, recitando todos y cada uno de sus nombres y demostrando que la lista delos Reyes Godos no era nada al lado de sus títulos.

Por desgracia, Drogon se hace de esperar y, para continuar con la racha de penitas en la serie, nos planta una situación de la que parece que tiene pocas salidas, aunque haya dos caballeros buscándola. Parece que esta trama va a ser la más previsible de todas ya que pese a que la cosa está algo chunga, Daenerys tiene a sus dragones, algo erráticos pero suyos, por ahí merodeando, y a dos tiarrones que darían su vida por ella. 

También Arya tiene su pequeño momento, algo más apaleada, eso sí, pero nada fuera de lo normal. De hecho, para un personaje del que sabemos aún parte de su trama, la verdad es que está siendo bastante fiel.

Pero vayámonos a lo que nos importa, al Muro, a Invernalia, a ver qué cojones pasa con Jon Nieve que, por desgracia, anda bastante muerto, y así sigue. Eso sí, sus amigos de siempre, junto con Davos y Melissandre, le siguen apoyando y claman venganza.

Evidentemente, un puñado de espadas no pueden con lo que queda de la Guardia de la Noche que, aunque sea poca, realmente tiene aún cosas que hacer. Así pues le quedan dos opciones, que son las que barajan ellos mismos. Por un lado, la sacerdotisa roja, de la que todos estamos esperando un puñetero beso a nuestro Jon para que lo levante de una vez, o los otros «que le deben la vida al Lord Comandante».

¿Y quiénes son estos? Pues permitidme el atrevimiento, pero evidentemente los salvajes a los que Jon dejó pasar por el muro. A ver cómo se prepara el desenlace en el Muro pero, sicneramente, culpables, espero que sufran, y mucho.

El único retazo de esperanza se lo lleva Sansa, que entre nieve, agua helada y persecuciones por fin acepta la ayuda de Brienne y Podric. Y es que la mayor de los Stark parece que sigue sin madurar del todo. Lejos quedó esa cuarta temporada con ella vestida de negro y yéndose con Meñique a lo diva del mal. Aish, qué pena de mujer. No mejora.

Pero lo más espeluznante, lo más revelador, lo más sorprendente y, sobre todo, lo que más lugar a teorías va a dar es la escena final donde veremos a una Melissandre quitándose su gargantilla y su rubí y cambiando totalmente de forma a … algo que no nos esperábamos para nada.

¿Será esta la forma de devolverle la vida a Jon Nieve? ¿Dudará entre usarlo con el muchacho porque si lo hace ella pierde la fuente de su juventud y, por lo tanto, de su enorme poder? ¿Le dará eso a Jon alguna habilidad especial?

Son muchas las preguntas que nos saltan a la cabeza y, precisamente, esto es lo mejor del capítulo: que nos deja con ganas de más. Con ganas de Bran, del que aún no hemos visto nada. De ganas de Drogon y los dragones, que tienen que salir. De ganas de intríngulis de palacio, de las que hemos visto pocas. EN definitiva, de ganas de Juego de Tronos.

Y como ya no tenemos guión para criticar si está bien o no, a partir de ahora, todo va a molar. ¡Ah! Y por si no lo habéis visto, el avance del segundo capítulo.