Himawari nos levanta la moral a todos los espectadores del anime. Pero Boruto: Naruto Next Generation 32 no nos da el giro que necesitamos.
El guión se sigue cumpliendo en Boruto: Naruto Next Generation 32. El final de saga llega como un epílogo de la misma forma que terminó la saga del Ghost. Y lo hace de una forma un poco tosca y sin alicientes.
El único que encontramos es la aparición de nuestra querida Himawari que, ya que estamos, podría haber sacado el Byakugan y meterle de leches a Boruto. No es que le tenga particular odio al muchacho, pero o cambian las cosas o un menda se va a desenganchar muy rápido.
Fin de saga
Tal y como pasó con la primera de las tramas de Boruto, esta de la aldea de la Niebla llega por fin a su final. Empezó de forma interesante, pero acabó de la peor manera posible. El epílogo solamente arregla las cosas un poco mostrándonos un día a día de la vida del protagonista, y un par de detalles más acerca de la relación con su futuro equipo.
Nada nuevo bajo el sol y nada interesante en el horizonte, además. La semana que viene parece que entraremos en una dinámica de episodios sueltos en la que iremos viendo un poco más de los personajes secundarios.
El menda presente se esperaba que Kagura se presentase en Konoha para fortalecer los vínculos con la aldea y, de paso, aprovechar más al personaje. Esto habría metido a un aliciente más a la hora de plantearnos tramas en el futuro. Pero tal y como apareció, el ojirrosa se va a quitar un tiempo de escena. Y esto me recuerda bastante a otra cosa similar que pasó en su momento en Naruto: la saga de Gaara.
Así pues, seguimos sin la originalidad que esperamos de este anime a la espera de que, de una puñetera vez, se metan con el manga. Que, como os he repetido mil veces, esto aún es oficialmente «relleno». Bueno, menos la saga de Naruto Gaiden.
¿Pero es que nadie vigila a Orochimaru?
Hay otra cosa que no me termina de cuadrar. Vale que el mundo de Naruto y Boruto es un mundo ninja de flores rosas y unicornios. Vale que el amor y la fraternidad son los pilares básicos de estos guerreros, a diferencia de lo que son en la realidad. O fueron. Aunque seguro que quedan ninjas de verdad ahí fuera.
Pero es que algunas cosas rozan el ridículo. Primero, Kagura evidentemente debería de recibir castigo. Por no decir tratamiento psicológico por esa doble personalidad que tiene. Pero es que lo de Orochimaru no tienen nombre. Que a sabiendas de lo que ha hecho el tío, de cómo ha sobrevivido y de la que puede liar … le dejan seguir con sus experimentos. ¡Que ha vuelto a cambiar de cuerpo! Que eso significa que o ha matado a alguien o lo ha expulsado de su cuerpo original. Y nada, todos tan panchos.
Además, parece que tiene movilidad absoluta a lo largo y ancho del territorio. Ya que aunque él no salga de su laboratorio, los otros sí que pueden hacerlo. Ya hemos visto a Karen y a Shisui dándose paseos por ahí. ¿Es que no los vigilan? ¿Es que de verdad son tan inútiles que no tienen mil ojos sobre él?
En serio, esto me exaspera. Me voy a presentar a Hokage, y ganaré solo por ser más listo que ellos. En serio.
El futuro del anime
No es un secreto que Boruto: Naruto Next Generation me está decepcionando enormemente. Y por lo que me comentáis por redes sociales, la percepción es la misma.
El anime no va así a ningún lado y hace aguas por todas partes. Están tirando de ideas tontas y malas para seguir alargando todo lo posible el chicle. Y llevamos ya 32 semanas con él y sigue sin haber atisbo de mejora.
Las sagas son insulsas, los métodos de Boruto idem, y la idea de meter recuerdos de gente poderosa u objetos legendarios solo hace que el resultado final sea más cutre. Ya pueden haber preparado una buena saga detrás de esta porque si no me voy a desenganchar de una vez por todas.
Y es que no, queridos amigos, Boruto no va bien. Con Naruto estuve enganchado desde el principio. Pero esto… No sé. Creo que ahora mismo está al nivel de The Reflection. Y mira que no pude ni tragarme seis de los doce capítulos que componen el anime…