Hay algo que se repite con cada ciclo de consolas: aunque son cientos los títulos que forman el catálogo de cada plataforma, realmente no son más de unas dos o tres decenas los juegos que obtienen el sobresaliente unánime de la prensa especializada. Existe además en este mundillo una especie de ley no escrita que viene a decir algo así como que el juego que tenga una puntuación menor de 80 y tantos no vale ni como posavasos. De esta manera, son estos juegos de altas calificaciones los que venden millones de copias y quedan grabados para siempre en la mente de los aficionados, convirtiéndose en lo que llamamos “clásicos”.
En esta generación que toca a su fin, la influencia de las notas obtenidas por un juego en su posterior funcionamiento en el mercado está teniendo más consecuencias que nunca. Los altos costes de producción han hecho que sean necesarias unas elevadas ventas para rentabilizar los desarrollos. Se ha llegado así al esperpento de que una nota menor de la esperada en metacritic puede condenar completamente al ostracismo a una franquicia o, en caso de importante varapalo de la prensa, provocar el cierre de estudios.
Cualquier jugador con experiencia y un poco de criterio sabe que los juegos no son sólo malos o buenos. Por supuesto, muchos juegos son malos con avaricia pero esta generalización a la que tiende el mercado es muy injusta. Hay muchos títulos que sin ser “obras maestras”, sí que son juegos interesantes que quizá no se merecían haber pasado sin pena ni gloria por las estanterías de las tiendas y quedar absolutamente olvidados por el gran público.
Con esta sección queremos hacernos eco de algunos olvidados de esta generación que por sus puntuaciones, por su escasa distribución y publicidad, por ser demasiado “genéricos”, por pertenecer a géneros minoritarios o por otras causas no veréis en ninguna lista de recomendaciones ni de ventas pero que, en su momento, nos dejaron buen sabor de boca y nos proporcionaron buenos ratos de diversión, que en definitiva es de lo que se trata ¿o no?
Como primera entrega, hemos elegido Dark Sector porque, a nuestro juicio, es un ejemplo perfecto para ilustrar la filosofía de esta sección: juego entretenido pero con notas reguleras = bajas ventas = olvido inmediato = precio de saldo.
Con Dark Sector nos encontramos ante el típico caso de videojuego con un proceso de desarrollo largo, tortuoso y con toda la pinta de no llegar finalmente a buen puerto. Las primeras noticias sobre Dark Sector se conocieron en el año 2000. Después de un largo silencio, en 2004 se revelaron nuevos detalles (incluido un video con gameplay) que indicaban que se trataría de un juego de acción en tercera persona con una ambientación futurista. A partir de ahí, el proyecto sufrió numerosos retrasos y cambios de enfoque hasta acabar convirtiéndose en una especie de híbrido entre Gears of War y Resident Evil 4 que fue finalmente publicado en marzo de 2008 para Xbox360 y PS3. Posteriormente, en 2009, también se lanzó una versión para PC.
Alejándose bastante de la temática espacial y de ciencia ficción propuesta inicialmente, el argumento nos pone en la piel del agente americano Hayden Tenno, quien debe infiltrarse en la ficticia república exsoviética de Lasria para acabar con el responsable de propagar un virus (llamado Technocyte) que convierte a las personas en mutantes irracionales dotados de extraños poderes. Tras una fase prólogo que hace las veces de tutorial, el protagonista es infectado por el virus, cuyo efecto más inmediato es la aparición en su brazo derecho de una especie de enorme shuriken extremadamente cortante llamado Glaive.
Aunque inicialmente este argumento made in Hollywood pueda parecer muy interesante, la historia no es precisamente el fuerte de Dark Sector ya que esta se narra de una manera un poco incoherente, con montones de vacíos argumentales y situaciones que se dan inexplicablemente por sabidas, dando lugar a multitud de cabos sueltos.
Como hemos dicho arriba, jugablemente Dark Sector se inspira descaradamente en dos grandes monstruos de los juegos de acción como son Gears of War y Resident Evil 4, especialmente en el primero. Lo queramos o no, el título de Epic revolucionó la escena de los Third Person Shooters y ha marcado el camino del género hasta la actualidad. En este sentido, Dark Sector puede considerarse como unos de sus primeros clones alumnos, incluyendo el clásico sistema de coberturas o el no menos famoso movimiento de correr agachado.
La principal novedad de Dark Sector frente a sus fuentes de inspiración se basa en el uso del Glaive, que podemos emplear como arma cuerpo a cuerpo o, principalmente, como una especie de boomerang con el que eliminar enemigos y accionar interruptores lejanos. La trayectoria del Glaive puede ser controlada a cámara lenta para hacerla más precisa, dando lugar a escenas bastante espectaculares de mutilación y degollamiento. El Glaive puede también imbuirse de energía elemental (hielo, fuego y electricidad), lo que resulta imprescindible para acabar con algunos tipos de enemigos o abrir algunas puertas.
Técnicamente, el juego cumple, pero sin grandes alardes. El motor gráfico es sólido y estable, con buenos efectos climáticos y de luces. Sin embargo, los escenarios son algo vacíos y repetitivos y el modelado facial deja bastante que desear. No destaca tampoco el apartado sonoro, con un doblaje al castellano que parece hecho sin ganas y con una desincronización labial importante.
A pesar de lo dicho, y dejando claro que el juego no está a la altura de los pesos pesados que toma como base, Dark Sector es un juego de acción bastante decente y creo que no merecía haber pasado tan desapercibido. Durante sus 8-10 horas de duración, el ritmo no decae en ningún momento, habiendo incluso varios combates y momentos espectaculares. La variedad de situaciones también contribuye a que no haya espacio para el aburrimiento. Para rematar, he de confesar que amputar extremidades o utilizar los “poderes mutantes” de Hayden resulta de lo más gratificante.
Puede que Dark Sector no de la talla como plato principal, pero como segundo o tercer plato sí que puede proporcionar buenas tardes de diversión a los aficionados al género y dejarles buenas sensaciones. Seguro que alguno pensaréis, y con razón, que habiendo tantos “primeros espadas” en este ámbito, ¿para qué hacer caso a un segundón? pero teniendo en cuenta que he llegado a ver este juego a poco más de 5€ en su versión Xbox360 y a menos de 2€ en PC creo que merece la pena tenerlo en cuenta y darle una oportunidad.
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