El tercer episodio de la sexta temporada de Girls vuelve a centrarse en la figura de Hannah, que protagonizará un intenso debate con un famoso escritor.
Girls vuelve una semana más, centrándose otra vez en la figura de Hannah. Lena Dunhan ha llegado a parecer egocéntrica a más de un seguidor de la serie, pero es verdad que desde el principio se ha vendido que es la auténtica protagonista. Además la tía es la que más curra en la serie (es creadora, guionista…) así que digo yo que tendrá derecho a aparecer más que el resto.
Este capítulo ha sido totalmente distinto a los anteriores, con un solo escenario y dos personajes (tres si contamos a la que aparece al final). Los diálogos inteligentes, los comentarios sarcásticos de Hannah y sí, las situaciones ridículas, están a la orden del día una vez más.
Conociendo a Chuck Palmer
Hannah acude a casa de Chuck Palmer un galardonado escritor del que ella era fan pero ahora es víctima de unas acusaciones bastante serias. Este podría haber atendido a mil periodistas, pero por alguna extraña razón (según él, porque “Hannah es inteligente”) decide llamar solo a ella. Su objetivo es que limpie un poco su imagen demostrando que todo lo que se dice de él es mentira.
En cuanto Hannah y él se conocen, comienza un duelo dialéctico de estos que tanto nos gustan en Girls. Palmer es un experto en lanzar pullas, pero nuestra Hannah no se queda atrás. Al principio da la sensación de que el capítulo se va a hacer largo si sigue en esta dinámica, pero la verdad es que es bastante entretenido ver a estos dos personajes conversando durante toda la media hora.
Notables actuaciones
Lena Dunham sigue coronándose como la mejor actriz de Girls. Es muy muy complicado dejar un capítulo en manos de tan solo una persona (o dos, en este caso). Puede llegar a aburrir al público, o no mostrar algo lo suficientemente interesante como para que la atención y el interés se mantengan durante 30 minutos. Pero oye, ella lo consigue con creces.
La actuación del actor invitado, Matthew Rhys, no se queda atrás. Las conversaciones solo son interesantes si ambas partes generan el mismo interés, y Rhys cumple muy bien su papel. Al principio no sabemos cómo acabará el asunto, y las ganas de conocer a dónde llevará el debate hacen que los minutos se nos pasen volando.
Un final desconcertante
Si algo tiene Girls es que sabe dejarnos con el culo torcido cuando se lo propone. El capítulo empieza a tomar unos derroteros un poco extraños a partir de un momento. Pero uno de los momentos finales ya es el absurdo total. En otra serie me sorprendería, pero en la creación de Lena Dunham puedes esperarte cualquier cosa.
Dentro de lo que cabe me ha gustado el final. Estos episodios con tan solo un escenario y guiados por una conversación pueden acabar de forma insulsa o tener un final redondo, y nos encontramos ante el segundo caso. Estamos ante dos personajes cabezones como ellos solos, así que era difícil que encontrasen una postura común o que lograsen convencer al otro. Pero me ha parecido bastante correcta la forma (un poco absurda) de cerrar el episodio.
Según podemos ver en la promo del cuarto capítulo volveremos a saber un poco más sobre la vida del resto de chicas. Y es que, por muy bien que me caiga Hannah, Girls no es Girls si le quitamos los dramas de Marnie, Shoshanna y Jessa. Y ya nos quedan poquitos, snif.