«Canabalt es indie, es gratis y es un juegaco de impresión, lo tiene todo para merecer una cabecera en esta santa casa.» 99 Red Potions
Con estas líneas que le dedican al juego en 99 Red Potions a ver quién es el guapo que se resiste a echarle el guante. Pero… ¿merece la pena? ¡Vaya si la merece!
Canabalt, Canabalt, Canabalt… Desde que tuve a bien empezar a viciar con esta pequeña joya resuena su nombre en mis sueños cada noche… Un apartado artístico en escala de grises que rebosa amor por el píxel en cada frame, seguramente nos encontramos con las palomas ochobiteras más espectaculares de la historia. En tiempos en los que millones de polígonos hechos a base de motores imposibles dicen poco, esta pequeña paleta de colores y este personaje al más puro estilo Reservoir Dogs surcando los edificios industriales de una gran urbe, ponen a uno ojiplático.
Algo que nos persigue, edificios que se desploman, vibraciones, naves sobrevolando el cielo, misiles… Algo terrible está pasando en la ciudad, todo se viene abajo y solo una salida, correr, correr como alma que lleva el diablo, romper vidrieras, saltar, esquivar cajas… pero correr al fin y al cabo. Esto es Canabalt, tan simple y tan complejo. Una sensación de velocidad trepidante y pura adicción, no sé si esto es exactamente diversión, pero tampoco me importa, se que en cuanto tengo 5 minutos solo pienso en ponerme a correr como un descosido a toda velocidad. Solo me consuela escuchar el tap, tap, tap de los pies del personaje contra el asfalto.
Es una mecánica sencilla, pero a prueba de bomba. Se juegue en la plataforma que se juegue no existe fisura de ningún tipo. Algo muy a destacar es que los niveles se presentan de manera aleatoria, con lo que rompe con esa tendencia a la metodología, al arte memorizar presente en miles de juegos como Super Meat Boy, que personalmente me termina por resultar tediosa.
Lo más brutal es que Canabalt sin decir nada, sin un intro, sin un subtítulo de historia, sin nada, termina por presentarse como un planteamiento absorbente. Joder, es un arcade, consiste en saltar, es más, se juega con una sola tecla, pero aún así no quiero hacer otra cosa.
El juego está disponible al menos en su web, en Kongregate con sus respectivos logros, en los Minis de PSN, en Itunes y en Android, más posibilidades, imposible. Yo comencé jugando en Kongregate, pero me pareció tan brutal que me sentía culpable jugando sin compensar a los creadores por lo que pague 2 eurillos por el Mini, deciros que las versiones son exactamente iguales.
Todo en Canabalt funciona a la perfección, todo se muestra cuidado al detalle. ¿Ésto es un análisis? Para nada. Si fuera un análisis tendría que ponerle nota y una experiencia como esta está por encima de la valoración numérica que pueda darle, que a fin de cuentas no vale nada. ¡Pruébalo!