Realizando este análisis de Star Ocean: The Divine Force me he dado cuenta de la falta que hace ser frescos con un género tan manido como el JRPG.
No puedo decir que Star Ocean sea una franquicia de la que me considere un fan acérrimo, pero sí que he disfrutado de algunos de los títulos de la misma como Star Ocean: First Departure R, la remasterización del remake acontecido en PSP del primer videojuego, que nos adentraba en una rica historia llena de tintes de alta fantasía y sci-fi que revolucionó el género allá por los tiempos de Super Nintendo. No obstante, la evolución de la saga ha ido progresando a trompicones, siendo sus tres últimos títulos travesías olvidables en el mejor de los casos. Esto algo que también extiendo en este análisis de Star Ocean: The Divine Force, pues la última aventura de Tri-Ace se siente tan arcaica que me ha sido difícil congeniar con ella.
Cuando quieres ser tan tradicional que acabas siendo un clasista
Siguiendo con lo citado, entiendo que Tri-Ace es un estudio tradicional en su filosofía de crear videojuegos. Lo es tanto, que debe ser imposible hacerles cambiar su forma de trabajar y esto es algo que se nota, a las malas, en sus producciones. Star Ocean: The Divine Force se siente como un juego moderno… si hubiese salido en la generación de PlayStation 2.
Por un lado, estamos ante propuesta narrativa que apuesta por un comienzo lento y bastante soso, lleno de tutoriales sobrexpuestos y salpicados de manera que te sentirás abrumado y no recordarás nada pasado unas horas. Por otro, los modelos de los personajes son el adalid de la anti-expresividad, lo que suma a una ecuación donde todo se percibe como vago, pausado y carente de emoción alguna. En definitiva, que las primeras sensaciones a los mandos nos transportan a sacar el DVD de un estuche para meterlo en la bandeja de un sistema que todavía utiliza un euroconector para mostrar su imagen en una televisión de tubo.
Claro está, esto no tiene porque ser algo negativo a priori. Entiendo que hay mucho fanático de lo retro al que echar el guante a títulos de tales sabores añejos les puede dibujar una sonrisa. No obstante, viendo como está el mercado de los grandes lanzamientos de juegos de rol japoneses, Star Ocean: The Divine Force estaría casi de los últimos en la cadena alimenticia. Con cosas como Persona 5 Royal o Yakuza: Like a Dragon al alcance de cualquiera, se me ha hecho muy difícil disfrutar de la vuelta atrás que ha supuesto este videojuego.
Darse de madrazos a cascoporro: el combate de Star Ocean: The Divine Force
Si hay algo que me ha molado cantidad de este juego, ha sido DUMA, un robot asistente que nos da la capacidad de sobrevolar los escenarios entre otras peripecias. En combate acaba resultando en una herramienta muy útil, pues nos permite abarcar grandes distancias entre enemigos así como la posibilidad de infringirles diferentes tipos de daño. Algo que tiene su razón de ser en los combates contra jefazos, pues el tamaño colosal de algunos nos obligará a sacarle partido para alcanzar aquellas partes mejor resguardadas.
Dicho esto, el combate de Star Ocean: The Divine Force no es que sobresalga por ninguna esquina si quitamos a DUMA de la ecuación. Estamos ante un sistema en tiempo real donde daremos rienda suelta a diferentes combos y habilidades asignados a cada botón, pudiendo cambiar entre personajes cuando queramos y… para de contar. Mi conclusión es que se ha quedado a medio camino entre ofrecer una experiencia de acción pura (hack and slash) y una aventura RPG tradicional al uso (turnos) teniendo lugar un híbrido que no tiene turnos ni tampoco la precisión y demanda de habilidad de un hack and slash, quedándose en un combate sin salsa del que te aburrirás de darle a la espadita a las pocas horas.
Fuera de las contiendas, la cosa tampoco es que pinte mejor. Los escenarios, bastante amplios, pecan de estar más vacíos que las ganas de trabajar en Game Freak, estando simplemente abarrotados de enemigos masillas a los que dar matarile si nos apetece y algún que otro cofre para aprovechar piezas de equipo y mejoras para DUMA. Las ciudades son otro cantar, aquí sí que notamos un poco más de trabajo y vida en sus calles, siendo bastante características e incluso siendo capaces de hablarnos mediante su estructura de la cultura que impera entre sus habitantes.
Sin duda alguna, lo mejor del título es su banda sonora compuesta por el gran Motoi Sakuraba.
Tan convencional como el mueble de tu abuela – Análisis de Star Ocean: The Divine Force
Por lo demás, no vemos nada novedoso o que merezca mucho la pena destacar. Podemos distraernos de la trama principal con sendas misiones secundarias (las cuales son atisbos de recadero en el peor de los sentidos), tener conversaciones especiales entre personajes donde conocer más de sus pasados y estrechar lazos y algún que otro minijuego o puzle que aporta frescura en momentos donde la fatiga podría terminar con la sesión de juego.
Porque si nos vamos a su historia… Madre del amor hermoso. No es que estemos ante una trama horrible, pero al igual que el resto del título, esta resulta tan anodina, tan predecible, tan JRPG de vieja escuela que me ha resultando imposible, por más que quisiese, sentirme atraído por ella. Literal que no he sentido nada de empatía por ningún personaje ni tampoco interés por ningún suceso importante que tuviese lugar. De hecho tiene un acercamiento tan exagerado a las tramas de los animes «isekai», con protagonista de mundo avanzado que acaba en otro medieval siendo el «elegido» de turno, que estoy seguro que más de uno va a acabar muy disgustado.
Al menos podemos darnos un canto en los dientes con su rendimiento. Esta copia la hemos analizado en base a PlayStation 5, pudiendo jugar la aventura en 4K y 60 FPS sin ningún tipo de incidencia. Eso sí, en lo técnico tampoco estamos ante ninguna proeza, pues tiene detalles bastante feos, como un popping super acusado, que afean de por sí a la ya poco sobresaliente faceta artística.
Me da pena tener que concluir este análisis de Star Ocean: The Divine Force con tal nivel de apatía. No es que esperase demasiado viendo el historial, pero desearía que Square Enix se preocupase un poco más de mimar este tipo de licencias. Al fin de cuentas, Star Ocean ya es una franquicia de culto y se merece poder caminar junto a los más grandes del género.