Crítica de Boruto: Naruto Next Generation 35

El capítulo de esta semana abre un nuevo arco. Boruto: Naruto Next Generation 35 se enfila hacia el final de temporada con el examen de fondo.

No, culpables. Ni nos habíamos olvidado ni íbamos a dejar de hablar de este anime. Ha sido por problemas de salud de un servidor por lo que ha habido este pequeño parón, pero ya estamos aquí para hablar de Boruto: Naruto Next Generation 35. Y para variar, esta vez hablaré bien de él.

Y es que fijaos que en un capítulo en el que no pasa casi nada y la acción es muy tranquila me lo he pasado mejor que en los de acción «supuestamente frenética». ¿Por qué será?

El fin de temporada se acerca

Tras el final de la saga de la Aldea de la Niebla, parecía que íbamos a ver una serie de capítulos sosetes y de «relleno». Bueno, eso si dejamos de lado que todo esto es relleno porque no aparece en el manga. Sin embargo, dada la importancia que le están dando y cómo se desarrollan los acontecimientos, parece que lo que tenemos entre manos es una nueva «mini saga». O algo así.

 

Evidentemente hacemos referencia al examen de graduación de la academia. Ese del que llevan hablando un par de semanas y que nos trae un poco de cabeza porque no sabemos qué es. Ese mismo.

Pues bien. Lo tenemos ya aquí delante nuestra. Y parece que nos va a acompañar hasta el final de temporada. Es decir, durante tres capitulillos más mínimo.

Y es que, si habéis echado una ojeada al manga de Boruto, lo que aparece en él ni si quiera se ha visto en el anime aún. Es decir, la historia comienza con el equipo de Boruto ya formado y eso, queridos culpables, aún no ha pasado en la serie animada.  Un poco triste a estas alturas de la vida, pero bueno. No se puede decir que Boruto no siga los pasos de su predecesora… al menos en cuanto a relleno se refiere.

Así pues, nos esperan, según mis cálculos, un par de episodios de examen y uno de epílogo para cerrar la temporada. A ver si es así o no al final.

Un capítulo muy relajado pero interesante

Si hay algo que me gusta de esta serie (y es poco) son estos momentos en los que vemos a los personajes desarrollarse. O al menos mostrarse cómo son y qué quieren.

Cierto y verdad es que algunos de ellos son más planos que una sopa de agua con agua, pero no me refiero a ellos. Me centro más en aquellos personajes un poco más principales. Boruto, Mitsuki, Sarada e incluso alguno que otro de los secundarios.

Es un poco frustrante ver cómo para Shikadai todo es un «fastidio», que Inojin solo quiere dibujar y sacarle provecho o que Denki solo quiere seguir los pasos de Boruto. Entiendo que estamos en un mundo en paz, pero aún así, os recuerdo que están preparando a sus hijos menores de edad para misiones de guerra. Que no se os olvide este detallito sin importancia. Por cierto, detalle que me hace «mucha gracia».

 

Pero dejando de lado a estos personajes, cuando llegamos a Boruto, Sarada y Mitsuki, la cosa cambia. Y bastante. Vemos que son personajes un poco más elaborados y con más aspiraciones. Si bien Boruto solo quiere pasárselo bien, le vemos metido en un mar de dudas acerca de su futuro. ¿Por qué quiere ser ninja? ¿Quiere serlo de verdad?

Sarada, por su parte, aún tiene mucho que aprender, pero empieza a entender lo que significa ser Hokage. Y Mitsuki… bueno. Ya sabemos a ciencia cierta de dónde sale y aunque sus aspiraciones son un poco ambiguas, es cierto y verdad que su relación con Boruto le ha cambiado.

El futuro de la aldea

Pese a todo, cuando uno piensa que la historia se está volviendo muy ñoña y que eso de hacer un ejército de niños ninja para la guerra es como hacer panaderos, nos sorprende. Y de pronto aparece Kakashi para decir que se va a poner las pilas porque «esos motivos no son razonables». ¡Olé tus máscaras, Kakashi!

Ya era hora de que alguien le pusiese algo de sentido a esta locura. Lo repetiré mil veces, culpables. Son niños. Están entrenando con cuchillos y técnicas asesinas. ¡Y se lo toman como el que va a clase de historia! Es un poco contradictorio, hasta para un mundo en paz. Y además, va en contra de casi todo principio ninja. Ni son disciplinados, ni luchadores ni nada que se les parezca.

 

Quizás ese sea el gran problema del anime a estas alturas. Que nos intenta presentar un estilo de vida que no tiene nada que ver con la realidad a la que hace referencia. No pido sangre a borbotones y sé que es un anime más o menos infantil. Pero… leches, que se pasan de la raya.

Por cierto. No sé si os habréis dado cuenta pero después de chorrocientos capítulos hemos visto, por fin, la cara al completo de Kakashi. Aunque sea un poco pintado y maquillado. Pero desde ese episodio 101 de Naruto hemos estado esperando para verla.