Hook es uno de esos arcade que puede que no haya transcendido en la memoria colectiva como uno de los grandes clásicos de los salones recreativos, pero eso no quita para que cada vez que oigamos su nombre nos venga a la cabeza todos y cada uno de los detalles de este particular arcade que está basado libremente en la película homónima.
A pesar de esto supongo que seréis muchos más los que recordaréis más claramente la película protagonizada Robin Williams, Julia Roberts o Dustin Hoffman entre otros, pero si erais asiduos de los recreativos al principio de los 90 es casi imposible que no recordéis de este juego. Como he dicho al principio, el argumento del juego no está basado directamente en el de la película, si no que se trata de una libre interpretación. Uno de los motivos más obvios para entender las libertades que se tomaron a la hora de adaptar el videojuego puede ser el de los derechos de imagen de los actores, cuyos personajes están claramente basados en el aspecto que tienen en la película sin llegar a ser idénticos en ningún momento. De este modo el argumento nos presenta a un Capitán Garfio que envía una carta a Peter para que demuestre que es el verdadero Peter Pan y así poder enfrentarse de una vez por todas.
La jugabilidad que nos presenta este título es la típica de los beat’em up de la vieja escuela, aquellos en los que debíamos enfrentarnos a la horda de enemigos que se nos pusiese por delante. Para ello dispondremos de distintos personajes que poder seleccionar al comienzo de cada partida, entre los que destacan Peter Pan y Rufio (también presente en la película) sobre el resto de niños perdidos con los que también podremos jugar. La diferencia principal entre todos ellos (además del aspecto físico) está en los tres parámetros que nos indicarán en qué es mejor cada personajes y que son alcance, fuerza y velocidad.
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La ambientación del juego está totalmente inspirada, de un modo u otro, en piratas lógicamente. Los enemigos a los que deberemos enfrentarnos durante el juego también están ambientados en este concepto y principalmente nos encontraremos con distintos tipos de piratas, aunque la verdad es que hay alguno que bien tendrían cabida en juegos tan dispares en ambientación como Final Fight o Double Dragon. La variedad de enemigos a los que podemos llegar a hacer frente es bastante más amplia de lo habitual y va más allá de la típica jugada de cambiar el patrón de colores de un enemigo a otro. Lógicamente nos encontraremos con enemigos repetidos con bastante frecuencia, aunque pasará bastante desapercibido gracias a la variedad de los mismos.
Los objetos o power-up tampoco faltaron a esta cita y nos encontraremos con los típicos del género: los que nos ayudarán a recuperar energía, armas (totalmente ambientadas en elementos aparecidos en la película) y los que “simplemente” sumarán puntos a nuestro marcador, para estos últimos se eligió un aspecto de tesoros y botines piratas.
Como detalle particular de este juego tal vez cabría mencionar el hecho de que tenemos la posibilidad de golpear a los enemigos cada vez que estos se desplomen en el suelo para poder rematarlos en caso de que no los hayamos rematado del todo.
Y como no podía ser de otro modo nos encontraremos con el final boss de turno cuando lleguemos al final (valga la redundancia) de cada pantalla. Este es uno de los mejores puntos del juego gracias a la variedad de los mismos, los cuales nos presentarán todo tipo de personajes de enormes proporciones a los que deberemos enfrentarnos con todo nuestro ingenio, porque donde más destacan es precisamente en sus modus operandi, los cuales sin llegar a ser exageradamente difíciles sí que llegarán a poner a prueba nuestros reflejos.
Bueno marineros de agua dulce culpables, ¿estáis preparados para emprender el viaje al País de Nunca Jamás?