El futuro de Chinese Room pasa por sentarse un momento, reposar y volver con las pilas más cargadas que nunca. Tranquilos, chicos: os esperamos.
Hace «poco» hemos visto nacer, crecer, desarrollarse mantenerse a uno de los géneros más expresivos de los videojuegos: el walking simulator. Si funcionamiento es sencillo, y su fuerza, inusitada; únicamente andando, interactuando con un walkie-talkie y leyendo conversaciones recibimos un mensaje muy fuerte, a veces tan íntimo como la pérdida, la desolación o la soledad (hablo de Firewatch, sí). Su nacimiento se puede datar en 2012, con el nacimiento de Dear Esther; el futuro de Chinese Room, la desarrolladora, pasa por tomarse un pequeño descanso.
Una amalgama turbia de problemas financieros y problemas de salud son los motivos de este pequeño parón. En el propio blog de la compañía se explica todo detalladamente, pero esos son los principales sucesos. La vida de Dan Pinchbeck, el jefe del cotarro, no corre peligro; el estudio tampoco parece que vaya a cerrar por los problemas financieros que asolan por detrás. Todo esto sucede para tomarse un pequeño tiempo y reconstruir la situación; recordemos que estamos ante un estudio pequeño y los problemas son, en escala, mucho mayores aquí que en un Triple A:
«Esto no es el final, sólo una pausa. Nuestros juegos, artículos de colección y bandas sonoras siguen estando a la venta. También lo está el tour de Dear Esther. Seguiremos manteniendo la actividad todo lo posible: hablaremos con los fans, entraremos en Twitter… Lo de siempre, pero en menor medida. […] Somos creadores, fundamentalmente. Nuestros roles estaban comenzando a ser demasiado difíciles en términos de creación. Necesitamos tiempos para volver a ello; a ser creativos, y no directores.»
Desde luego, el futuro de Chinese Room parece claro, pero pasan por un pequeño bache. Les debemos que creasen con un simple mod un título de culto como es Dear Esther. Les debemos que se esforzasen con Everybody’s Gone to the Rapture.
Descansad, pero no os durmáis. Por el bien de la comunidad.