Bueno culpables, otro año más que se nos escapa de las manos. Y no puede decirse que haya sido un año poco movidito precisamente. Pero vamos a centrarnos en «lo güeno» que nos ha dejado este año, al igual que hicimos el anterior. ¿Qué juegos han hecho estremecerse a los corazones de la redacción culpable?. Si quieres saber la respuesta, sólo tienes que leer un poquito más abajo. Y es que nos encanta haceros conocer nuestros favoritos del 2020.
La verdad es que esta vez me ha costado un poco decidirme por uno debido a todos los juegazos que hemos podido disfrutar a lo largo del año. Last of Us II, Half Life: Alyx, Ghost of Tsushima, Journey to the Savage Planet, Demon’s Souls, o Paper Mario: The Origami King son buenos ejemplos de ello. Incluso he tenido la tentación de darle mi voto al divertido Astro’s playground, ya que hasta el momento me parece lo más Next-Gen que he probado más allá de las pertinentes mejoras gráficas de las nuevas consolas.
Pero al final me he terminado decantando por el sobresaliente Ori and the Will of the Wisp. El motivo es que estamos ante uno de los mejores plataformas que existen. Así, con todas las letras. Esta secuela del también genial Blind Forest coge todo lo que funcionó bien de la anterior entrega y lo eleva a niveles estratosféricos. A esto hemos de sumar un combate totalmente remodelado, una espectacular banda sonora y más toques RPG, que no hacen sino mejorar la experiencia. Imprescindible para los amantes de los metroidvania. Si no me creéis, pasaos por nuestro análisis para comprobarlo
Mi GOTY personal no podía ser otro que The Last of Us Parte II. Han sido muchos los juegos que han salido este año, entre ellos mi esperado Demon’s Souls remake, un juego que esperaba con muchas ganas, pero nada me ha hecho sentir lo que consiguieron las historias de Abby y Ellie. Lo considero el juego de la generación y uno de mis favoritos de siempre, porque me gustan las historias bien contadas y que me remuevan el interior, y sin duda este lo consigue. Me encantó el primer juego, pero el segundo es que me vuelve loco. ¡Ah! Y no desmerezcamos uno de los gameplays más orgánicos que me he echado en cara. Por aquí tenéis su análisis.
Para mí este año el mejor juego ha sido Yakuza: Like a Dragon. La epopeya cargada de dramatismo y buen sentido del humor a partes iguales de Ichiban Kasuga me ha encandilado a niveles estratosféricos. Un J-RPG fluidísimo, muy divertido, capaz de enganchar al más receloso y capaz de mostrarnos unos protagonistas tan bien hechos que no seremos capaces de volver a las clásicas historias cliché del héroe que tiene que salvar al mundo en un entorno de fantasía medieval.
El juego lo tenéis disponible en PlayStation 4, Xbox One y PC (Steam) con una versión Next Gen en camino y que llegará en febrero. Da igual donde lo juegues, culpable, pero tienes que jugarlo. ICHIBAN-KA!
A día de hoy sigo sin decantarme por uno en concreto, ya que tengo 3 candidatos. Pero me dicen por el pinganillo que esto son los juegos del hambre y solo puede quedar uno. Así que tras noches sin dormir, numerosas tiradas en la ruleta de decisiones y echarlo al “pito pito gorgorito”… he de decir que ha tocado Final Fantasy VII Remake. ¿Por qué? os preguntaréis, pues porque desde pequeño Final Fantasy ha sido mi saga preferida, siempre me ha enamorado con sus historias, su banda sonora, sus personajes, etc. Revivir de nuevo la historia de Cloud con un gran lavado de cara y profundizando más en la historia ha sido una gozada. Los nuevos personajes (en especial Andrea Rhodea) han sido todo un acierto y sin duda ando en ascuas de ver como continúa la aventura.
Ojo, el que haya terminado decantándome por Final Fantasy VII Remake no quita que le dé una mención especial a 13 Sentinels: Aegis Rim (el cual fue una grata sorpresa) y Persona 5 Royal (que enamora desde el minuto 1).
No son pocos los juegos que se me han pasado por la cabeza para hacerse con este hueco. Si bien casi elijo Crusader Kings 3 o Hades, al final el galardón que no sirve para nada porque es de un mindundi como yo va para Animal Crossing: New Horizons. Y mira que los dos títulos que he mencionado son juegazos top de sus respectivos géneros, pero es que la obra de Nintendo es otro nivel.
Puede que no te guste el ritmo calmado o la temática de la franquicia, pero si le das una oportunidad vas a caer en sus garras. Lo cierto es que esta última entrega aúna todo lo bueno que ha dado Animal Crossing durante todos los juegos, haciéndolo además más entretenido a la hora de jugarlo. Ya sea para ratillos muertos o largas sesiones, New Horizons me hace disfrutar cada vez que lo pongo. Aunque a veces abandone a mis vecinos a su suerte, pero pueden cuidarse ellos solitos.
Este año hemos estrenado consolas y tarjetas gráficas de nueva generación, pero quizás los juegos no han acompañado a esta revolución tecnológica. Me voy a quedar con un estreno de PS5 que me ha hecho agarrarme al mando como hacía tiempo que no pasaba: Demon’s Souls. El acabado gráfico es maravilloso y el reto está ahí, esperando a que te sumerjas en el averno de boletaria. Sos lo recomiendo shurman@s. Análisis aquí.
Aunque me parece que The Last of Us Parte II es el juego más redondo del año, lo elegiría porque es fantástico y porque me gusta que los haters echen bilis, voy a quedarme con el juego que más me ha dado este año. Le pese a quien le pese, Animal Crossing: New Horizons es maravilloso. Me salvó de una cuarentena que pudo ser mucho peor de lo que fue. El juego de Naughty Dog no me hizo madrugar los domingos.
Me llega el turno, culpables. En mi caso la dificultad para elegir esto es bastante elevada. No porque no hayan salido juegazos este año, sino porque, salvo en el caso de los análisis, he estado más centrada en jugar títulos de hace años. Pero centrémonos. Si por mi fuera, nombraría diecisiete veces Baldur’s Gate 3, pero es una preview, y prefiero esperar al año que salga completo para daros la murga con él. Así pues… ¿Qué me queda? Pues me quedan las cartas sobre la mesa. Pero de manera literal, culpables.
Sí, mi voto va a ir para Legends of Runeterra. El título salió este año tras varias betas el anterior, y lo cierto es que es adictivo a más no poder. Vale, lo reconozco, no soy totalmente objetiva en esto, dado que me encantan los juegos de cartas. Pero esto va de gotys personales, ¿no? Pues eso que nos llevamos. Un juego de cartas precioso visualmente, con mucha jugabilidad y que no ha dejado de sumar y sumar modos a lo largo del año. La cosa está bastante clara.
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