Por segunda vez en esta sección, vamos a echar la vista atrás para revivir durante unos minutos aquel mes de diciembre de 2005, fecha en que se produjo el lanzamiento de Xbox 360 en España. En su momento recordamos Kameo: Elements of Power, pero no fue este, ni Perfect Dark Zero, el juego que más impresión me causó de entre todo el catálogo de salida de la consola. Este privilegio se lo llevó Condemned: Criminal Origins; un título que después de hacer el reportaje sobre Daylight me ha venido poderosamente a la memoria, pues muchas de las claves de la nueva oleada de survivals (como el desarrollo en primera persona o la ambientación oscura y agobiante) estaban ya presentes en esta obra de Monolith Productions.
No obstante, es difícil etiquetar a Condemned como un survival horror, porque la idea no es hacernos pasar miedo. Tampoco sería justo tildarlo de FPS sin más. Más bien podríamos decir que Condemned es un thriller en el que la exploración y la acción (junto con pequeños toques de investigación) se hilvanan con acierto gracias al hilo conductor de un argumento a la altura de películas como Seven o Zodiac y a una atmósfera sórdida que sabe mantenernos en tensión en todo momento.
Asumimos el papel de Ethan Thomas, un agente del FBI que pertenece a una unidad especializada en la investigación de asesinatos en serie. Mientras se encuentra revisando la escena de un crimen, ocurre un incidente en el que el agente Thomas pierde su arma reglamentaria y, acto seguido, dos policías son ejecutados con la misma. Nuestro protagonista es acusado de estas muertes, por lo que se ve obligado a convertirse en fugitivo para dar caza al verdadero asesino y así limpiar su nombre.
A pesar de todo lo estereotipado que pueda parecer este argumento, poco a poco la trama se va complicando y haciéndose más enfermiza. A su vez, ocurren otros sucesos inquietantes que contribuyen a enriquecer el contexto, como la inexplicable muerte de cientos de pájaros, que podría guardar algún tipo de relación con el importante ascenso de los índices de criminalidad que la ciudad viene experimentando en los últimos meses.
Más que el argumento, lo que hace realmente a Condemned un título completamente disfrutable hoy día, a pesar de largo tiempo transcurrido desde su salida, es su magnífica ambientación. Monolith Productions ya se había licenciado con nota en la materia con el primer FEAR, pero podríamos decir que con Condemned (lanzado con menos de dos meses de diferencia) se sacaron el doctorado en esto de crear atmósferas angustiosas y opresivas.
En realidad la ambientación en ambos juegos es bastante parecida. Como en FEAR, en Condemned nos movemos la mayor parte del tiempo por escenarios interiores. Lugares abandonados y sombríos pertenecientes a los más bajos fondos de una ciudad decadente, como una estación de metro, un almacén clausurado hace siglos, una biblioteca cerrada por obras o un instituto ruinoso. Sin embargo, mientras que en FEAR se ponía el acento en el elemento sobrenatural y en el uso de los sustos, en Condemned se apuesta por el desamparado y la vulnerabilidad, por sentirnos como si fuéramos la presa perseguida por una jauría de monstruos. Y es que los lugares por los que transcurre la aventura pueden estar abandonados… pero no deshabitados ya que nos las tendremos que ver con montones de yonkis, vagabundos, psicópatas y otros despojos humanos que nos acecharán y nos acosarán sin darnos apenas respiro.
No quiero daros tampoco una idea equivocada. Hablamos de desamparo y de acoso, pero no penséis que esto es Outlast. Ethan Thomas, a diferencia de los protagonistas de los survivals más contemporáneos, es un tío que sabe defenderse y no huye ante el peligro. Lo que ocurre es que las armas “al uso” escasean bastante, sobre todo las de fuego. Sólo contamos con la ayuda de un taser, que aturde pero que raramente será letal, por lo que tendremos que echar mano casi de lo que pillemos para liquidar a los enemigos: tablas de madera con clavos, tuberías, atizadores, cajones y un largo etcétera. Así, durante buena parte de juego lo que predomina es la brutalidad y el salvajismo del combate cuerpo a cuerpo (bastante bien resuelto tanto en su ejecución jugable como en su representación en pantalla, todo sea dicho). Cada una de estas armas improvisadas tiene además sus propias características de daño, velocidad, peso, bloqueo… con lo que se aporta también un pequeño componente estratégico.
Para lograr una ambientación que consiga transmitir esa continua sensación de desasosiego e inquietud es indispensable que el apartado técnico esté a buen nivel y, en este sentido, Condemned, con casi nueve añazos a sus espaldas, sorprendentemente está a la altura. Es cierto que para los estándares actuales los escenarios pueden parecer vacíos y faltos de detalle, que los personajes están algo “cuadriculados” debido a una carga poligonal algo justa, que las texturas en baja resolución campan a sus anchas o que las físicas no son muy realistas. Aún así, la solidez de los entornos, la fluidez de las animaciones y, sobre todo, el buen uso de la iluminación resultan excelentes para estar hablando de uno de los juegos que “estrenaban” el hardware de Xbox 360.
Quizá lo que más chirría de todo el conjunto son las secciones de investigación. En determinados puntos hay que utilizar unos extraños gadgets para buscar huellas, restos de productos químicos, olores u otras pistas que nos puedan ayudar en la investigación. La idea es buena desde luego, pero no se le saca ni de lejos todo el partido posible debido a lo scriptado, encorsetado y simple de estos momentos; quedando finalmente como algo meramente anecdótico.
Otra cuestión que se podía haber mejorado es la duración, ya que terminar la investigación nos llevará únicamente unas siete horas. Y no es ya solo que la duración sea escasa, sino que estas horas se pasan volando ante lo inmersivo de la aventura. Por desgracia, una vez finalizado, no hay demasiados alicientes para rejugarlo.
Poco más que decir culpables. Condemned es uno de esos nombres que han sabido aguantar bastante bien el paso del tiempo. Un juego con una historia absorbente y con una ambientación sobresaliente que te mantendrá enganchado al mando como pocos títulos actuales (a no ser que seas un puñetero graphic whore, claro). No lo prejuzgues por su fecha de lanzamiento. No lo veas como una especie de “dinosaurio” con pie y medio en las secciones retro. Simplemente, pruébalo y verás como no te decepciona.
Eso sí, en Xbox 360 te va a ser difícil encontrarlo en formato físico dada su antigüedad. Otra opción es descargarlo directamente desde la tienda de Xbox live, aunque no me parece lo más recomendable debido a su elevado, e inexplicable, precio de 19,99€. La mejor alternativa actualmente para hacerse con él es la versión PC, que sí se puede pillar por una cantidad más acorde con sus años en varias plataformas de distribución digital.
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