Copy Kitty es uno de esos juegos que cuando lo ves por primera vez no sabes si te va a gustar o no. Y cuando lo ves por segunda vez decides darle una oportunidad. Y la verdad es que hay que admitir que merece la pena hacerlo porque el juego tiene su cosa.
Lo primero que tienes que saber de Copy Kitty es que si si eres un poco torpe a los mandos, seguramente tendrás más futuro como contemplador del universo que como gran experto del título ya que la jugabilidad de este juego se basa en la acción. Y no en la acción normal y corriente o en eso que hoy día se llama «acción». No. Me refiero a la locura desenfrenada y a la epilepsia potencial hecha juego.
Todo comienza cuando Boki recibe un curioso regalo de cumpleaños cuya intención es conseguir despertar el interés por su habilidad única: copiar las habilidades de otros. Y aunque la chica es algo reticente al principio, ese juego de prueba al final tiene su no sé qué.
Ya sé lo que estáis pensando: «si eso ya lo hace Kirby y, encima, es más adorable porque es rosa y redondito». ¡Ay amigo! Eso mismo pensé yo cuando cogí Copy Kitty en mis manos, pero es que estaba algo equivocado.
Para empezar, Boki es una gatita, no un.. furby rosa. Para continuar, ella puede almacenar hasta tres técnicas en su haber y usarlas indistintamente. Por desgracia, estas habilidades tienen un número determinado de usos (que podremos aumentar), pero que cuando se gastan, nos dicen «adiós muy buenas».
Pero lo más interesante de todo es que si juntamos las tres habilidades que puede copiar Boki a la vez, podremos desencadenar un ataque combinado que junta las características de las tres. Y ya os digo que la cosa cambia.
A esto hay que añadirle que no solamente copiaremos ataques, sino también power ups y movimientos especiales que, aunque solamente nos durarán un rato, dan mucho, pero que mucho juego.
Y esto hablando de Boki , ya que no será el único personaje jugable. Savant, el artífice de todos los «problemas» de nuestra protagonista, el maestro, el que intenta que ella aprenda a usar sus habilidades, también está disponible desde el comienzo del juego, y su control es radicalmente opuesto al de la muchacha.
Él no copia las habilidades de sus enemigos, sino que coge su código y genera un ataque dependiendo del tipo de enemigo que haya derrotado. La gracia de él está en que, además, puede combinarlos, pero no como Boki. Él tomará un ataque y le dará habilidades del segundo. Y ya sabéis, no es lo mismo una vieja pelota que una pelota vieja, por lo que cambiar el orden de las habilidades puede dar resultados muy interesantes.
Con todo esto sobre la mesa, Copy Kitty nos plantea una jugabilidad muy loca. Ya desde el tutorial te das cuenta de que esto va a tener más explosiones que una película de Marvel. Y lo gracioso de todo es que la mayoría las vas a provocar tú.
Dependiendo del modo que escojamos (hay muchos) tendremos que hacer frente a hordas de enemigos que nos van a ir poniendo cada vez en más apuros. Al principio serán los típicos inútiles de la vida que más bien parecen las medusas del Mario que otra cosa. Pero luego, los muy puñeteros no te van a dejar en paz y van a ir a por ti sin piedad alguna.
Pero no os creáis que todo va a ser disparar y punto. Copy Kitty también nos plantea una serie de retos en forma de puzles. A veces serán simples porque los enemigos estarán ahí con un cartel en la cara (si a eso se le puede llamar así) diciéndote lo que tienes que hacer. Pero otra veces tendremos que apañárnoslas y conseguir las habilidades determinadas que nos permitan cruzar los escenarios o matar a ese bicho que nos está destrozando la moral.
Y es que hay de todo. Ataques de área, dirigidos, que atraviesan paredes, que rompen paredes, que suben, que bajan, que van hacia atrás, que congelan, que electrifican, que atraen, que repelen, que se arrastran, que actúan con la gravedad, bombas, disparos, espadazos, látigos, ganchos, que cambian de dirección al llegar a una distancia, invocaciones…
Y ya cuando empezamos a mezclaras podemos llorar en colorines (literalmente). Explosiones teledirigidas, bombas que caen y luego cambian de dirección, cosas que atraviesan una pared y luego destruyen otra. O simplemente, disparos de toda la vida de dios, pero con sorpresa final.
Todo esto se adereza además con un estilo que rezuma lo retro por todas partes. No solamente en los diseños de personajes, sino en los escenarios, que desde el primer momento simulan un sistema binario y de los ordenadores difíciles de imaginar de antaño.
Por desgracia, la gran cantidad de fases que tiene es directamente proporcional a la poca originalidad a la hora de hacer cambios importantes entre ellos. Si bien iremos viendo diferentes mundos a lo largo del juego, lo cierto y verdad es que no brillan por sus diferencias.
Todos partirán de la misma base y cambiarán algunos detalles para tirar y que no se note, como el fondo, la música y el diseño de los bordes de las plataformas. Y hay que reconocer que aunque la música mola bastamte, cuando vas por el décimo nivel del mundo y ésta no ha cambiado en ningún momento te planteas algún que otro asesinato musical.
Esto mismo pasa con los enemigos, que si bien son bastante variados, llega un momento en el que los has visto todos, aunque hay reconocer que varios de ellos tienen su gracia. Por suerte, como vamos a tener más bichos en pantalla que granos de arena en la playa, nuestro principal objetivo será (además de no tener un ataque epiléptico por las explosiones y chiribitas) despejar la pantalla para poder acceder a la parte más complicada del reto.
Otro de los contras que tiene Copy Kitty es que solamente se puede jugar con el teclado. No admite ningún tipo de mando lo que, sin ánimo de menospreciar al eterno compañero del PC, creo que sería un añadido que le vendría muy bien al juego y que le permitiría acceder a más gente al poner los controles un poco más al alcance de la mano.
En definitiva, y como podéis ver, Copy Kitty es un título que no tiene casi nada que lamentar en su montaje final y que nos trae horas de vicio y más vicio. Entre sus modos de juego y su editor de niveles (algo caótico también) si te gusta la locura y los colorines por la pantalla, este va a ser tu juego.
En su contra, es bastante repetitivo y aunque tiene varios modos, al final todo se reduce a lo mismo: eliminar enemigos de pantalla y pasar a lo siguiente.
Pero si quieres pasar un buen rato y ponerte tú mismo a prueba, le deberías de dar una oportunidad. Eso sí, está en inglés, aunque no es que haya demasiado texto…
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