Disney nos hace recuperar el entusiasmo por una serie lastrada tras su anterior entrega. En nuestra crítica de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar os contamos cómo hemos recuperado la fe en las aventuras de Jack Sparrow.
Me gustan las aventuras de piratas. Prefiero un buen bucanero y mucho ron a la insana obsesión por los zombis que nos invade desde hace demasiados años. Gocé mucho cuando de una atracción, Disney creó una sensacional experiencia cinematográfica. Sin embargo, mi interés, como el de muchos, había decrecido al mínimo con las secuelas. Al menos hasta la llegada de esta quinta película. En la crítica de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar os cuento cómo he vuelto a recuperar la fe.
Mi llegada a la sala para ver la proyección se produjo con el piloto automático encendido. Pensé que una vez más iba a presenciar un nuevo despropósito. Pero no tardé mucho en darme cuenta que estaba totalmente equivocado. El prólogo seduce como logró hacer la película original. Los responsables son los nuevos personajes: no hay nada como meter savia nueva interesante para dar alegría a los ya martirizados protagonistas.
En Piratas del Caribe: En mareas misteriosas se intentó algo similar, pero con su aburrido planteamiento y guion sin chispa era imposible conseguirlo. Eso y que Penélope Cruz paseaba palmito por la película y nada más. No sería justo culpabilizar a la actriz española del aquel desastre, pero es que estuvo horrible.
En La venganza de Salazar, «traducción» que sigue sin gustarme, tenemos dos nuevos personajes que aportan esa frescura. Mucho ojo. No deja de ser una quinta parte de una franquicia. Nada original a estas alturas. Sin embargo, se acerca afortunadamente a lo que en su día representaron Orlando Bloom y Keira Knightley en sus respectivos papeles. Brenton Thwaites es un fiel reflejo de lo que en su día fue Bloom. Por otro lado, Kaya Scodelairo aporta un nuevo papel femenino cuyo rol supera con creces al de Knightley.
Crítica de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, bien por Javier Bardem
Javier Bardem es la otra novedad de la quinta Piratas del Caribe. Si Penélope Cruz no estuvo a la altura de las circunstancias, con su marido ocurre lo contrario. Bardem construye un villano a tener muy en cuenta, aunque quizá le sobra algo de CGI y poses caricaturescas. En este sentido, muchos saltarán a la defensiva al descubrir que al villano le han incluido el típico estereotipo español. A mí tampoco me agrada demasiado, pero en líneas generales se aguanta por el buen trabajo realizado. Del trabajo de Bardem, me pregunto también cómo se las han apañado a la hora de doblar algunos chascarrillos que el actor suelta en nuestro idioma.
Para poses caricaturescas centramos la mirada en Johnny Depp. Piratas del Caribe ha delimitado la carrera del brillante actor desde que se estrenó La maldición de la Perla Negra. En Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, Jack Sparrow también ha salido beneficiado. No volverá a igualar en la vida la originalidad del primer instante, pero al menos nos deja los momentos divertidos que brillaron en su ausencia en las anteriores secuelas. Quizá no sea suficiente, pero dan para aguantar el tipo.
En cuanto a la historia de la película, esta avanza sin problemas durante una fantástica primera hora. Los personajes se van presentando y suceden muchas locuras que recuerdan con agrado a la película original. En la segunda hora, el ritmo baja un punto su intensidad. Vuelven las persecuciones, las batallas a bordo de fenomenales barcos piratas y poco a poco la historia se espesa. Aquí esperaba el estruendoso castañazo, pero la película no termina por hundirse en ningún momento y se mantiene a flote de una manera muy digna.
Crítica de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, conclusiones
En definitiva, la crítica de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar no puede más que positiva. Los directores noruegos Joachim Rønning y Espen Sandberg enderezan el rumbo de una franquicia que iba en clara deriva. Sparrow puede que ya no dé más sí, pero por suerte se han encontrado otros personajes que suplen los momentos más oscuros de Depp. El cacareado cameo de Paul McCartney se queda en simple anécdota simpática y los fans más acérrimos se contagiaran de alegría en una escena postcréditos hecha para ellos.