Si lees las palabras Atlas Fallen posiblemente te venga a la mente el atroz Atlas de los creadores de Ark, pero tranquilos, que este desarrollo no tiene nada que ver con la obra de Studio Wildcard. En estas impresiones de Atlas Fallen te voy a contar que tiene este juego para que me parezca de recibo tenerle echado el ojo encima, y es que apenas se dejó ver al público mediante una cinemática sin mostrar demasiados detalles de su jugabilidad. Ya te adelanto, culpable, que la misma va ser su piedra angular y una fortaleza que a buen seguro venderá la producción a más de uno.
Atlas Fallen nos sitúa en un mundo inclemente donde las arenas es lo máximo que queda de una civilización otrora gloriosa. A los mandos estamos de un errante que es poseído por un guantelete de poderes misteriosos; seremos asesorados por una especia de entidad que tratará de guiarnos para recuperar el poder perdido de esta reliquia y así poder sobrevivir a la infinidad de peligros que pueblan estar región devastada.
A diferencia de otros trabajos de Deck13 (papis, entre otros, del maravilloso The Surge) no estamos ante un juego cimentado en el género soulslike, sino que se han pasado a un género menos famoso y más agradecido para el menda que está escribiendo estas líneas: el hack and slash. Sí, culpables, por eso mismo he titulado estas impresiones como «God of War en el desierto«, porque esta obra se asemeja más al Kratos en sus buenos tiempos de PlayStation 2 con un sistema de combate que intercala golpes rápidos con otros más contundentes dentro de entorno muy fluido donde recrearse a poco que te guste realizar combos.
Realmente Atlas Fallen quiere que te sientas ligero como una pluma, haciendo esfuerzos para que nuestro protagonista pueda hacer combos aéreos impresionantes, fintas e incluso un intercambio natural entre sus distintas técnicas para que el ritmo de las contiendas nunca decaiga. Además, esto se ve reforzado por un «parry» muy molón que deja a los enemigos congelados (literalmente) para ser más vulnerables a nuestros golpes. Todo esto es potenciable mediante un clásico sistema de mejoras y árbol de habilidades que podremos desarrollar en yunques repartidos por su mundo abierto desértico.
La verdad es que incluso desplazarse por las ruinas de Atlas Fallen es satisfactorio. En vez del clásico sprint, nuestro héroe podrá deslizarse con el poder del viento por las arenas, como si llevase una tabla invisible, salpicándonos a la pantalla con los surcos de arena que va levantando a su paso. Pero la cosa no se queda ahí, pues más adelante podremos hacer lo mismo por los aires, con sinuosos impulsos aéreos con los que surcar grandes masas de terreno en cuestión de segundos.
Junto a esto, con nuestro guantelete podremos interactuar con ciertas partes de los escenarios pudiendo, por ejemplo, levitar rocas con las que llegar a sitios de otra forma inaccesibles o encontrar cofres enterrados entre las arenas que guarden materiales o nuevas armaduras con las que ataviar al personaje. Huelga destacar, como ya he dicho, que en este juego todo lo relacionado con atributos es escalable, por lo que tiene pinta que el farmeo será una actividad cotidiana si queremos ir aprendiendo y desarrollando nuevas habilidades de combate o simplemente mejorar las estadísticas de las piezas de equipo que encontremos.
Por lo demás, la historia poco hemos podido saborear en estas impresiones, pero no tiene pinta de que vaya a ser algo revolucionario. Aún así, sí que pica gracias a su aura de misterio y todo el acervo que guardan los flashbacks que vamos recuperando de los yunques para entender lo que se ha perdido en este inmenso mundo desértico.
Como decía, Atlas Fallen está rodeado de un halo de misterio donde, como mucho, podíamos sonsacar que estábamos ante otro soulslike ambientado en un desierto. Nada más lejos de la realidad. Esta nueva obra de Deck13 rompe con tradicionalismo y entra de lleno en el campo de los hack and slash y el mundo abierto sin barreras. A voz de pronto, las partes que hemos podido jugar para estas impresiones nos han encantado, dejándonos un buen sabor de boca gracias a lo bien que funciona todas sus mecánicas, sobre todo en lo que respecta al combate y la exploración.
No obstante, habría que valorar si estas sensaciones se sostendrían a lo largo de toda la aventura y si esta no se haría repetitiva por falta de variedad de localizaciones, enemigos o situaciones. Algo que no podremos vislumbrar hasta probar la versión final, por lo que de momento tiene nuestro más que sobresaliente con lo mostrado.
Por último, si queréis indagar en desarrollos anteriores del estudio, os dejamos aquí con el análisis de The Surge 2 donde comentamos lo siguiente: «Podemos decirlo, The Surge 2 es un soulslike muy bueno que hará delicias entre los amantes del género. Con un par de pinceladas más en su apartado técnico habríamos obtenido un juego sobresaliente.»
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