Dicen que tras la tempestad llega la calma, y en Dragon Ball Super ha pasado tres cuartos de lo mismo. Tras un capítulo lleno de acción y más misterios, los guionistas de la serie nos traen hoy uno más calmado y con, por fin, algunas respuestas.
El primero en resolverse es el porqué de la ausencia de las semillas del ermitaño en el futuro, algo que, sinceramente, no me esperaba que tuviese respuesta en la serie. Sin embargo, mira tú por dónde, hacer esta pequeña aclaración, aunque vuelve a Goku un poco más idiota (sí, aún puede serlo más), es un curioso detalle que se agradece.
Sin embargo, y como siempre, lo más interesante de todo está en el misterio Zamasu/Black que queda algo más nítido tras la visita del aprendiz de dios del presente a Zuno, el sabelotodo pedante al que, mira tú por dónde, decide intimidar para conseguir respuestas.
Esta visita inesperada despierta las alertas del kaioshin de nuestro universo que, como un niño enrabietado va a avisar al tipo fuerte: Bills y Wiss. Ambos, junto con Goku y compañía y, cómo no, un helado que ya me gustaría poder catar (maldita dieta), empiezan a hacer divagaciones.
La cosa ahora es ¿son esas las respuestas correctas? Los buenos de la serie ya se han equivocado un par de veces en todo este asunto. Primero pensando que Black era Goku, luego que era Zamasu y ahora que es una copia de Goku creada gracias a las Super Dragon Ball.
Pero esto no explica el porqué del ki de Black es tan similar al del dios del décimo universo, y aquí aparecen de nuevo las dudas acerca de si esta respuesta es verdadera o falsa. Quizás los potala tengan algo que ver ya que, al prestarle uno de ellos a Black, Zamasu le haya pasado parte de su ki.
Lo que sí que sabemos es que Zamasu tiene que esperar un año para poder usar las Super Dragon Ball, pero para evitar tener que hacerlo, hay un objeto que le sacará del apuro: el anillo del tiempo. Y para usar este anillo necesita ser un kaio. Y para dejar de ser un aprendiz tiene que, o bien conseguir lo potala de su maestro, Gowasu, o bien sustituirle, y parece que por aquí van los tiros.
Lo gracioso del asunto es lo que dice el Kaioshin del séptimo universo: Zamasu aún no ha hecho nada en esta era, por lo que acusarle y quitárselo de en medio es algo demasiado Minority Report y, además, Gowasu no hace más que defenderle pese a las evidencias.
Por el avance del próximo capítulo parece que queda bastante claro que Zamasu va a ir a por su maestro, pero la presencia de Goku y compañía no parece haberle alterado demasiado los planes. ¿Conseguirá hacerse con el anillo del tiempo y escapar hacia el futuro para hacerse con el cuerpo inmortal y con un poderoso aliado (Black)?
Hay que admitir que esta doble trama se está volviendo bastante interesante. Por un lado tenemos el problema del futuro, con unos enemigos muy fuertes y que, hagan lo que hagan en el pasado no van a cambiar (en el mundo de Dragon Ball los cambios en el pasado no afectan al futuro, acordaos), y por otro tenemos el problema del origen de todo ese horror con Zamasu y Black.
Lo que me da un poco de rabia es que no se use al resto de personajes que tienen potencial en la serie, como Gohan, Goten, Trunks o incluso Boo. Ellos podrían hacerse cargo de parte de la trama en determinado punto a lo Dragon Ball Super. Es decir, haciendo las peleas previas hasta que llegan los fuertes. Pero al menos harían algo más que ver cómo Goku y Vegeta pelean.
Pero aún quedan cosas por resolver. Tenemos un dios inmortal delante de nosotros al que no sabemos cómo vencer… o casi ninguno. Os recuerdo que Gohan, Piccolo y Krilin ya pelearon contra alguien que tenía un cuerpo similar: Garlick Jr. Y le derrotaron. Quizás sea el momento de compartir experiencias…
Eso sí, yo sigo apostando por un enemigo final que será la fusión de Black y Zamasu usando los potala. Además, si la teoría de que Zamasu y Black comparten ki es cierta, esto tendría muchísimo sentido.
Esta saga se vuelve más interesante por momentos y creo que la culpa, más que el misterio, es la presencia de Zamasu como enemigo. Sin ser quizás el más carismático de la serie de Dragon Ball, al menos tiene cabeza para hacer las cosas. Me sigue recordando a Baby, un enemigo que de por sí no era lo suficientemente fuerte como para vencer a Goku pero que se las supo apañar para vencerle sin problemas (al menos dos o tres veces). Darle esta personalidad a un personaje, aunque sea algo infantil (recordemos que simplemente tiene sed de justicia), es algo que se agradece y que se opone al carisma de Hit en la anterior saga.
Veamos a ver qué hace el carismático dios en el próximo capítulo.