La comunidad rolera enloqueció al saber que Dragon Quest VII: Fragmentos de un Mundo Olvidado saldría en Occidente para Nintendo 3DS. Y no es para menos, porque en este análisis de Dragon Quest VII ya os adelanto que el juego me ha sorprendido y bastante. Si sois amantes del género del JRPG os recomiendo que leáis esto de camino a la tienda para comprar el juego. Si no, acabad de leéroslo y luego reflexionad sobre darle una oportunidad. Aunque la impresión general sea muy buena, cierto es que tenemos algunas cosilla que flojean, así que dicho esto, vamos al tema.
Dragon Quest VII nos sumerge en un maravilloso mundo con una historia sorprendente e incluso viajes en el tiempo. Ni Marty Mcfly lo haría mejor. Nuestra historia empieza en la «única» isla del mundo, con nuestro avatar y el príncipe de la isla tramando algo como sanos chicuelos que son. Por supuesto esta pequeña travesura derivará en una serie de acontecimientos que por alguna razón u otra, nos acabarán metiendo en el meollo de tener que restaurar todas las islas del mundo. ¿Y cómo va esto? Pues muy sencillo.
Al descubrir el secreto que guarda nuestra isla, podremos recoger fragmentos de piezas de colores que si los juntamos en cierto lugar sagrado nos permitirá viajar a esa isla, ¡PERO AL PASADO! Y evidentemente, después de rescatar las islas, éstas aparecerán en el presente, por lo que no os reconocerá ni el tato cuando volváis a pasar por ellas. Sobre estas piezas girará la aventura culpables, más que nada porque sin piezas no hay islas, y sin islas no hay aventura.
Las islas son, sin duda, el centro del juego, pero también lo que más os sorprenderá incluso después de llevar más de 2o horas de juego. Cada isla tiene un problema, un misterio que resolver, un enemigo que derrotar. Son mini mundos con personalidades muy marcadas, algunas incluso tienen lo que podríamos denominar como dialectos o mezclas del castellano con otros idiomas como el gallego, italiano, alemán, castellano antiguo… Llama mucho la atención el cómo a pesar del transcurso de la historia, los eventos de algunas islas siguen sorprendiéndonos como si fuera la primera isla que visitamos.
Pero vamos con lo que posiblemente sea el punto más negativo de Dragon Quest VII, el transcurso de la historia. El ritmo del juego puede que se os haga lento (demasiado lento en algunos momentos) y puede que eso sea un obstáculo para algunos jugadores, sobre al principio. Los primeros compases de la historia pueden poner a prueba vuestra paciencia en algunos momentos. Pero creedme cuando os digo que vale la pena continuar.
Ya que hablamos de la historia, hablemos también de los protagonistas del juego. Se puede decir abiertamente que no destacan por su carisma, más bien son más sosos que un yogurt de agua. Pero sorprendentemente esto es algo que la mayoría de las veces pasa desapercibido. Esto es como ya dije anteriormente, trabajo de la magnífica historia del juego que nos sumerge tan de lleno y nos sorprende con tantos pequeños detalles que obviamos esto por completo en algunas ocasiones (aunque es cierto que en algunos puntos del juego os apetecerá echarle algo de sal a la consola).
Sin abandonar el tema del ritmo del juego, hablemos de los combates. Desde luego los menús no son lo más rápido del mundo y el estilo podría mejorar un poco, pero es puro Dragon Quest y esto es precisamente su encanto. Los combates serán contra las criaturas que nos salgan en el mapa, pudiendo eludirlos la mayoría de las veces.
Sin embargo, y como os imaginaréis, no os lo recomiendo, sobre todo si no queréis que se os haga muy cuesta arriba la aventura. Además, combatir es básico para que nuestros personajes suban de nivel y aprendan nuevas técnicas. Llegados a cierto punto de la aventura ya empezaréis también a poder combinar clases, por lo que las posibilidades se multiplicarán.
Todo esto transcurrirá en un mundo que no tiene los mejores gráficos que puede ofrecer Nintendo 3DS, ni falta que hace. Es sencillamente perfecto así como está, encaja con todo y nos envuelve en esa magia del estilo Dragon Quest que encandila y nos hace disfrutar aún más de la historia. Se nota la mano de Toriyama en los diseños y puede que algunos se quejen de que no hay un lavado de cara o una mejora de gráficos, pero en mi opinión eso sería quitar parte de la «magia» del juego.
Y aunque todos los aspectos del juego inclinan la balanza hacia un título de calidad, la banda sonora es un mix de luces y sombras de cuidado. Durante algunos momentos apetece quitar el sonido a la consola de lo repetitivo que estamos escuchando y en otros vamos a querer que la canción dure para siempre. En general no son malos temas, pero creo que a la banda sonora si le habría sentado bien una revisión más a fondo.
Otro punto bastante interesante del juego, es la posibilidad de desbloquear mazmorras especiales a través de streetpass. Por si la duración normal del juego os parece poca (que mínimo le vais a echar unas 50/60 para acabar todo) con esta función podréis aumentarla un poco más y, además, conseguir objetos y premios, todo un chollo vamos.
En mi opinión, puedo afirmar que, Dragon Quest VII: Fragmentos de un Mundo Olvidado, es un título imprescindible para los amantes de los JRPG clásicos, con una historia que te absorbe y sorprende, en donde cada isla es una aventura totalmente nueva, que no decepciona y que en algún momento de su vida, todo propietario de una Nintendo 3DS debe darle una oportunidad.
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