Hola de nuevo, culpables. No, no nos habíamos aburrido de hablar de Dragon Ball Super, es que hace dos semanas hubo parón y la pasada nos quedamos encerrados en el zulo por culpa de la Gamescom, pero hoy estamos aquí de nuevo para continuar hablando de lo que parece que ha sido el capítulo peor animado de la historia de Dragon Ball. Pero no os dejéis engañar por las redes. No ha sido para tanto.
Después de un arranque para ponernos en situación y comentarnos cosas de la vida de personajes interesantes e insulsos, como la aparición de Pilaf y su tropa que a nosotros ni nos va ni nos viene, por fin hemos tenido algo de acción, si se puede llamar acción a lo que pudimos ver este fin de semana. Bills se cruzó con Goku, y ambos se liaron a leches… por así decirlo. Es cierto que ya iba haciendo falta algo de acción, sobre todo para ir abriendo boca, lo que pasa es que nos hemos llevado todos un buen chasco.
Con una animación bastante decente, e incluso potente, en los dos primeros capítulos, el cuarto nos presentó un dibujo a base de líneas gordas y pocos detalles que, si bien no convenció, tampoco fue algo que nos diese penita. Sin embargo, el quinto capítulo ha sido, sin duda alguna, lo peor que han podido hacer con un capítulo lleno de acción y movimiento.
Goku, al igual que en la película de Dragon Ball Z: Battle of God, se enfrenta a Bills, y lo hace mostrándole al dios de la destrucción los tres niveles de poder que es capaz de alcanzar. Sin embargo, no reconocemos por ningún lado al Super Saiyan que derrotó a Freezer, que le metió la paliza a Célula o que entretuvo a Majin Boo a base de hostias y mordiscos. Nos hemos cruzado con un pavo que dice ser Goku, con el pelo amarillo y que tiene menos movimiento que tu cartera a final de mes.
Trazos faltos de definición, golpes insulsos, movimientos toscos y lentos. No esperábamos la gran batalla de Dragon Ball Super en el quinto episodio, pero despues de seis semanas (cuatro de trama y uno de descanso), sí que estábamos con la vista puesta en este primer combate. Pero hemos salido muy decepcionados. Nada espectacular, sino todo lo contrario. Algo que nos ha dejado muy mal sabor de boca, y que, desde luego, no nos anima demasiado.
No se entiende cómo en un capítulo que prometía tanto, se les ha ido la mano de esta forma, ya que no ha habido trama por ningún lado. Solo acción. Y después de ver los dos primeros capítulos de la seria, parecía apuntar buena maneras. Pero nada más lejos. Muy mal, Toei, muy pero muy mal.
Pero esto no es todo, culpables. Lo peor puede estar por llegar, porque el capítulo acaba, cómo no, con Bills dirigiéndose a la Tierra a hablar con Vegeta en busca de ese Super Saiyan Dios del que tanto habla. Y eso implica la posibilidad de ver de nuevo al príncipe de los Saiyans bailando, cantando y perdiendo todo su encanto…
Sin embargo, algunas cosas han cambiado. Vegeta parece no conocer, al menos por el momento, el potencial de Bills, el dios de la destrucción, ya que cuando se lo mencionan para advertirle de que va hacia él, se queda tan ancho y pancho. En la película, él ya conocía muy bien de su existencia y lo prohibitivo de su poder, y por ello actúa como actúa. ¿Veremos a nuestro Vegeta haciendo el gamba de nuevo o lo arreglarán un poco en esta ocasión? Quedan pocos días para saber el final… pero miedo nos da.