Goetia es uno de esos juegos de los que me encanta hacer análisis. Pequeñas sorpresas entre montañas de juegos sin imaginación ni dedicación. Sushee, de la mano de Square Enix, se ha sacado de la manga una aventura gráfica, point & click les llaman ahora, de las de toda la vida, de las de dejarte las neuronas en el proceso y sentirte un campeón cuando das con alguna solución. Y, sinceramente, ahora que la mayoría de juegos del género sólo te piden algo de “agilidad” y paciencia para probar las diferentes posibilidades con los objetos, encontrarse con puzzles realmente difíciles es un soplo de aire fresco.
Goetia es también el «arte» de invocar ángeles y demonios, práctica que está muy presente durante todo el juego y que conoceremos poco a poco a través de los textos, anotaciones y estudios que encontraremos repartidos por todos los escenarios del juego, tanto la mansión principal como los territorios cercanos. A medida que vayamos «desbloqueando» estos otros lugares, podremos profundizar más en la historia del juego. Además, tendremos total libertad para visitarlos una y otra vez, para repasar pistas o recuperar algún objeto que nos pueda haber pasado por alto.
En Goetia daremos “vida” al espíritu de Abigail Blackwood, una niña que murió varios años atrás y, de repente, se ve inmersa en una serie de misterios, en los que las presencias demoníacas y las historias de su hermana y las de los hijos de esta última le ayudarán a comprender muchísimas cosas sobre su familia y su propia vida. No sigo contando nada más, porque sería demasiado fácil caer en adelantos que arruinarían, en parte, la historia para los que lo vayan a jugar, que deberíais ser todos vosotros.
Para mí el juego no tiene ninguna falta ni ningún fallo destacable, pero soy consciente que tiene un handicap muy importante para lo que sería el gran público. Goetia sólo está disponible en inglés y francés y puede ser un verdadero problema avanzar si no tienes un nivel de comprensión algo elevado en la lengua de Shakespeare. No es por seguir la historia, que evidentemente también tiene su gracia, sino por poder resolver algunos puzzles en los que deberemos leer, entender y descifrar los mensajes ocultos en textos y dibujos.
Los acertijos de Goetia son de lo más variado, gráficos, lógicos, evidentes, musicales… En algunos sólo tendremos que usar los objetos que encontremos por la mansión y, en otros, rascarnos la cabeza durante un rato hasta dar con la solución, gastando neuronas y paciencia por el camino. Hay que tener en cuenta que algunos puzzles son realmente difíciles y no sería raro que tengáis que echar mano de alguna ayuda externa para encontrar una pista que os vuelva a meter en la buena senda. No os voy a engañar, yo también lo he necesitado un par de veces, lo cual me ha recordado aún más a las viejas aventuras gráficas de Sierra, en las que siempre había algún obstáculo que se resistía.
Pero si el concepto del juego es similar a esos grandes clásicos, lo que no tiene nada que ver es el aspecto gráfico. Puede parecer imposible que un juego sin un personaje ni apenas NPC’s o seres que se muevan en pantalla pueda ser visualmente espectacular, pero los escenarios están recreados de tal manera y el nivel de detalle es tan alto que por momentos parece que estemos mirando un montaje fotográfico en vez de un videojuego. Los juegos de luces y sombras, la decoración o incluso la falta de ella, el evidente paso de los años de abandono, todo junto consigue recrear un ambiente tétrico y algo agobiante en el que puedes empatizar con Abigail y tener cada vez más ganas de descubrir su historia. Aunque ella no sea más que un aura sin rostro.
Quizás el apartado sonoro no sea lo más destacable de Goetia, aunque tiene algunos momentos musicales bastante buenos, en general la banda sonora no es muy variada y la falta de voces deja un poco huérfana toda la ambientación conseguida visualmente. Sí que es verdad que los efectos de sonido cumplen muy bien su función cuando se abren armarios o se caen objetos al suelo, incluso algunos susurros que podrían ser el simple roce del viento con la vieja mansión se dejan oír de vez en cuando para dotar de vida a un escenario muerto. Pero a pesar de tener buenas intenciones, el apartado sonoro no llega a la altura de los gráficos, la historia o la originalidad de los puzzles. Tampoco quiere decir que empañen el resultado final, que es de notable alto.
Por encima de todo, de su imagen, de su historia, incluso de los difíciles acertijos, está el conjunto, la sensación de estar ante un trabajo bien cuidado y al que se le han dedicado muchos esfuerzos. No tiene ningún fallo ni bug que altere la jugabilidad y la duración es perfecta para un juego de este tipo, entre diez y quince horas, dependiendo de lo que se te resistan los puzzles o lo rápido que encuentres ayuda para descubrir las soluciones. Muy recomendable para los amantes del género point & click y para los que tengan ganas de pensar y resolver problemas de todo tipo.