Dragon Ball Fusions – Análisis Nintendo 3DS

Dragon Ball Fusions es ese juego que todo fan de la saga puede hacer el equipo que le dé la gana con los personajes que le dé la gana y con las habilidades que le dé la gana. Pero aún así, no es el juego perfecto.

Cuando se anunció que veríamos Dragon Ball Fusions por estas tierras, pusimos el grito de júbilo en el cielo. Las fusiones más locas de Dragon Ball por fin iban a llegar a nuestras manos. Y, ya sabéis el dicho, a falta de Dragon Ball Heroes, buenas son las fusiones.

El juego nos plantea un sistema novedoso dentro de la saga. Pero esto no quiere decir que sea la originalidad en persona, ya que el título toma mucho de otros juegos. De hecho, si nos dicen que Dragon Ball Fusions lo ha hecho Level-5, nos lo creemos.

Así que vamos por partes y empecemos por el principio.

Qué es Dragon Ball Fusions

Una buena pregunta para empezar. Y la respuesta es relativamente sencilla. Dragon Ball Fusions es un juego de rol táctico que podríamos decir que mezcla elementos de recolección de personajes tipo Pokémon, Inazuma Eleven o similares, con juegos de rol táctico por turnos y con una partida canicas. Sí, canicas. No pongáis esas caras. En los descansos del cole de mi época no era tan raro jugar a las canicas en «el campo de tierra».

Con esta premisa ya podéis haceros una idea acerca de si este juego es o no de vuestro gusto. Si buscáis algo más de acción como Dragon Ball Xenoverse 2, este no es vuestro juego. Si queréis algo más de plataformas como Dragon Ball Origines, tampoco es vuestro juego. Pero si buscáis un título en el que hay que echarle horas para conseguir el equipo y conseguir un porrón (más de 1 000) personajes y donde la paciencia y la estrategia son la clave (sobre todo en niveles altos), estáis delante de vuestra opción perfecta.

Además, el juego tiene un componente fan service que huele a tres kilómetros a la redonda, sobre todo con el componente extra que tienen las fusiones entre cualquier personaje que pueda usar el brazalete ex. Y cuando digo cualquier personaje es cualquier personaje ya que gracias al deseo que se pide con las bolas de dragón, cualquier protagonista de la historia en cualquier estado es capaz de aparecer.

Así veremos a Goku de niño, de adulto, entrado por Wiss o convertido en algunas de sus formas más poderosas. Así mismo pasará con Gohan, Piccolo, Trunks o cualquiera de los personajes más carismáticos de la saga.

Vamos, que es lo que cualquier fan podría desear: juntar a sus personajes favoritos en un equipo y liarla parda a base de leches, fusiones e idas de olla sin importar si por historia podían coincidir o no en el tiempo y el espacio.

¿Qué más se le puede pedir a un juego de Dragon Ball?

Combates tácticos

El núcleo jugable de Dragon Ball Fusions es, cómo os podréis imaginar, el combate. Vamos a combatir a todas horas, y aunque las cosas cambian conforme avanzamos, los principios básicos permanecen.

El sistema de batalla es táctico y por turnos. Tenemos un «ring» en el aire en el que nos enfrentamos en combates de (normalmente) cinco contra cinco. Cada vez que le llegue el turno a nuestros combatientes podremos elegir si hacer un tipo de ataque cuerpo a cuerpo, de «rayitos», especial o alguna que otra opción que poco a poco iremos desbloqueando.

Es importante elegir el lugar desde el que atacamos ya que el golpe que demos enviará en la dirección opuesta a nuestro enemigo y esto puede hacerle aún más daño si choca contra alguno de nuestros aliados (que le propinará una buena leche adicional), o contra sus aliados (porque les hará daño en plan carambola a cada uno de ellos).

Hay distintos elementos según los personajes que usemos. Así cada tipo de luchador tendrá un rango de ataque, unas fortalezas y unas habilidades especiales que nos serán más o menos útil. La gracia de todo esto está en que hay más de 1 000 personajes para «coleccionar».

Pero pese a ser un sistema bastante interesante, se le echan en falta algunos elementos básicos en un táctico. Por ejemplo, no hay movimiento. Los personajes llegan a cualquier lugar del ring sin problemas, lo que hace imposible hacer estrategias de bloqueos o proteger a aliados. Tampoco podemos movernos libremente ya que los ataques cuerpo a cuerpo nos colocan en el lugar de nuestro enemigo y tan solo tenemos una libertad para ubicarnos cuando hacemos ráfagas ki.

Esto hace que la táctica a veces no sea tal y que nos dediquemos a pegar leches sin parar a nuestros enemigos, y al final acaba cansando un poco. Al menos hasta determinado momento de la historia. No habría sido tan complicado establecer una fase de movimientos en el juego.

El análisis continúa en la siguiente página, culpable.

Siempre mejorando

Si hay algo que nos incita a continuar atacando y luchando con todo bicho viviente que nos encontremos por el camino es el hecho de mejorar. Pero no solo de mejorar a nuestros personajes, sino de acumular un poco de todo.

El juego funciona por «energías» de colores. Cada raza tiene una, y la conseguiremos acumular conforme les derrotemos. Pero para guardarla cual agua en cántaros necesitamos tener personajes de su raza en nuestro equipo, así que hay que ir cazando guerreros cual pokémon se tratase.

Si durante el combate hacemos una acción determinada para derrotar a nuestro enemigo, y éste ese presta a impresionarse, podremos añadirlo al equipo. De la misma forma, aprender habilidades se consigue a base de meterle leches a los enemigos y sacarlos del ring.

La revolución llega cuando nos dan el brazalete para las fusiones EX y nos dicen cómo hacerlas. A partir de aquí ya tenemos la orgía padre de las fusiones y los bailes, culpables.

Excepto nuestro protagonista, todos los demás personajes tendrán restricciones a la hora de fusionarse los unos con los otros. A veces simplemente no podrán, pero otras necesitarán tener un nivel, una habilidad, un título o algún elemento en concreto para poder hacer la fusión EX.

Esto ya es el acabose, culpables, porque querrás fusionarlo con todo bicho viviente que circule por los planetas que flotan en medio de este universo extraño y chibi de Dragon Ball. Estas fusiones permanecen hasta que las deshacemos para formar otras, por lo que el personaje resultante se une a nuestras filas y hereda habilidades de «sus padres».

Y lo que era una orgía de personajes haciendo fusión se convierte en otra similar de ataques, movimientos, habilidades, ropas, y demás parafernalia mezclándose para dar lugar al guerrero o la guerrero definitiva.

Así pues, combatir consigue hacerse algo más ameno conforme nos plantea estos mini retos dentro de las propias batallas para que nuestros personajes y nuestro grupo sigan creciendo.

Pero el resto de elementos se quedan a medias

Sí, el combate, como veis, está muy cuidado. Pero no pasa lo mismo con el resto de elementos del juego. Dragon Ball Fusions nos promete algo de exploración, una historia principal y muchas misiones secundarias. Sin embargo, al final todo esto queda muy diluido.

La exploración es algo medianamente importante en el juego ya que tendremos que ir de un lado a otro rompiendo barreras y encontrando objetos perdidos por ahí. Sin embargo, si bien el movimiento es fácil para ir de un punto a otro, puede ser un verdadero suplicio a la hora de intentar buscar cosas en concreto o buscar personajes ocultos.

Además, las historias secundarias siempre acaban igual, en pelea. Algunas tienen algo de gracia y su recompensa suele ser que se nos una el personaje en cuestión, pero por desgracia suelen ser bastante repetitivas y al final el aliciente para seguir luchando es ver si reclutamos a ese personaje de las narices de una vez o no.

Tampoco es la leche el sistema de personalización. Tendremos ropas y trajecitos, pero poco más, la verdad. El color se les puede cambiar y tendremos la posibilidad de ponernos hasta dos tipos de indumentaria, pero al final la diferenciación es tan escasa que acaba siendo trivial.

Conclusión

¿Entonces ¿merece la pena Dragon Ball Fusions? Pues si te gustan los tácticos y Dragon Ball claro que merece la pena. El juego tiene una base de combate sólida y aunque su historia esté sujeta con alfileres y haga más aguas que un colador haciendo de barco, al final engancha.

Querremos combatir, cambiar de personajes, fortalecer a algunos para fusionarlos con otros, encontrar personajes secretos, viajar y romper barreras que no nos tocan, acumular energía, mejorar los ataques y encontrar las bolas de dragón.

Hay un sistema de retos que, además, nos pica bastante ya que sus recompensas son potenciadores para nuestro equipo, así que también tendremos ese aliciente a la hora de combatir. Vamos, que no nos aburriremos haciendo el ganso por este universo loco de Dragon Ball Fusions.

Si esto te gusta y no te importan los fallos que hemos comentado, como los de la historia, la repetición del sistema de combates o el hecho de que gráfica y musicalmente no sea el mejor juego de la saga, entonces dale su oportunidad, porque lo vas a disfrutar.