Boku no Hero Academia 2×25 es el final de temporada que hacía falta. Mantiene continuidad de cara a la tercera temporada, rompe el tono distendido y contrasta con el tono de otros capítulos.
“¿Qué significa ser un héroe?” es, creo, el tema central de esta segunda temporada de Boku no Hero Academia, entre otras muchas cosas. Este Boku no Hero Academia 2×25 parece que va por otra dirección. Parece que quiere echarse a tomar un respiro y preparar la tercera temporada.
Pero no.
Tensión
A pesar de que hay una introducción al principio de los primeros villanos, el tono del episodio cambia radicalmente en cuestión de minutos. Empieza siendo distendido, de reposo, tranquilidad y diversión. Pero se produce aquello de lo que presume el título: “Encuentro”. Shigaraki coge por banda a Midoriya y comienza una conversación que es, fácilmente, uno de los momentos más tensos de esta temporada.
No por imprevisible. Tampoco por sorpresiva. Es por la magnífica dirección; todo movimiento busca reflejar que Shigaraki es una persona desequilibrada y peligrosa a partes iguales. Y lo consigue. Hay algunos planos que son dignos de anime de terror. Ese aroma de final de temporada relajado y con los chavales disfrutando se evapora en un suspiro.
Esta atención a Shigaraki no se reduce a la conversación con Midoriya, ni mucho menos. Él es el elemento principal del capítulo. Y, de hecho, es el eje en el que se apoya para hacer balance del resto de la temporada. Decía que el significado de ser un héroe es, para mí, uno de los temas esenciales de estos 25 capítulos. Hoy, con los focos sobre Shigaraki, el anime decide darle una vuelta y se plantea lo contrario: ¿qué significa ser un villano?
¿Villano?
Las oposiciones entre Shigaraki y Stain son constantes. Y es natural puesto que ambos representan dos maneras diferentes de ser el malo de la fiesta. Stain es mucho más gris, con convicción y luchaba por algo que él consideraba justo de una manera maquiavélica. Shigaraki es mucho más maniqueo, oscuro por simple impulso. Un niñato sociópata y caprichoso con ganas de llamar la atención.
Sobre eso gira (de una manera muy poco sutil, por cierto) su conversación con Midoriya y su propio monólogo interior: convicción. Su meta, a partir de ahora, será derrotar a All Might para revelar la fragilidad de la justicia. Este villano principal (hasta la fecha) es lo único que faltaba por madurar en esta temporada. Y ya lo ha hecho.
Es el mejor resumen que podría darse de estos 25 episodios: madurez. Boku no Hero Academia ha crecido en todos los aspectos y también lo han hecho todos sus personajes. Ha sabido dar equilibrio a la mayoría de todas sus propuestas y ha sabido profundizar y dar perspectivas de varios temas.
Punto y seguido
El contrapunto que supone este episodio final es fantástico porque resalta aquellas grandes virtudes que ha tenido una temporada que es, como mínimo, notable. No solo ha regalado grandes momentos, alguna que otra excelente batalla, reflexiones a tres bandos en un callejón oscuro en menos de 10 minutos, épica, algún que otro varapalo e incluso un capítulo de relleno para terminar de cerrar el pack. Y, aun así, es capaz de mantener continuidad para que el inicio de la tercera temporada no sea repentino, sino como una vuelta a casa.
Hasta All Might, el que puede ser el icono de todos, se destapa como una persona impotente, otro humano más que en realidad nunca ha podido salvar a todo el mundo. “Mayor razón para levantarse y sonreír”. La clave de Boku no Hero Academia, más allá de los héroes, los villanos y la madurez, es que sabe cuándo y cómo sonreír.
Joder, al final sí que me he emocionado.