Que Taito tiene una relación más que especial con las salas arcade es algo que todos deberíamos tener claro, así como que han sido los responsables de traernos algunas de las recreativas más rarunas del mercado. Aunque en este caso particular nos vamos a quedar con la alianza que hicieron con Valve y a través de la cual hicieron que pudieran disfrutar en Japón (hay cosas que nunca cambiarán) de Left 4 Dead Survivors.
Uno de los aspectos más notables de esta conversión a recreativa es que no es una mera adaptación si no que se trata de una entrega más de la saga. Tratándose de un juego bajo perspectiva FPS es fácil que nos imaginemos que nos vamos a encontrar ante un nuevo shooter on rails, que sí, que también son muy divertidos, pero llega un momento que la falta de innovación en el género hace que jugar a un nuevo juego de este estilo se convierta en algo tedioso. Pero tranquilos, que se ha mantenido “intacta” la jugabilidad para la ocasión. El desarrollo por supuesto será bastante lineal, como en cualquier otro juego, pero no será el propio juego quien “nos moverá” y seremos nosotros mismos quienes debamos ir avanzando.
Pero oye, puede que todo esto no sea tan buena señal como pueda parecer. Que esta versión recreativa sea más de lo mismo también puede suponer una falta de variedad y de innovación si no encontramos ninguna diferencia con las versiones que ya pudimos jugar en casa.
Afortunadamente el juego tiene ciertos matices que lo diferencian algo respecto de lo que ya conocíamos. El hecho de que Taito esté detrás del desarrollo se deja notar bastante, sobre todo en ese toque made in Japan que emana la atmósfera del juego. Más misteriosa, más agobiante… mucho más al estilo del terror japonés, lo cual se ve ayudado por la música y por ese agobio que saben transmitir los japoneses en su doblajes.
Pero bueno, al final la fórmula sí que es un poco “más de lo mismo”. Correr y disparar a todo zombi que se nos ponga por delante, y no serán precisamente pocos.
El aspecto gráfico no es que sea precisamente espectacular ni para tirar cohetes, pero cumple a la perfección su cometido sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de enemigos que podremos llegar a encontrarnos en pantalla sin que el juego llegue a resentirse. En escenarios cerrados podremos llegar a encontrarnos un gran nivel de detalle en ciertos elementos pero como norma hay cierto abuso de la niebla, elemento que no queda muy claro si su finalidad es dotar de cierta atmósfera de misterio al juego o tapar las limitaciones técnico-gráficas del juego.
Uno de los aspectos más interesantes de Left 4 Dead es sin duda la cooperación entre los cuatro personajes, un concepto perfectamente adaptable en los salones recreativos. El mueble de la máquina está compuesto por la típica configuración de cuatro módulos con su botonera y su pantalla cada uno. De este modo hasta cuatro jugadores podrán encarnar a los cuatro supervivientes de la aventura.
Cada uno podrá ir libremente por donde quiera pasando de lo que hagan los demás, pero quien haga eso pronto se dará cuenta de su error. Como en las versiones domésticas la cooperación es un pilar fundamental de la jugabilidad. Habrá momentos en que el argumento o la situación nos obligue a separarnos del grupo, pero habrá muchos momentos en los que la cooperación de varios (o incluso de todos) personajes será factor clave para poder seguir avanzando. En otros casos el rol de lobo solitario será simplemente un suicidio porque no es que sea muy buena idea eso de enfrentarse en solitario a una horda de zombis rabiosos y demás seres con sed de sangre.
Y es que si por lo que sea todavía albergáis alguna duda al respecto de este título sólo os diré que uno de sus eslóganes promocionales es “4 vs 1000”, aunque seguramente será una forma de hablar porque yo creo que cada jugador puede tocar a más de 250 zombis en cada partida. Si os gusta masacrar zombis rápidos, puñeteros y traicioneros con todo tipo de armas blancas, de fuego, palancas, motosierras o con cualquier objeto contundente, con este juego disfrutaréis como enanos. O disfrutaríais, ya que a día de hoy es difícil encontrarlo fuera de Japón.