Hay que ver las vueltas que da la vida. Estoy seguro de que si en 1988 -año en el que Hirokazu Yasuhara se encontraba dándolo todo para hacer de Sonic el campeón que es a día de hoy-, le hubiésemos dicho que iba a trabajar en Nintendo, habría cogido el abrecartas más cercano y se habría hecho el hara-kiri, así de simple.
Afortunadamente para él, los tiempos han cambiado y la política de agresión Sega-Nintendo se ha convertido en una almibarada relación en la que Sega se ha bajado los pantalones y realiza todo tipo de juegos en los que incluso Mario y Sonic son amiguitos, así que el hecho de que su carrera le haya llevado a desembocar en la casa de Miyamoto no es una vergüenza TAN grande.
Bien es cierto que el bueno de Yasuhara ha dado más vueltas que un trompo a lo largo de su carrera. Después de saborear las mieles del éxito con Sonic, fue relegado a títulos menores dentro de Sega. De ahí pasó a formar parte de 2K Sports, más tarde ingresó en Naughty Dog para participar en Jak & Daxter y Uncharted y finalmente dió con sus huesos en Namco-Bandai para encargarse del trigésimo aniversario de Pac Man.
Para terminar este periplo por las más importantes casas de videojuegos, el creativo japonés se marcha ahora a Nintendo America, concretamente a la división Nintendo Software Technology. Puede que Hirokazu sea el espía de Sega del que Cardona habla siempre en los podcasts, y esté tratando de torpedear Nintendo desde dentro para que la compañía de Sonic recupere la grandeza que ella misma dilapidó. El tiempo lo dirá.