El episodio 8×05 no auguraba nada nuevo para el destino de Daenerys, Desembarco del Rey y el propio Trono de Hierro. Tras un episodio en el que pudimos ver la tan referenciada locura Targaryen, parecía difícil que la Madre de Dragones pudiera reinar sobre cenizas y sin, aparentemente, aliados. Pero más difícil parecía pensar en cómo podría no ser ella la Reina, con semejante poder. Cualesquiera que fueran vuestros deseos, ya tenemos punto final para la serie y se acabaron las teorías. Os contamos qué nos ha parecido este episodio en la Crítica de Juego de Tronos 8×06.
El capítulo final comienza con los horrores de una guerra ya terminada. El fuego de Drogon ha dejado pocas almas vivas, y una mezcla de ceniza y nieve colapsan los restos de lo que antaño fue la esplendorosa Desembarco del Rey. La acción aquí se centra en los tres personajes más claves del capítulo y, quizás, de la serie: Jon Nieve, Tyrion Lannister, y la Reina Daenerys Targaryen. Podemos ver el grueso del ejército de Daenerys, con los Inmanculados y los Dothrakis celebrando el triunfo.
En el ambiente se respira un sabor agridulce. Tras siete temporadas y cinco libros, vemos como se cumple algo que tanto habíamos soñado: Daenerys reclamando su ansiado Trono. Y es que la Madre de Dragones, la que No arde, la Rompedora de Cadenas, Khaleesi y legítima heredera de los Siete Reinos, por fin, tiene su Trono. Pero a qué precio. Traicionando sus principios y cegada por el poder. Masacrando toda una ciudad. Fuego y sangre, que dice el lema que corre por sus venas. Así pues, al espectador le cuesta empatizar con ella y su alegría. El espectador es ese Tyrion Lannister que una vez la apoyó, pero que ahora está horrorizado ante el monstruo que creó.
El sueño de Daenerys Targaryen fue el de romper con una rueda que había estado aplastando durante generaciones a toda una población de civiles, que estuviese quien estuviese sentado en el Trono de Hierro, siempre perdían. Y Daenerys sigue con este sueño. Ella, la Rompedora de cadenas, quiere liberar a todo el mundo. Quiere dictar qué es lo bueno, porque sólo ella parece saberlo, y conseguir eso a cualquier precio.
El final de la serie tiene momentos de redención y momentos de absolutamente todo lo contrario. Veremos escenas lacrimógenas, diálogos que se acercan a lo que una vez hizo grande la serie y momentos absurdos como los que han colmado esta temporada. Hay sitio para el fan service dentro de esta despedida, como no podía ser de otra forma, pero hay que quedarse con las bases del capítulo y esperar a ver como George R.R. Martin escribe este final premonitorio que ya hemos visto en la serie. Sin duda, cosas cambiarán, pero las bases serán las que hemos visto.
¿Mi opinión sobre el final? Dar un broche de oro a tamaña serie en poco más de 1 hora es una tarea prácticamente imposible. Durante 8 temporadas, la serie ha tenido sus momentos buenos y malos, abundando estos últimos en las dos ultimas temporadas. Decisiones que el espectador no entiende y cierta pérdida de identidad es lo que ha hecho que esta ultima temporada haya defraudado más que gustado, pero…
… a mí me ha gustado este final. Tiene ese sabor agridulce, más dulce que agrio, pero creo que ha sabido ponerle un broche a la serie. Ha mantenido la personalidad de algunos de los personajes más importantes y ha sabido cerrar lo que parecía imposible.
Y ahora permitidme un momento de triste melancolía personal. Ha terminado Juego de Tronos, una serie que me ha marcado. Una serie que hizo que me lanzara de lleno a unas novelas bajo el nombre de Canción de Hielo y Fuego, las cinco novelas que hay por ahora se han convertido en mi lectura favorita. Y es que la magnitud de la lucha por el Trono de Hierro es inabarcable en una serie. Estoy escribiendo estas líneas triste mientras escucho Las lluvias de Castamere, recordando el momento más impactante de serie y libros y, a su vez, recordando por qué hoy es un día triste para los amantes de esta ficción. No tristeza por el final, que a mí me ha dejado satisfecho. Tristeza porque se acaba una etapa que muchos de nosotros no podremos sustituir.
Hoy nuestra guardia ha terminado, culpables, y solo tengo palabras de agradecimiento a la mente de George R.R. Martin que ha creado este maravilloso mundo y a los guionistas David Benioff y D. B. Weiss por, con sus aciertos y errores, dar a conocer al mundo algo que nadie podía perderse.
Valar morghulis.
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