Lo sé, Tiny Toon Adventures 2 Trouble in Wackyland puede que no sea uno de los juegos que ha marcado un hito en el sector, pero sí que tiene un significado muy importante dentro del catálogo de NES. Este juego realizado por Konami fue de los últimos en ser publicados para la 8 bits de Nintendo. No me atrevo a afirmar que fuese el último porque no he podido comprobarlo fehacientemente, pero sí que puedo confirmar que fue una de ultimísimas novedades de esta gran consola.
Por si no lo teníais claro, el juego está basado íntegramente en el universo de los Tiny Toon, esa especie de versión infantil y modernizada de los Looney Tunes. No confundir con la versión de bebés de los “tunes” originales. Los personajes de Tiny Toon se supone que son los sobrinos de personajes como Bugs Bunny, el gato Silvestre, Porky, el pato Lucas o el demonio de Tazmania entre otros. Ya sabéis que hijos no, pero los personajes de dibujos animados tienen sobrinos a patadas.
Esta ambientación condiciona claramente el estilo gráfico del juego. No sólo por la inclusión de los personajes, si no también porque los escenarios están diseñados tal y como si hubieran sido sacados de un capítulo de los Tiny Toon.
El argumento del juego es bastante simplón, aunque suficiente como excusa para las diferencias que hay dentro del juego. Un admirador secreto nos ha enviado una invitación para acudir a un parque de atracciones. Lo malo es que ese admirador no es otro que Max Montana, archienemigo de nuestros protagonistas, que ha llenado el parque de atracciones de trampas y enemigos.
El parque en cuestión se llama Wackyland, de ahí el sobrenombre del juego, que está dividido en varias secciones, es decir, pantallas. La gracia está en que la jugabilidad de cada pantalla es totalmente distinta al del resto, haciendo que el juego sea más que interesante.
Además de las pantallas jugables, hay una pantalla llamada Ticket Booth (lo que vendría siendo la taquilla) donde podremos ir cambiando los puntos que tengamos por tickets. Estos serán necesarios para poder acceder a las pantallas, ya que en realidad serán atracciones por las que deberemos pagar para poder subirnos a ellas.
Train
Esta pantalla está basada en un tren, el chispita o el de la bruja, a saber. Controlando el cerdito Hampton nos encontramos con el escenario más plataformero, aunque sea con scroll automático. El desarrollo de la acción transcurre sobre el techo de los vagones del tren. Las habilidades de las que disponemos son salto y ataque, que consisten en un tripazo de Hampton. Con estas dos acciones deberemos evitar obstáculos, principalmente señales ferroviarias, y derrotar enemigos.
También tiene un curioso efecto gráfico: cada vez que entremos y salgamos de un túnel, la paleta de colores sufrirá una transición de luz a oscuridad y viceversa, que sin ser exageradamente espectacular, deja claro el buen hacer de Konami en el juego.
High Speed Log Ride
Pantalla acuática en la que controlaremos al gato Furrball. Supongo que la elección de este personaje en este tipo de ambientación se debe al tópico de que los gatos temen el agua.
La habilidad principal, y única, que podremos realizar es el salto. La acción nos sitúa sobre un tronco que es movido por la corriente acuática por rectas y todo tipo de cuestas y pendientes. Gracias al salto podremos evitar todos los obstáculos y enemigos que saltan desde el agua o que nos atacan desde el aire (como las ranas), ya que no podemos atacar en ningún momento.
Roller Coaster
Al estar ambientado el juego en un parque de atracciones, no podía faltar una pantalla ambientada en una montaña rusa. En este caso controlaremos a Babs Bunny que, subida en una plataforma que hace las veces de coche de montaña rusa, deberá esquivar, ya no tanto obstáculos, si no el diseño arquitectónico de una fase digna de Calatraba.
Además del salto, disponemos de otra acción que consiste en dejar boca abajo la plataforma. Con ese juego en la plataforma, además de esquivar cualquier cosa que se nos ponga por delante (y que si no lo esquivamos nos restará vida), también podremos recolectar los objetos que están repartidos por la pantalla.
Bumper cars
Los autos de choque tampoco podían faltar. Controlando al pato Plucky nos montaremos en uno de esos coches con los que todos hemos disfrutado en las ferias de nuestra localidad, pero desde una perspectiva bastante particular. Toda esta pantalla se parece más a un pinball que a la típica atracción que imita. La acción se dispone desde un punto de vista cenital, y a excepción de los flippers y de la típica bola, encontraremos todo los elementos típicos de la máquina del millón.
Además de intentar conseguir toda la cantidad posible de puntos rebotando por paredes y chocando contra los marcadores, nos encontraremos con enemigos que también irán en su auto de choque. Nuestro objetivo en ese caso es empujarlos hasta conseguir hacerles caer por el agujero que hay en cada fase, y que en algunas tendremos que buscar concienzudamente. Para ayudarnos a empujar a los enemigos, y para rebotar y conseguir puntos, tan sólo disponemos de una acción posible. Podríamos decir que es una especie de embestida. Pulsando el botón de acción se irá rellenando una barra de energía que al llegar a su límite hace que cojamos impulso. Por supuesto, los enemigos también tienen esta habilidad e intentarán que seamos nosotros los que nos colemos por el agujero.
Fun house
La última pantalla de todas, y en la que controlaremos a Buster Bunny. Para poder acceder a ella deberemos encontrar los cuatro tickets dorados (uno por pantalla) o bien conseguir tickets normales suficientes, cincuenta en total. Y creedme que es difícil conseguir tantos.
Esta pantalla, sí que sí, es totalmente plataformera. Además del salto, también podremos atacar, en este caso dando una especie de voltereta con patada voladora. Como veis, nada novedoso en el sistema del juego.
La ambientación de la pantalla es la de un tétrico castillo. Tan tétrico que a falta de zombies, vampiros y demás seres mitológicos, podríamos estar dentro del mismísimo Castlevania (es lo que tiene que el juego sea made in Konami). Esto les sirvió de excusa para que en determinadas zonas la luz se apague y no veamos los vacíos que tenemos delante, ni los enemigos…
Y como no, al final del castillo, en todo lo alto de su tejado, nos estará esperando Max Montana para ser derrotado por nuestras habilidosas manos.
Sin ser el juego más espectacular de NES, sí que es más interesante que su predecesor, un plataformas puro y duro. La variedad jugable de esta segunda parte, es más que interesante, y sobre todo divertida. Y como no, ser de los últimos juegos publicados también tiene su mérito.
¡Eso es to…! ¡Eso es to…! ¡Eso es todo amigos!