Si no te quedaba patente que padre e hijo eran bien diferentes, Boruto: Naruto Next Generation 54 lo dejará muy claro. Y el que sale perdiendo es, cómo no, Boruto.
Ver el capítulo de Boruto: Naruto Next Generation 54 y pensar en esa frase tan de yayo de «yo a tu edad [inserte aquí barbaridad generacional]» es un par sin separación. Entre Boruto y Naruto hay mucha diferencia, pero no se queda simplemente en el talento que tiene o tenía cada uno a esa edad. También tiene que ver con la actitud frente a los problemas de la vida.
Lo que pasa es que, pese a ser el protagonista, el que sale perdiendo en todo esto es el hijo del Hokage. ¿Cuánto tardará en darse cuenta de su error?
Un protagonista que no es ni héroe ni antihéroe
Poco a poco hemos visto cómo Boruto se ha mostrado como un tipo de personaje un poco extraño. Si bien es cierto que, a su edad, Naruto era un bala perdida aunque con buenas intenciones, su hijo no lo es menos. Lo que pasa es que ambos usan una forma de conseguir sus metas muy diferente.
El primero lo confiaba todo a su esfuerzo, sobre todo porque tenía poco talento, y a su persistencia. Pero el segundo lo deja todo en manos de su habilidad innata. El problema de esto es que esa habilidad, si no se entrena, tiene un límite. Y por lo que parece, Boruto no está acostumbrado a esforzarse para lograr algo. Así que cuando esos límites aparecen, se frustra y busca el camino más fácil para llegar a su meta.
No hablo de que Boruto sea un antihéroe. No se trata de un justiciero oscuro como lo fue en su momento Sasuke. Pero tampoco es el caballero de brillante armadura y paladín del reino, como lo era Naruto.
Es una mezcla de ambos y, como buen adolescente que ha crecido en una época de paz, no sabe apreciar lo que tiene. Da por hecho que se lo merece y de que él lo vale. Pero no puede ver el esfuerzo y el camino que hay detrás de todo lo que tiene su padre. Y no, no me refiero a los capítulos de relleno de Naruto y Naruto Shippuden. Eso es un mal que sufrimos todos y que algún día olvidaremos.
Por todo esto, Boruto es un protagonista imperfecto. Es un niño que, al igual que Naruto, tiene que evolucionar. Tiene que aprender. Sin embargo, a este lo veo más puñetero que a su padre. Lo veo más pasota, más egoista y más «milenial», por así decirlo.
No le importa ser ninja ni trabajar en equipo, solo quiere lucirse. No quiere entrenar, pero quiere hacer las mejores técnicas. Quiere que su padre le reconozca, pero no es capaz de esforzarse… Se nota que el camino que le queda por delante es mucho más que aprender técnica tras técnica.
La maquinaria se ha puesto en marcha
Aprovechando todo este lío de desgaste de Boruto, aparece en escena el elemento de la tecnología. La ayuda externa para usar técnicas sin esfuerzo alguno. Algo que muchos agradecerían pero que, como ya os supondréis, le quita un importante punto de esfuerzo, aprendizaje y valor añadido al entrenamiento.
Desde que se presentó este científico loco, ha habido algo en él que no terminaba de cuadrar. No se le ve con malas intenciones, pero tras lo que vimos la semana pasada, es evidente que algo le ha ocurrido. ¿Estará presa bajo el control de alguien o habrá negociado con el intruso y está desobedeciendo al Hokage deliberadamente?
Sea como sea es la enésima vez que vemos el enfrentamiento de la tecnología vs lo natural. Aunque, al menos, esta vez se orienta un poco mejor y no lo vemos como que es malo porque sí. En este sentido el anime nos está dejando ver que sin esfuerzo no hay recompensa. Y que hacer el vago no ayuda demasiado.
Un poco de acción
Lo otro que sí que ha gustado en este capítulo ha sido, cómo no, la primera pelea de Sasuke en condiciones. Ya la vimos en la película, por supuesto, pero en el anime ha quedado bastante bien. De hecho, desde el arco de Naruto Gaiden no hemos visto una pelea tan bien animada y rápida. Y hablo de la de Sakura contra Shin.
No ha sido el elemento principal del capítulo, desde luego. Pero ha servido para que toda la parafernalia del entrenamiento de Boruto con el rasengan no se nos haga tan tediosa y pesada.
Cierto y verdad es que Naruto tardó muchísimo más. Pero también lo es que nuestro querido Jiraiya fue mucho más carismático que Konohamaru a la hora de enseñar cómo se hace un rasengan. Pero bueno, se agradece que no se les haya ido la olla y nos hayan hecho ver tres capítulos de entrenamiento.
Es increible que diga esto pero… estos episodios de Boruto, pese a ser un casi calco de la película, me están gustando. No me lo creo ni yo.