Hasta ahora, he procurado escribir sobre arcades míticos de las salas recreativas, pero hoy escribo de un auténtico CLÁSICO. Sí, con mayúsculas.
Se trata del mítico Pang!, uno de los arcades más adictivos y simples que podamos imaginar. Sí, ya sé que esta afirmación ya la he usado en algún Bit’em Up anterior, pero es que este juego lo podríamos definir como adictivamente simplista.
En primer lugar, como buen arcade de la vieja escuela, olvidémonos del argumento. Aquí lo que importa es hacer nuestro trabajo, y cuanto más rápido, mejor. El por qué tenemos que hacerlo, no es que sea secundario, es que no importa en absoluto. Y es que, la jugabilidad, prima sobre todos los demás aspectos del juego.
El único argumento que tiene el juego, y por llamarlo de algún modo, sería más bien una especie de hilo conductor. O al menos, es lo que yo recuerdo.
Se trata de un mapamundi que recorreremos visitando varias de las ciudades más importantes del mundo. Usando una avioneta para ir de una a otra. Estas escenas, por otro lado, nos servirán de descanso durante el juego.
Cada ciudad que visitemos, representará cada una de las fases que jugaremos, habiendo varias rondas en cada fase. El todas las fases, los fondos del escenario muestran el monumento más típico de cada ciudad, como por ejemplo el Monte Fuji de Tokyo o La Sagrada Familia de Barcelona.
La jugabilidad en sí, es de lo más sencillo que podamos imaginar pero no por ello es fácil. El ritmo es bastante endiablaoa durante todo el juego, y más, según progresemos.
Pang nos muestra a una pareja de hermanos (por aquello de poder jugar a dobles) que tienen que destruir una bolas que rebotan por el escenario. Cada vez que disparemos a esas bolas, en vez de desaparecer, explotarán, surgiendo dos bolas más pequeñas, y así, consecutivamente hasta llegar al tamaño de bola más pequeño, que al dispararle, desaparecerá completamente. Por supuesto, el objetivo del juego es el de eliminar todas esas bolas de cada escenario.
Para ello, contamos con una “pistola gancho”, la cual, mientras no choque con ninguna bola, llegará hasta el techo.
Durante nuestra aventura, dispondremos de varios power-ups que nos ayudarán, o tal vez no, en nuestra aventura.
A esto, hay que sumarle que según progresemos nos encontraremos con obstáculos. Algunos de ellos son destruibles disparándoles, no obstante, sean destruibles o no, están ahí para fastidiarnos. Ya que, su principal función será la de hacer rebotar las bolas, dejándonos vendidos en más de una ocasión.
Y por último, comentar brevemente algo sobre el apartado gráfico del juego. El cual, a pesar de ser bastante simplista, cumple bastante bien su cometido. Un juego sencillo, unos gráficos sencillos. Sin duda, estos tipos de juegos, no precisan de unos gráficos espectaculares, si no resultones. Y desde luego, lo son.
Así que, ya sabéis, tened cuidado cuando salgáis a la calle, y echad un ojo al cielo, no vaya a ser que os caiga una bola. Tened a punto vuestra “pistola gancho”.
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