La mini saga de relleno llega a su inesperado fin con un par de sorpresas y una mejor animación de lo que esperábamos. Menos mal.
Tras el el capítulo de la semana pasada de Dragon Ball Super, tengo que admitir que nos esperábamos una maldita bazofia que posiblemente podría rivalizar con el episodio en el que Goku se enfrenta a Bills por primera vez. Sin embargo, o bien han rehecho gran parte del capítulo en tiempo record por las críticas que le llovieron antes de salir o bien nos pusieron solo lo peor de lo peor.
La cosa es que, finalmente, el episodio, al menos en términos de animación, es más potable de lo que nos habíamos hecho a la idea. Pero no os engañéis, es una ilusión creada por las malas expectativas ya que poco más se puede rescatar el capítulo.
De hecho, si me permitís la comparación, creo que la intención del estudio era el de hacer un capítulo similar al que Goku en SS4 combate contra el Super Androide A17 en Dragon Ball GT. Ese capítulo es espectacular y tiene unos cambios de escenario muy chulos, ya que el combate se lleva a cabo por todo el planeta, y pasamos de montañas al cielo, luego al mar, luego por la tarde, etc.
En este caso, el resultado es como intentar hacer un pastel de chocolate usando barro. Sí, algo se parece y sí, hay un par de cambios de escenario que parecían interesantes, pero es que la cosa se queda a medias. Y cuando empieza el movimiento en la batalla de Goku contra Hit, la animación decae y aparecen los deformes. Un suplicio que, al menos, solo dura 5 minutos.
Por desgracia, el final del combate vuelve a ser un «porque yo lo valgo» sin ningún tipo de elemento táctico que sorprensa. La técnica de Hit sí que parece interesante por cómo está concebida, pero cuando Goku la revienta simplemente a base de fuerza bruta, uno se queda con los ojos a cuadros. Es decir, que Goku puede romper dimensiones simplemente aumentando su Ki… en fin. Es relleno, no le podemos pedir más.
Lo otro bueno que tiene es que uno descubre que ha tenido razón todo este tiempo. Al menos al 90%, ya que como dije, Wiss y Vados están metidos en el ajo. Lo que no pensaba era que Goku fuese a estarlo también.
Por desgracia la mini saga no ha dado para más y ha acabado con este segundo capítulo. Yo me esperaba algo más en plan «entrenamiento de Gohan para derrotar a Hit» o similar, y podría haber dado de sí. Pero todo ha quedado en dos episodios que realmente no han tenido nada interesante. Y mejor nos olvidamos de lo que le han hecho a Vegeta. Mejor lo olvidamos.
Al parecer, la semana que viene veremos a nuestro querido Gran Saiyaman, aunque no como querríamos verlo. ¿Será algo más interesante lo que veamos? Pues esperemos, que hay que empezar bien el año de Dragon Ball Super.