Los juegos de estrategia son un mundo que me gusta mucho explorar. Y en este caso no sé si calificar a este de estrategia pura o no. Y es que estas impresiones del early access de Lornsword me han dejado un muy buen sabor de boca. Pero eso no quita que no sepa cómo calificarlo.
Para que os hagáis una idea, creo que el mejor resumen (a muy grandes rasgos) que os puedo hacer del juego es que es una mezcla entre Diablo (o similares) y un RTS (como un Age of Empires, por ejemplo).
Mezcla estos dos mundos de una forma bastante eficiente y aunque carece de parte de la profundidad de ambos títulos, consigue darle un efecto muy entretenido.
Así que vamos al lío que os comento cómo funciona la cosa. Y si os gusta, ya sabéis dónde encontrarlo.
Como siempre que nos enfrentamos a un RTS, esto va de guerras. Pero en este caso, estamos ante una guerra más o menos medieval-fantástica donde mezclamos unidades tradicionales (como infantería o a distancia) y otras que no lo son tanto (magos, elementales o demás).
Nuestro papel será ponernos en la piel de un soldado que asciende rápidamente hasta general gracias a sus habilidades para dirigir la estrategia en las batallas. Bueno, a eso y a la incompetencia de otros. Pero mientras que él (o nosotros) se dedica a acatar las órdenes, los mandamases preparan una guerra política para conseguir sus objetivos.
Este es el hilo conductor de la trama en la que nos veremos envuelto. Una trama que, ya os digo, al principio parece un poco simple pero que conforme van apareciendo más y más personajes y nos alejamos del prólogo va cogiendo una fuerza increíble. Es más, aunque los personajes casi que no tienen cara, sus diseños, sus voces y su personalidad son bastante interesantes. Lo suficiente, como mínimo, como para querer saber más de ellos.
Así pues, poco a poco, y con muy buena letra, la historia nos irá introduciendo todo lo que tenemos que saber de la gestión de nuestras batallas. Empezaremos con poco, un par de batallones, un par de mejoras, etc. Y acabaremos aprendiendo a usar magia, habilidades especiales, mejorar unidades, subir de nivel el campamento y, en general, todo lo que «mola» de un RPS.
La jugabilidad la podemos dividir en dos partes. La de estrategia y la del héroe. En cuanto a la primera, hay que decir que los mismos desarrolladores afirman que el juego está diseñado para ser jugado con mando. En este sentido, he probado las dos configuraciones (teclado y mando) y he de decir que tienen razón. Se puede usar ambos, pero se disfruta y se agiliza mucho más con el segundo.
Y es que la primera diferencia que encontramos con un RTS normal es que todo el control lo tendremos que hacer con nuestro héroe, sea quien sea. No podremos dar órdenes a las unidades si no estamos junto a ellas y no podremos mejorar los edificios o consegir los bonus si no estamos junto a ellos. Y eso implica que tendremos que tener, además de mil ojos, muy bien situado todo el campamento y todas las unidades.
Nuestra tarea es, pues, gestionar el campamento como buenamente podamos con esta limitación. Indicaremos dónde construir los edificios, elegiremos las mejoras de estos y las ramas hacia las que queremos que evoluciones y podremos decirles si queremos que sean edificios defensivos, ofensivos o ninguno de los dos.
En nuestro caso, cada edificio tendrá un coste en oro y comida. Más allá de eso, cada x tiempo generará una unidad de la que le hemos indicado. Dependiendo de si es un edificio atacande o no, cuando llegue a un número de soldados creados, los mandará automáticamente atacar siguiendo un camino marcado por unas antorchas. Ellos solitos irán y se pondrán a machacar a lo primero que encuentren. Eso sí, sin órdenes de por medio.
Si es un edificio defensivo, lo que harán será quedarse en él y cuando lleguen al límite no se crearán más unidades. Eso sí, si alguien malo se acerca a un radio de ellos, atacarán para defenderlo.
Nuestra tarea será también explorar el mapa y encontrar las minas de oro y las zonas donde establecer granjas. Son las que nos darán los recursos principales y las que tendremos que mejorar y proteger a toda costa.
Sin alimentos no podremos mantener y curar los edificios (se curan automáticamente si hay suficiente comida) y con el oro mejoraremos los edificios y crearemos otros.
Pero nuestro héroe también tiene mucho que decir en todo esto. Lo primero que aprenderemos será a comandar tropas. Podremos hacer que los soldados más cercanos vengan con nosotros y nos sigan. Luego los dejaremos en donde queramos y se pondrán a atacar lo más cercano que tengan. Es decir, los mandamos a hacer el trabajo sucio. Es muy divertido cogerlos, ir al sitio que queremos y soltarlos para luego salir por patas mientras trodos mueren. Pero al menos les bajamos las defensas a los enemigos y mientras vamos a por otros a la base. Y es que, como os digo, tenemos un número limitado de «plazas» en nuestra espalda.
Al principio de cada fase o batalla tendremos que elegir qué templos erigimos en nuestra base. Hay cuatro (agua, tierra, fuego y viento) y dependiendo de cuáles alcemos podremos invocar a sus unidades gastando magia o resistencia.
Estas unidades aparecerán alrededor nuestra y durarán un tiempo en el campo de batalla. Luego desaparecerán. Podremos mejorarlas mejorando los templos y solo podremos tener cuatro como máximo. Además, estos templos generarán unas «bolitas» que nos recuperarán vida y magia cuando las cojamos. Pero solo están en el campamento base y no podremos crear más de ellas.
Al principio, esta será nuestra única habilidad extra. Sí, tendremos un poco de más resistencia que el resto de los soldados y atacaremos más. Pero seremos muy vulnerables a los ataques en masa. Así que tendremos que tener cuidado.
Sin embargo, conforme avancemos en el juego y vayamos ascendiendo en el rango del ejército, nos irán dando nuevas habilidades. Teletransporte, velocidad, magia más potente… Seremos un poco más bestias y tendremos más poder con lo que podremos invocar más unidades e incluso hacer incursiones en solitario, cosa que antes no podíamos.
Esto nos permitirá explorar más el mapa y poder gestionar el campamento de una manera más eficaz ya que a partir de cierto punto podremos ir a toda leche de un lado a otro del mapa y, si nos atacan mucho o nos meten en una emboscada, podemos volver a la base con un botón. Una verdadera gozada. Eso sí, al principio marea un poco, os lo advierto.
Como os digo, no se trata de un Diablo en toda regla, ya que las habilidades no mejoran en ese sentido. Pero sí que nos da un extra de exclusividad y de control que merece la pena explorar. Además, el juego nos irá guiando paso a paso para que entendamos qué narices estamos haciendo y no nos perdamos demasiado.
Parece que no, pero son muchas cosas a tener en cuenta.
Una de las cosas más interesante que tiene el juego es la posibilidad de conectar un segundo mando en cualquier momento de la partida y poner a otro jugador a darle caña al juego. En este sentido, la pantalla se dividirá en dos y cada uno controlará a un general.
Los dos compartirán recursos pero podrán dar las órdenes a su bola. Y ya os digo que es una especie de dopaje porque como solo podemos llevar X soldados a la vez, con un segundo jugador podemos hacer incursiones un poco más numerosas. Y en fases en las que tenemos que defender nuestra base por varios frentes, es de mucha ayuda (sobre todo en niveles de dificultad chungos) poder tener a alguien que nos ayude y nos cuide un frente mientras nosotros andamos en otro.
En este modo es importante compenetrarse ya que, como digo, los recursos se comparten. Así que no podemos ponernos a construir a lo loco cada uno por su lado porque al final la cosa se nos va de las manos y tenemos limitaciones, tanto en cantidad como en calidad de los edificios.
Así pues, tened cuidado y elegid bien a un segundo al mando, ya que jugar en cooperativo no es fácil. Pero sí bastante entretendio.
Este early access que hemos podido probar nos ha dejado unas sensaciones buenísimas. El juego tiene suficiente estrategia y complejidad como para hacernos pasar horas metidos de lleno en él. Además, los retos en cuanto a dificultad están también muy bien nivelados.
El apartado artísticos está muy bien conseguido, aunque a veces no terminamos de identificar bien a los enemigos. Sobre todo cuando hay muchas unidades en medio del campo de batalla y le pegamos a diestro y siniestro a todo. No será la primera vez que me pongo a pegarle a mis aliados… pobrecitos. Menos mal que no hay fuego amigo.
En cuanto a los gráficos, la verdad es que cumplen muy bien, pero hay texturas que parecen un poco chustas a veces. La zona en la que se mezclan la nieve y la tierra está un poco dejada de la mano de dios, pero seguro que la mejoran pronto.
Por su parte, el audio, el doblaje de la mayoría de los personajes es muy bueno, y la banda sonora acompaña perfectamente, aunque no destaca. Además, el diseño y el arte del juego es muy original y carismático.
Así pues, en conjunto tenemos un juego con una jugabilidad bastante entretenida, compleja y que mete a dos mundos en uno solo. Una combinación que simplifica un poco ambos elementos, pero que consigue darle la suficiente entidad como para que sea un reto. Además, la progresión a la hora de aprender a jugar es buenísima y no se hace pesada para nada.
Muy recomendado. Nosotros estaremos pendiente a las mejoras que les metan y al final del juego que se añadirá tras acabar el early access.
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