Uno de los RTS más queridos por la comunidad jugona está de vuelta, con la cara lavada y algunas pequeñas mejoras que se agradecen en demasié. Hemos podido jugar a fondo la beta del remaster WarCraft III y os contamos que nos ha parecido con estas impresiones de WarCraft III Reforged.
Este hype no es para menos. WarCraft III supuso para muchos la apertura al género y por la puerta grande. Estrenándose en aquel lejano 2002, la fantasía medieval de Blizzard alcanzaba unas cotas artísticas, gráficas, jugables y sonoras que no dejaron a nadie indiferente. Con 4 razas disponibles para jugar -y absurdamente diferentes entre ellas- podíamos deleitarnos gracias a la tecnología de la Alianza, la fuerza bruta de los Orcos, la sabiduría natural de los Elfos Nocturnos y el caos absoluto de los No Muertos.
Fue también un pionero en el campo del juego online. A través de los servicios de Battle.net podríamos batirnos en duelos contra otros jugadores ya fuese online o en LAN, crear mapas y modos de juegos nuevos -de aquí surgió el primer DOTA y precursor de League of Legends- y montar nuestras propias historias para ser disfrutadas por cualquier jugador en cualquier parte del mundo.
A todo sumadle una campaña original impresionante, con una historia épica genialmente contada y personajes que al día de hoy siguen en el recuerdo de todos por su carisma, ¿quién ha olvidado el golpe de estado de Arthas a su padre, Therenas?
La verdad es que la esencia que encontramos aquí es exactamente la misma que ya vivimos hace 17 años quitando que gráficamente está muy mejorado. Los modelos se han hecho de cero, los entornos ahora lucen con mejores texturas, más poligonales y mejor rematadas, las animaciones están más pulidas y algunas lucen de infarto, como las que atañen a la construcción. El corte artístico también se ha visto modificado acercándose más a lo visto en World of Warcraft -así como su traducción, donde los nombres se adaptaron a la versión del MMO- y los efectos lumínicos, acuosos y especiales se han modificado para que luzcan más espectaculares.
La jugabilidad permanece intacta salvo en cuestiones estéticas. Con esto queremos decir que ahora, por ejemplo, hay más variedad de héroes para cada facción (y de ambos géneros). ¿Se juega igual que el original? La respuesta es un rotundo sí, porque vamos a ver, si algo ya está pulido en su máxima expresión, ¿para qué tocarlo?
El enfoque de WarCraft III siempre ha sido -y sigue siendo- el de generarnos bases rápidas para tener un ejército listo en un santiamén. El juego nos fuerza a refriegas rápidas, mejorando poco a poco a nuestras tropas mientras las tenemos ocupadas eliminando alimañas de los mapas con las que fortalecer la experiencia y equipamiento de nuestros héroes. En este aspecto estamos ante una jugabilidad precursora a la de StarCraft II, el cual puede galardonarse como el RTS más fluido y rápido que tenemos en la actualidad.
Si os preguntáis que tal la campaña, lamentablemente no podremos responderos porque no está habilitada en nuestra beta. Solo pudimos echar partidas contra otros jugadores en una modalidad denominada versus, donde automáticamente se nos empareja en contiendas rápidas.
Como no podía ser menos, pudimos disfrutar de las 4 razas ya conocidas en una oferta algo limitada de mapas. Mapas, que también conocemos de la versión original, como Roca Tortuga, Praderas Retorcidas o Islas del Eco.
En cuanto a la calidad de la conexión y el rendimiento del juego, aquí sí que tenemos que poner algún pero. Encontrar partida, encuentra fácil, pero lo que es la estabilidad de la misma deja muchísimo que desear. Es bastante usual que el juego expulse a alguno de los jugadores por cualquier tontería y el lag, a veces, es una constante que se hace molesta.
Tampoco se puede decir que de optimización ande muy allá. Mantener los 60 frames hasta en configuraciones mínimas se hizo literalmente imposible. Claro está, estamos ante una beta y estas cosas es normal que sucedan en ellas.
Simple y llanamente tenemos que deciros que la cosa pinta alucinante. Un remaster que mejora por mucho en lo gráfico y estético a la obra pretérita y que mantiene las bases de una jugabilidad que se sigue notando divertida y potente tras 17 años. Una lástima que esta beta no dejase disfrutar de alguna modalidad de un jugador, pero ha sido suficiente para hacernos una idea de lo bien que están tratando a tremendo juego de culto.
Los problemitas de conexión acontecidos, sumado a su paupérrima optimización, son cosas que a buen seguro estarán solventadas de aquí a que salga la versión final. Una que ni tiene fecha de momento pero que se espera que esté ya con nosotros el año que viene.
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