Playdead sorprendió al mundo con Limbo, poniendo a la escena indie en el escaparate y mostrando de paso que con un niño, dos colores y apenas sonido, se podía lograr una aventura que atrapase y encandilase a un gran número de jugadores. Ahora repiten formula con Inside, mejorando la base que crearon y añadiendo nuevas ideas. Veamos si el experimento ha dado resultado.
Inside comienza prácticamente igual que Limbo: un niño aparece en medio de un bosque y tiene que avanzar superando ciertos obstáculos. Si bien, la premisa es distinta, ya que mientras que en Limbo buscábamos a nuestra hermana (eso apuntan algunas teorías), en Inside huimos de unos sujetos que nos buscan para darnos caza. Desconocemos quienes son, desconocemos quién somos y por supuesto, el porqué, nos es oculto. Solo sabemos que hay que huir.
Más parecidos con Limbo: Inside es una aventura de apenas seis horas que pasan volando. La huida se desarrolla en una serie de escenarios a los que llegamos de manera fluida y sin tiempos de carga. Las habilidades del protagonista son escasas (saltar y agarrar objetos). El sonido aparece solo para generar tensión y morir es extremadamente sencillo. Entonces, ¿merece la pena invertir nuestro tiempo y dinero en Inside? Yo digo sí.
En Playdead han debido pensar aquello de «más vale malo conocido…» y han innovado en todo aquello que hizo grande a Limbo. El protagonista, ahora con algo más de colorido, nos genera todavía mayor sensación de indefensión. Los escenarios son una evolución de los vistos en Limbo, pero acaparan una serie de ideas en cuanto a la transición entre éstos, que hacen que la aventura gane en fluidez.
La huida del chaval dura en torno a seis horas yendo a un ritmo normal, arañando unos minutos si nos detenemos a cazar algunos logros que nos obliga a investigar por el escenario. El viaje empieza siendo una huida desesperada y acaba siendo una sucesión de eventos en los cuales podemos deleitarnos gracias al sensacional trabajo realizado a nivel de animaciones, iluminación, sonido y gráficos. En ningún momento el juego pierde ritmo ni se vuelve repetitivo, si bien es cierto que es tremendamente fácil sortear la mayoría de puzles, algunas veces por pura intuición y otras mediante el método de ensayo y error. Esto, obviamente, nos lleva a una secuencia donde el chico muere, y os aseguro que algunas son realmente molestas y crueles.
Playdead hace gala de una gran evolución en cuanto a las animaciones. Aspectos tan poco relevantes como una tabla de madera quebrándose o una luz entrando por un ventanal han sido cuidados con tal esmero, que a menudo nos hemos detenido a contemplarlo, sin importar lo que estuviese pasando. Mención aparte se lleva el sobresaliente trabajo realizado a las secuencias que tienen lugar bajo el agua. Porque a diferencia del niño de Limbo, el de Inside sabe nadar y bucear, aguantando unas buenas brazadas antes de perder el aliento. Estas secuencias nos obligan a ser rápidos en cuanto a la toma de decisiones, sin que quepa sitio para las dudas.
Manteniendo la estela de Limbo, Inside hace gala de un escaso pero acertadísimo apartado sonoro. No se puede considerar música al uso, como podían ser aquellos maravillosos temas que nos acompañaron en Braid o Brothers: A Tale of Two Sons, sino más bien ruido ambienta que solo molesta, perturba y pone en tensión. Y encaja perfectamente en Inside. El sonido suele ir acompañado de pequeños descubrimientos como un cambio de escenario o un nuevo tipo de enemigo.
Gráficamente, Inside es soberbio. Manteniendo un estilo oscuro y algo siniestro, el protagonista se mueve en una serie de escenarios de corte continuista donde abundan los detalles. El uso del falso 3D hace que los detalles abunden en la lejanía, ayudando en la suavidad con la que ocurren los eventos. Como antes se ha mencionado, el trabajo sobre iluminación y animaciones forma un tándem genial, que hace de Inside una experiencia inolvidable.
Playdead ha hecho que se criatura evolucione. Más allá de ser un mero Limbo 2, Inside son varios buenos pasos en una dirección más que correcta. Su escasa duración, dificultad y rejugabilidad, no empañan una aventura que nos atrapará y la cual recordaremos con el paso del tiempo. Playdead lo ha vuelto a hacer.