Su mejor historia rompe la pantalla para mostrar que el cine puede ser puramente maravilloso en dos épocas diferentes. Emocionará a los espectadores actuales y ayudará a los personajes a soñar en tiempos aciagos.
Con la crítica de Su mejor historia quiero ser concluyente: vayan a verla. En la época estival, cuando el cine comercial es más ruidoso, es refrescante sentir devoción por una historia contada de manera tan deliciosa. El relato de la realizadora danesa Lone Scherfig está maravillosamente estructurado, sin fisuras en sus costuras. Te absorbe junto a un descubrimiento personal al que no me queda otra que rendirme para siempre.
La actriz Gemma Arterton, aunque con cuentagotas, había demostrado su valía con anterioridad. Sin embargo, también se encontraba perdida en papeles secundarios en la que solo lucía su belleza. Véase Prince of Persia, Quantum of Solace o la horrenda Furia de Titanes. En Su mejor historia interpreta de manera magistral a Catrin Cole, una mujer independiente en un Londres asediado por las bombas nazis.
Cole tendrá que luchar con el machismo imperante de la época. Vive con su pareja, un soldado herido gravemente en la Guerra Civil española, que se empeña en llevar las riendas del hogar cuando claramente se encuentra en una situación imposible. La protagonista, en contra de los deseos del hombre, se embarca en la misión de encontrar un trabajo que pueda pagar el alquiler.
Crítica de Su mejor historia, cine sobre cine
Es así como recalará en la industria del cine, donde la mujer es vista simplemente como elemento decorativo. Su mejor historia entra de lleno a criticar el poder del hombre en el cine. Las mujeres no pueden desempeñar según que papeles y los honorarios recibidos son escandalosamente inferiores al de ellos. Algo, por cierto, que tristemente no se ha terminado de solucionar casi un siglo después.
El encargo del gobierno británico de realizar una película propagandística de los aliados es la oportunidad que esperaba para lograr hacerse un hueco en un mundo de hombres. En su búsqueda de una historia se encuentra con dos hermanas gemelas que salieron vivas de Dunkerque (qué casualidad que el filme se estrene a las puertas de la película de Nolan), y decide que puede ser un gran punto de partida para el guion.
La habilidad de Scherfig tras las cámaras es el de no mostrar una guerra de sexos con excesos. Hombres y mujeres son tratados con igualdad desde el primer momento. No puede negar el machismo evidente, pero todos son tratados con un respeto máximo. El único gallito que aparece en el corral masculino, un soldado norteamericano metido con calzador en la historia por el gobierno de su país, es tratado con un humor exquisito. Es un héroe de guerra con una torpeza infinita a la hora de actuar frente a las cámaras.
Arterton está acompañada por un brillantísimo Bill Nighy y por Sam Claflin, algo más deslucido que sus compañeros, aunque también notable. Claflin interpreta al personaje que más apoya a Cole dentro de la industria y entre ellos surge una estrecha amistad. De nuevo tratada con fascinación por el talento de la directora.
Crítica de Su mejor historia, conclusiones
Su mejor historia es una oda al feminismo sin ningún tipo de ruido mediático. Demuestra que la mujer siempre ha estado al nivel del hombre en todo momento. Lo hace cogiendo las mejores armas disponible: el trabajo, la bondad y la destreza de una persona. El personaje de Gemma Arterton no busca sobresalir más que los hombres. Tan solo el reconocimiento de que puede hacer el mismo trabajo y una misma valoración.
La película está rodada de manera inteligente y es un soplo de aire fresco dentro de la sobrecargada cartelera llena de efectos pirotécnicos y escenas diseñadas delante de un ordenador. Es del tipo de cine que no debería faltar nunca.