Hoy en día los free to play son los reyes del mambo en el mundo del videojuego de PC. Seguimos viendo infinidad de lanzamientos con precios de triple A, pero no podemos negar que en la última década los juegos gratuitos han logrado quitarse esa etiqueta de título cojo o cutre que les acompañaba hace su tiempo, siendo el gran causante de esto League of Legends. Eso sí, no penséis que éstos han dicho su última palabra, y esto nos lleva a Faeria, el juego a analizar hoy, ya que el título de Abrakam demuestra que todavía se puede aportar originalidad a este nicho.
Faeria se trata de un juego gratuito de duelos con cartas, es decir, donde nos enfrentamos a oponentes por turnos usando cada uno nuestros propios mazos de cartones digitales de monstruos y demás elementos fantásticos. Sí, de esto ya tenemos bastantes juegos, destacando entre ellos Hearthstone y Magic, pero lo que estos dos no tienen es la principal baza que Faeria: el tablero de juego.
A diferencia de otros juegos de cartas, donde el terreno suele ser indiferente, Faeria divide éste en varias casillas hexagonales, las cuales se encargan de separar nuestro avatar de el de nuestro oponente. De esta manera, cada turno podremos ir rellenando 2 de éstos huecos, creando así nuestro propio terreno por el que invocar y mover nuestras criaturas para así atacar a nuestro rival, entrando aquí el gran componente estratégico del juego. Puede sonar un poco confuso de primeras, pero digamos que esta idea bebe mucho de otro clásico: Yu-Gi-Oh!. Eso sí, no me refiero a las cartas, sino a Dungeon Dice Monsters, el juego de dados que hizo su aparición en un par de episodios de la serie, donde Yugi y Duke construían el terreno de juego para avanzar y enfrentarse entre ellos, pudiendo mover a cada criatura una casilla por turno.
La gracia de esta idea no reside solamente en ir creando turno a turno nuestra zona de invocación, sino que tenemos restricciones a la hora de poder colocar casillas, siendo únicamente los huecos alrededor de terrenos ya creados por nosotros o adyacente a nuestras criaturas las zonas que nos permiten poner nuestra marca personal. De esta manera tenemos que cuidar mucho dónde vamos edificando y dejando huecos, ya que el tener un terreno nuestro cerca del avatar enemigo nos dará una importante ventaja estratégica. A parte, para darle más vida a esto, existen varias cartas que requieren contar con varias tierras de un determinado elemento, siendo éstas bosques, lagunas, montañas y desiertos, de las cuales podemos construir una por turno en vez de las 2 casillas estándar. De esta manera, alivia gran parte del problema de los juegos de cartas: el azar, aunque no lo deja para nada en segundo plano.
Centrándonos ya en las cartas nos encontramos con la posibilidad de usar criaturas y hechizos, algo habitual en este género. No obstante, si nos fijamos en las mecánicas de las cartas nos encontramos con un calco de Hearthstone, y no lo digo por tener monstruos con ataque y salud propia, sino porque tenemos hasta las mismas habilidades del juego de Blizzard, contando así con bichos a los que el rival tendrá que enfrentarse obligatoriamente, otros que puedan atacar en el turno de invocación y demás mecánicas. Eso sí, alguna está adaptada para ser útiles en el tablero, como es el caso de las criaturas voladoras, quienes no necesitan de terreno para poder moverse. Ah, y no nos olvidemos de los hechizos para potenciar a nuestras criaturas, hacer daño al oponente y similares.
Otra característica propia de Faeria son las fuentes de maná, el recurso necesario para jugar cartas, dispersas en el mapa. Podemos conseguir éste de forma automática cada turno, pero si tenemos a una criatura nuestra junto a una de éstas fuentes al empezar nuestro turno, veremos que generaremos maná extra, algo que si sumamos a la posibilidad de acumular el que no gastemos en turnos anteriores hace que sea realmente sencillo y rápido invocar grandes monstruos desde bien temprana la partida. Puede sonar bastante descabellado el contar ya casi de primeras con bestias pardas, pero aquí gran parte de la estrategia cae en saber colocar las tierras para poder atacar y evitar que tu contrario logre crear sus terrenos cerca tuyo, de modo que esto simplemente hace que las partidas sean más rápidas, algo necesario al tratarse de un juego donde nos movemos por casillas de forma lenta.
En modos de juego Faeria está más que servido, y es que si os gusta jugar contra la máquina estáis de suerte, ya que en el juego contamos tanto con un tutorial bastante extenso como con 4 bloques de enfrentamientos, representando cada uno a uno de los elementos del juego. A parte, cada uno de éstos tiene tanto duelos contra oponentes del juego como desafíos en los que tendremos que ganar en un turno con los elementos que nos ofrece el juego tanto en mano como en mesa. Todo ello en total nos ofrece más de 32 misiones que superar, una cifra realmente buena para un juego de cartas, a las que obviamente se suman los duelos amistosos contra la IA.
A esto hay que sumarle también otros conocidos de Hearthstone, como son los duelos contra la gente tanto amistosos como competitivos para subir en el ranking o las arenas, aquí llamadas Pandora, donde se nos ofrecerán varias cartas de forma temporal con la que hacernos un mazo y jugar partidas contra otros jugadores hasta caer derrotados y llevarnos premios conforme nuestros resultados.
Al principio mencioné que estábamos ante un free to play, lo que nos lleva a la inevitable pregunta de si hace falta dejarse un dineral para destacar en el juego. Pues bien, os puedo decir que si queréis tener los mazos más poderosos desde el minuto 1 tendréis que pagar, ya que a pesar de contar con dinero interno con el que comprar sobres de cartas aleatorias y elementos estáticos también se puede tirar de pelas. Eso sí, al igual que en Hearthstone, jugando podemos conseguir sobres fácilmente, y al contar con la posibilidad de destruir cartas repetidas para poder crear las que necesitemos es bastante sencillo ir consiguiendo las criaturas y hechizos que necesitemos en cada momento, por lo que vuestro dinero puede estar a salvo sin problemas.
Faeria logra darle un soplo de aire fresco a los juegos de cartas y de paso eleva lo suyo el factor estratégico de éstos mediante su gran seña de identidad: el campo de batalla, aunque habría gozado de mucha mayor personalidad si no hubiera sacado casi toda la base de sus cartas de Hearthstone. Tan solamente queda esperar a la recepción de la comunidad y ver si sus creadores logran impulsarlo, aunque viendo que ya tienen preparada una web con torneos y demás elementos competitivos parece que van a por todas. Si las cosas salen medianamente bien no descartéis que estemos ante el nuevo free to play que cause furor entre el público.
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