Ayer por la noche, después de un duro día de Madrid Games Week, recibí un mensaje de mi amigo y compañero Cardona. Era un tráiler de un juego, seguido por un «me lo han vendido». El vídeo era de un tal Hatred, de Destructive Creations, título para PC del que aún no había oído hablar, aunque después de visionar la pieza, supe que iba a haber Hatred hasta en la sopa.
https://www.youtube.com/watch?v=RrX7G-1xPLs
El juego nos pone en la piel de un tipo que decide ataviarse con sus mejores galas -y granadas, y escopetas- y sale a la calle a matar. Sin más. La mecánica me recuerda a clásicos como Smash TV, en la que básicamente se guardaba la misma perspectiva, y había que hacer lo mismo, matar, matar y matar. Aunque claro, la ambientación no era la misma.
Estando como está el mundo, un videojuego de un colega que sale a la calle a matar inocentes porque sí, sin ningún atisbo de censura y con unos gráficos tirando hacia lo fotorrealista, volverá a traer muchos quebraderos de cabeza al de siempre, al pobre mundo del videojuego. En cuanto «se entere de esto» la Ana Rosa de turno, apaga y vámonos. Lo peor de todo es que desde dentro de la industria ya se le está empezando a dar la espalda al juego, y la misma Epic Games, proveedora del motor del juego, ya ha renegado de él, y no quiere su logo en el mismo.
Todavía me cuesta entender por qué hay películas de acción, de acción extrema, de acción brutal y gore, y en el mundo del videojuego esto no es posible, porque si de aquí a 6 meses un gilipollas o un tarado lía una escabechina, me apuesto un dedo a que sacan a colación a Hatred, o al Tetris. Sí, la prensa amarilla y la mojigatería es capaz de esto, y de mucho más.