Es posible que los culpables más veteranos recordéis The Great Giana Sisters, juego de plataformas lanzado en 1987 para múltiples sistemas y que más que por su calidad (que la tenía) pasó a la historia de los videojuegos por la polémica que se montó debido al supuesto plagio que éste hacía de Super Mario Bros, lo que desembocó en la retirada del mercado de todas las copias del juego ante las amenazas de Nintendo de emprender acciones legales contra sus creadores, Time Warp Productions.
Años después, Nintendo se reconciliaría con Giana Sisters permitiendo a lo alemanes de Spellbound Entertainment lanzar para su portátil DS en 2009 una secuela del original que llevaría el escueto título de Giana Sisters DS. Lamentablemente, el juego no obtuvo los resultados previstos lo que provocó la ruina del estudio germano.
De las cenizas de Spellbound Entertainment surgió Black Forest Games que, a principios del año pasado, iniciaron la producción de un nuevo juego de la franquicia conocido en principio como Project Giana.
Tras el rechazo de varias editoras, el equipo de Black Forest optó por el desarrollo independiente obteniendo financiación a través de Kickstarter. El proyecto consiguió sobradamente el objetivo planteado (se obtuvieron 190.000 dólares frente a los 150.000 solicitados inicialmente) y, gracias al apoyo de los usuarios, logró también ser uno de los primeros títulos indies en entrar en Steam a través de programa Greenlight. Finalmente, el juego se puso a la venta el 23 de octubre pasado con el nombre (elegido por votación popular) de Giana Sisters: Twisted Dreams.
Nos encontramos ante un plataformas de desarrollo 2D pero de diseño tridimensional que, 25 años después, sabe mantener la esencia del original a la par que muestra influencias de los grandes hitos plataformeros de los 90 como Sonic, Donkey Kong o Rocket Knight. Sin embargo, lejos de ser un juego anclado en el pasado, Black Forest ha sabido darle también un toque de modernidad y originalidad dando como resultado un título que podría definirse como la evolución natural del plataformas clásico en pleno siglo XXI.
La historia es bien sencilla. Giana debe rescatar a su hermana María de las garras de un terrible dragón de nombre impronunciable que habita en el mundo de los sueños. Una vez más, Giana debe adentrarse en los dominios de Morfeo pero ya no es una niña indefensa con lo que puede alternar entre su “yo” infantil (cute Giana) y su personalidad más rebelde, pelirroja y rockera (punk Giana).
Cada personalidad posee su propia habilidad especial. Cute Giana puede planear girando sobre sí misma, mientras que punk Giana puede lanzarse en cualquier dirección envuelta en una bola de fuego con la fuerza suficiente para romper muros de ladrillo o algunas paredes de piedra.
En cualquier momento podemos cambiar de una personalidad a otra. No obstante, cada versión de Giana se encuentra en un plano distinto del mundo onírico. Punk Giana reside en el mundo de los sueños, lleno de colores vivos y paisajes idílicos, pero Cute Giana habita en el mundo de las pesadillas, representado por parajes desolados con predominancia de tonos oscuros. Ambos mundos están “superpuestos” de manera que al hacer el cambio de personalidad hacemos también un cambio de plano (que los desarrolladores han llamado Twist).
En estos Twist reside la base jugable del título ya que para avanzar necesitaremos cambiar frecuentemente entre las habilidades de una y otra Giana. Además, cada mundo tiene obstáculos, trampas y plataformas propios que no existirán en el otro, con lo que hacer el cambio de plano en el lugar o momento adecuado será la clave para solucionar los puzzles y acceder a zonas aparentemente inaccesibles.
El paso de un entorno a otro se ha solucionado técnicamente con maestría. La transición es rápida y fluida gracias a un efecto gráfico muy conseguido (aunque cuando haces cientos de cambios deja de sorprender). Al hacer Twist, también cambia el tema musical de fondo, que en realidad es el mismo pero con un toque melódico para el mundo de las pesadillas y con arreglos rockeros para punk Giana.
Ahora que hablamos de la música, comentar que la banda sonora está formada por remezclas de los temas del juego original de 1987, compuestos además por su mismo autor, Chris Hülsbeck, en colaboración con el grupo sueco de heavy metal Machinae Supremacy. Música de calidad pero muy poco variada ya que apenas hay cinco temas distintos para todo el juego con lo que la monotonía acaba emborronando el resultado final en este campo.
Sin duda, el aspecto más destacado de Giana Sister: Twisted Dreams es su magnífico diseño artístico. El mundo de los sueños y el de las pesadillas están representados con una profundidad, un colorido y una riqueza de detalles realmente espectacular. Por desgracia, en este aspecto puede decirse algo parecido a lo que hemos señalado antes con el apartado sonoro. A pesar de que el juego tiene 23 fases (agrupadas en tres mundos), apenas hay cambios de ambientación por lo que, aunque es cierto que los escenarios son una auténtica belleza, da la sensación que siempre nos movemos por parajes naturales (llenos de arbolitos, cascadas, florecillas y setas gigantes) o por el interior de castillos y lúgubres cuevas.
Un aspecto en que Twisted Dreams muestra la influencia clásica es en el alto nivel de dificultad. A pesar de su aspecto infantiloide y simpaticón no esperéis un juego fácil. La dificultad va creciendo progresivamente hasta llegar, en las fases finales, a niveles que harán que te acuerdes de la familia de los programadores. Por suerte, el juego tiene vidas infinitas y no hay excesiva distancia entre los check points. Para facilitar un poco las cosas, hay también carteles que nos explican gráficamente la acción necesaria para superar una zona y flechas que nos marcarán el camino correcto.
Resumiendo, Giana Sisters: Twisted Dreams es un excelente plataformas y una maravilla visual; un juego que mira hacia el futuro pero respetando las bases instauradas por los clásicos del pasado. Es igualmente una demostración de la calidad a la que pueden llegar los desarrollos independientes y un ejemplo del éxito del crowdfunding como medio de financiación de proyectos. Lamentablemente, la escasa variedad de ambientes y pequeños defectos e imprecisiones en el control (que se ven acrecentados por la dificultad) pasan factura al resultado final, dejando en notable alto lo que podría haber sido una auténtica obra maestra.
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