Después de un capítulo bastante desastroso, la serie de Juego de Tronos parece que remonta el vuelo con el primero de los capítulos que no se había filtrado, y lo hace gracias a colocar en su sitio, por fin, a algunos de los personajes más queridos, como Daenerys o Jon Nieve. Y es que ya iba siendo hora.
En esta ocasión no vamos a ver combates ni luchas, y se agradece bastante, ya que lo que vamos a ver, por fin, es trama, y de la buena, pese a que cualquier parecido con los libros sigue siendo una mera casualidad y anécdota del destino. Pero estos cambios, sí que gustan.
Como he dicho, los protagonistas son Daenerys y Jon Nieve, que harán honor al título del capítulo: mata al chico [y deja nacer al hombre/mujer], y ambos van a tener que tomar decisiones que, por muy complicadas que parezcan, son las que les han convertido en lo que son. Por su parte, el Lord Comandante de la Guardia de la Noche va a hacer un pacto con los salvajes para sellar la paz tras muchos años, lo que le pondrá en una situación más chunga de la que tenía en pobre ya de por sí.
Además, para más inri, Stanis parte ya hacia Invernalia en lo que se presagia como alguna especie de batalla final de temporada,p ero sin los avisos del propio Nieve y, además, con Melissandre a bordo de la comitiva, lo que nos deja un poco a cuadros, ya que la presencia de la sacerdotisa roja en el Muro es bastante importante para el bastardo de los Stark. Veremos a ver por dónde salen los tiros ahora.
Dany, por su parte, va a hacer uso por primera vez de sus queridos hijitos, y la verdad, es que le sienta bien eso de poner por corbata los cojones de sus adversarios. Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, la versión de los libros y la de la serie confluyen como quien no quiere la cosa, aunque dejando a Hizdahr zo Loraq en una posición bastante más débil de la que ostenta en los libros, donde lleva la voz cantante. Pero esto nos da igual. La Reina vuelve a ser la Reina, y eso es lo que importa. Ya estábamos un poco hartos de la niña en la que se había convertido Daenerys en esta temporada sin venir a cuento.
La muchacha ya ha pasado por una huida, el exilio, una boda, un embarazo, la viudez, la muerte de su hijo, el hambre, la sed, la soledad, y pese a todo ello, ahí sigue, despertando pasiones. No es nada lógico que, de pronto, fuese como una pequeña nietecita para Sir Barristan que, por muy majo que fuese, en la serie comenzaba a convertirse más en un estorbo para la Madre de los Dragones que otra cosa.
El otro gran escenario es Invernalia, donde Sansa y Theon (o Hediondo), van a tener un pequeño encuentro que va a volver a sacar a relucir las bondades de nuestro querido Ramsay. Él y su padre se comienzan a preparar para el ataque de Stanis mientras que Sansa vuelve a sus orígenes y parece que no ha aprendido nada en todo este tiempo. Nos volvemos a encontrar con una muchacha que no sabe jugar al juego de tronos, que no sabe disimular ni esconder sus emociones.
¿No parecía que había cambiado algo? Al menos una sonrisa a Ramsay, al menos un desdén menos. Sabemos que es difícil, pero la «última» Stark debería de saber de qué va todo esto, y más ahora que esta sola. Bueno, o casi sola, ya que Brienne la está cuidando… más o menos. Y por el devenir de los acontecimientos, también intuimos cómo acabará la relación del trío lalalá este de Brienne-Sansa-Theon.
Por último, y no por ello menos interesante, Tyrion nos cuenta un poco la historia de la antigua Valyria y su caída, de la que realmente sabemos poco, cuando él y su captor se acercan a esta tierra desolada y se encuentran con los orcos hombres de piedra (a ver, realmente parece que han cogido los trajes que ya no usan de El Señor de los Anillos). Estos hombres infectados con la especie de lepra que es la psoriagrís, atacan la pequeña embarcación de nuestros aventureros en su camino a Meereen y la destruyen, dejando a los dos marineros en una situación bastante chunga. Sobre todo a uno de ellos, que va a tener serios problemas de piel en los próximos días.
Como veis, ni una referencia a Arya, Jaime o Cersei, y realmente se agradece un poco salir alguna vez del ambiente tóxico de Desembarco del Rey. Las ruinas políticas de la capital de los Siete Reinos ralentizan mucho el ritmo de los capítulos y, por el momento, aportan poco, ya que la acción está en otros lugares muy lejanos.
Aquí se nota que, si bien Desembarco del Rey ha sido el centro de toda la trama hasta el momento, ahora no lo es, y esto le pesa a los guionistas, que se empeñan en mantenerla como núcleo cuando deberían de abrir más las fronteras hacia otras localizaciones. Y prueba de ello es éste capítulo, que vuelve a la esencia de los que nos engancharon en su momento. Que devuelven la trama, los personajes y y la historia a su cauce.
También es de agradecer que las escenas se hayan concentrado en grandes bloques, y no se hayan dispersado como en otras ocasiones, mostrándonos las escenas en pequeños fragmentos de apenas unos minutos. Este capítulo está dividido en cuatro grandes partes, cada una con su protagonista, y pese a ser bastante largas cada una de ellas, se agradece centrar la atención en un solo punto y no dispersarla en todos los frentes que los guionistas nos han abierto.
En definitiva, si el pasado capítulo fue bastante flojo, éste consigue hacer una cosa muy importante, y es dejarte con ganas de más. Quizás sea el primer capítulo de la temporada, quitando el primero, que lo consigue, y ya por ello, merece la pena haber llegado hasta aquí. Veremos el próximo.
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