Volvemos a la diversión analógica en GuiltyBit y volvemos a las cartas con un juego que por experiencia propia puede durar tanto un ratito como horas y del que es difícil cansarse: Toma 6.
A veces es difícil pensar que haya juegos de cartas por inventar todavía, pero los hay. O mejor dicho, hay juegos de cartas que reúnen varias reglas de distintos juegos para crear uno nuevo. A Toma 6 el equipo encargado del arduo trabajo de probar juegos de cartas ha optado por denominarlo «el cinquillo cabrón» y ahora veréis el motivo.
El objetivo del juego es ser el que menos puntos tenga cuando se acabe la partida. Los puntos vienen indicados en cada carta en forma de cabezas de vaca (que ya me diréis vosotros a cuento de qué viene, pero oye, están ahí). Las cartas van del 1 al 104 pero no todas valen lo mismo, evidentemente.
Las cartas normales valen una vaquita, los que terminan en cinco (5, 15, 25, etc.) valen dos puntos; los múltiplos de diez (10, 20, 30, …) valen nada más y nada menos que tres puntos y los múltiplos de once (11, 22, 33, etc.) valen cinco puntos. Pero ojo, que hay otra carta peor: el 55 que lo tiene todo (múltiplo de once y termina en cinco), que vale siete puntos. Para tocar la moral, vamos.
¿Pero cómo se ganan esos puntos no deseados? Pues de una forma más fácil y frecuente de la que nos gustaría. Cada jugador recibe diez cartas y el resto se descartan. De esas cartas descartadas se colocan cuatro sobre la mesa. Ésas son las cartas de inicio. Ahora cada ronda transcurre de la misma forma.
Cada jugador elige una carta de su mano y la pone bocabajo sobre la mesa. Nadie debe de verla. Cuando todos la han elegido se le da la vuelta a todas las cartas a la vez y empezando por aquél que haya sacado el número más bajo, se colocan sobre la mesa siguiendo el orden numérico ascendente. Es decir, aquel jugador que tenga la carta más baja coloca primero su carta justo detrás de la carta que esté sobre la mesa que sea menor que la que vamos a poner y que sea la más próxima.
Por ejemplo, imaginaos que en la mesa tenemos los números 5, 19, 45 y 79. Yo soy el primer jugador en poner porque tengo el 17. Pues bien, mi carta iría justo detrás del número 5 porque es la carta menor que más se aproxima al 17. La siguiente carta, (el 19) es mayor que la mía, por lo que no cuenta. Luego le tocaría el turno a la persona que haya sacado la siguiente carta más baja. Imaginémonos que es el 30. Iría justo detrás del 19 por lo mismo, ya que el 45 es mayor que la carta en cuestión. Y así hasta que todos hayan puesto su carta. Esta parte es la que se parece al cinquillo.
Ahora viene lo gracioso. Cada fila va teniendo cada vez más y más cartas hasta que llega un momento en el que hay cinco cartas. El siguiente jugador en poner una carta en esa fila se lleva todas las cartas que había en ella y deja la suya en su lugar, siendo ésta el nuevo comienzo de la fila. Ésta es la parte en la que es el juego cabrón.
La gracia de Toma 6 es que tú puedes prepararte tu estrategia pensando en que nadie va a sacar un número más pequeño que tú, o que quieres colocar tu carta justo en una fila en la que hay cuatro cartas para librarte, pero entonces viene el tocapelotas de turno y te planta un 1, o un 104 y te fastidia la jugada. O lo que es peor… coloca una carta que es menor que la tuya en una fila y hace que te comas todas las cartas. Además si tenemos una carta que es más baja que todas las que hay en la mesa elegimos la fila que queremos y nos llevamos todas las cartas (intentaríamos que fuese la que menos vaquitas tiene, claro).
El juego está pensado para jugar de cuatro a diez personas (hay ciento cuatro cartas, cien a repartir y cuatro de inicio) aunque hay reglas especiales para menos. Eso sí, cuanto más se aproxime al máximo más divertido será ya que el juego dura lo mismo (son siempre diez rondas) pero cuanta más gente haya más posibilidades hay de que te rompan la estrategia o de que los puntos bailen de un lado para otro y con ello la diversión aumenta exponencialmente.
Eso sí, ya os digo que por estadística pura y dura lo normal es que alguno de los miembros, en el caso de nuestros «probadores oficiales» se trata de Suba-kun (un abrazo para nuestro come puntos favorito), se lleve la mayoría de los puntos, pero no os despistéis porque en una sola jugada que os salga mal os podéis llevar un montón de puntos.
¿Cuándo se acaba el juego? Cuando te dé la gana. Según las reglas, cuando alguien llegue a sesenta y seis puntos, pero si sois muchos, aumentadlo a cien, doscientos o los que queráis. Y si tenéis un poco de prisa, jugad solo un par de rondas. Éste no es el problema. El problema es dejar de jugar ya que al ser tan sencillo y rápido de jugar, se hace adictivo.
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