Al contrario de lo que ha ocurrido con otros géneros más o menos clásicos, el Hack´n Slash sí que ha sabido adaptarse a las exigencias y peculiaridades de esta generación. God of War III, Bayonetta, Castlevania: Lords of Shadows, Darksiders II… La lista de los títulos que podrían ilustrar el elevadísimo nivel de excelencia técnica alcanzada por el género es muy amplia. Sin embargo, como es habitual en esta sección, hoy queremos acordarnos de unos de esos juegos “olvidados” que pasaron sin pena ni gloria por el catálogo de Xbox360/PC y que acabaron en la cesta de liquidación de algún hipermercado mendigando la compasión de algún jugón caritativo: Ninja Blade.
Detrás de Ninja Blade no estaba precisamente un estudio de poca monta. Puede que hoy en día From Software sean sobre todo conocido por Dark Souls, pero antes del juego del millar de muertes estos japoneses llevaban a sus espaldas una amplia trayectoria de la que me gustaría destacar, entre otros, varias entregas de la saga Tenchu o esa auténtica poesía en movimiento que era Otogi para la primera Xbox.
Sin entrar en detalles, el juego nos sitúa en la ciudad de Tokio en el año 2015. Un parásito está infectando a la población y convirtiéndola en mutantes deformes. Nosotros asumimos el control del ninja Ken Ogawa, miembro de una organización encargada de erradicar estos bichejos y que, casualmente, es el único ser humano inmune al contagio. Vamos, el típico argumento de peli de serie B aderezado con unos cuantos giros totalmente previsibles inesperados.
Tampoco vamos a extendernos mucho comentando su apartado técnico, que podríamos calificar simplemente como “correcto”. Estética típicamente japonesa con muy buenos diseños de los enormes enemigos finales y de los personajes protagonistas pero escenarios simplones, pobres en detalles y repetitivos. Eso sí, como debe ser en este tipo de juegos, la acción es rápida y fluida, con una apreciable estabilidad del motor gráfico.
Igualmente, no podían faltar algunos clichés que ya se han convertido en sagrados en el género: varias armas disponibles, cada una con sus propias características y adecuada para un tipo de enemigo concreto; poderes especiales de gran capacidad destructiva, en este caso representados por un enorme shuriken cargado con la energía del viento, el fuego o el trueno; y la posibilidad de potenciar estas armas y ninjutsus con los orbes que dejan los enemigos al morir.
Lo primero que uno piensa cuando se pone a los mandos de Ninja Blade es que está ante un clon descarado de Ninja Gaiden. Sin embargo, pronto comprobamos que la propuesta es bastante distinta a la de la obra de Tecmo. Ninja Blade carece completamente de la dificultad y de la profundidad del sistema de combate de Ninja Gaiden, basando su propuesta en la espectacularidad y en el ritmo cinematográfico de la acción. Esta apuesta cinematográfica, que tiene su clímax en las luchas con los jefes finales de nivel, se fundamenta en el uso constante de los Quick Time Events (escenas en las que debemos pulsar el botón o dirección correctos en el momento adecuado) hasta el punto que, por momentos, el juego recuerda a aquellas películas interactivas que fueron algunos juegos de MegaCD como Road Avenger.
En definitiva, es obvio que Ninja Blade juega en otra liga distinta a los triple A que todos tenéis en mente. Además, su apartado técnico es justito y el sistema a base de QTE´s puede llegar a desesperar si uno tiene un mal día pero, como una buena película de acción, entretiene mientras dura. Sin ningún tipo de pretensión rejugable (excepto para frikis de los logros, claro) durante sus 7-8 horas, Ninja Blade nos invita a una experiencia de acción desenfrenada made in Japan y diversión sin complicaciones cargada de momentos espectaculares y escenas imposibles que, por poco más de lo que cuesta una entrada de cine (incluso en PC se pudo conseguir gratis a principios de año desde el portal Greenmangaming.com), dejará un buen sabor de boca a los amantes del Hack´n Slash.
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