Bioware y Electronic Arts se encuentran desarrollando en el más estricto secreto Dragon Age: Inquisition, secuela del polémico Dragon Age II, el cual no llegó al mínimo de calidad exigible tras una primera entrega tan sobresaliente como fue Dragon Age: Origins. Para contentar a los miles de fans de la franquicia, Bioware está poniendo toda la carne en el asador para ofrecernos un RPG de calidad, con ideas frescas y novedosas, que podremos disfrutar tanto en consolas de nueva generación como de la anterior, convirtiéndose así (y ya van…) en un título transgeneracional.
La historia de Dragon Age: Inquisition promete ser tan grande como épica. Nos encontramos en Orlais, un mundo que atraviesa una tremenda crisis: la iglesia ha declarado la guerra al gremio de los magos, a lo que se suma la caída del Velo (lugar donde habitan los demonios), que ha sufrido una brecha, dejando libre acceso a las criaturas del averno al mundo mortal. Encarnaremos al único superviviente a dicho acontecimiento (totalmente personalizable, a nuestro gusto, tanto aspecto físico como atributos y raza) el cual cargará a sus espaldas con la Inquisición, una olvidada organización que no responde ante nadie, y que asumirán la misión de defender a Orlais de la inminente amenaza que está por llegar.
Como líderes de la Inquición que somos, nuestro deber irá más allá de acabar con los enemigos, también tendremos que hacer las veces de líderes religiosos, predicando nuestro credo y convenciendo a proletariado y realeza que realmente somos la única esperanza para que le queda al Orlais.
En lo que respecta a su jugabilidad, Dragon Age: Inquisition beberá muy mucho de su precuela. Estamos ante una mezcla muy acertada de acción con el rol más puro, con cierto toque estratega, ya que cada personaje de nuestro grupo tendrá un “oficio” muy marcado, y seremos nosotros los que planteemos nuestras rutinas de ataque.
Como si de la saga Suikoden se tratará, la Inquisición nos dará mucho juego en el plano jugable. Tendremos que dirigir nuestra organización, realizando misiones secundarias a las que mandaremos realizar a nuestros súbditos. También podremos fortificar nuestras defensas, e incluso enriquecer nuestras arcas con minerales extraidos de minas que construiremos.
Como todos los fans recordarán, Dragon Age II abandonaba varios de los tópicos RPG de los que presumía en Dragon Age: Origins para centrarse más en la acción (casi Hack´n Slash). En esta entrega, Bioware ha buscado mantener un equilibrio entre los dos títulos. Al igual que los combates serán más parecidos a la segunda entrega, a la hora de explorar y avanzar en la aventura volveremos a encontrarnos con largas localizaciones que recorrer (como en Origins) tanto exteriores como interiores, recuperando ese elemento tan carácterístico de los RPG.
El juego correrá con el famoso motor gráfico propiedad de DICE, Frostbite 3, una elección perfecta para un título transgeneracional, ya que ha demostrado grandes resultados en ambas generaciones.
Por desgracia, poco más sabemos de este título, que aún se encuentra en un estado temprano de programación. Para más inri, EA y Bioware nos desvelan nuevos datos con cuenta gotas, por lo que no tenemos más remedio que comernos las uñas y esperar al E3, donde seguro que nos darán muchísima más información sobre el juego.